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Actuando de buena fe

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Actuando de buena fe

Buena Fe

Como actuando de buena fe, llegamos a recibir, hasta más de lo que necesitamos

 

Nuestra historia habla de El Baal Shem Tov, quien tenía, entre sus  discípulos, a uno muy particular,  llamado José y al que su Mala Inclinación le indujo a robar.

En alguna ocasión este José no pudo sobreponerse a la atracción de robar, y por la noche, cuando toda la ciudad dormía, salió de su casa dirigiéndose a la lujosa residencia de una dama, muy acaudalada, llamada Sara, la cual estaba ubicada en uno de los extremos de la ciudad.

 

Sara, era  a su vez, la hija única de un hombre muy rico, que no hacía mucho tiempo había falleció, y debido a que no tuvo más hijos, recibió, de él, todos sus bienes.

 

José, esa noche,  llegó a la entrada de la propiedad, encontrando que el portal estaba abierto, el guardián estaba durmiendo, y los perros parecían recibirlo muy amablemente, porque movían alegremente sus colas, sin ningún gesto adicional…

José siguió caminando hasta la entrada principal de la residencia, encontrando que la puerta no estaba cerrada, y además, ninguno de los empleados estaba en los alrededores…

 

Nuestro hombre entró, observó con gran asombro la abundancia y las riquezas que allí había; sin detener sus pasos, llegó a un lujoso salón, donde se encontraba la caja de caudales.

Nuevamente se sorprendió al encontrarla completamente abierta, y, en su interior, dinero, lingotes de oro, joyas y piedras preciosas.

 

José estaba perplejo: todo le había resultado muy fácil hasta el momento, como si hubiese tenido ayuda del Cielo.

 

José pensó: ¿Por qué todo me ha salido tan fácil?

Es como si todas estas riquezas fueran mías, y lo único que tengo que hacer es tomarlas sin ningún obstáculo, para poder disfrutarlas…

Todo parecía como si los billetes, el oro y las joyas, lo estuvieran llamando y diciéndole: ¡José! Somos tuyos, llévanos…

 

Mucho tiempo estuvo José contemplando y suspirando, hasta que un pensamiento le vino a la mente:

Si todo esto que observo, es verdaderamente mío, llegará a mis manos en forma completamente permitida.

A lo que también pensó: ¿Si es así, por qué debo tomarla en forma prohibida, transgrediendo la voluntad del Creador?

 

Luego de ello sintió un gran temor.

Percibió un gran riesgo y un  gran peligro a su alrededor, y gritó, desde dentro de su corazón: ¡Amo del universo, sálvame! Después de ello salió, rápidamente de esta casa, sin llevarse nada.

 

Al día siguiente, después de haber pasado un largo día de arrepentimiento, vergüenza y llanto frente al Creador para que le perdone su voluntad de robar, recibió un mensaje de su maestro…

El Báal Shem Tov,  era quien lo llamaba para que se presentara, lo más pronto posible.

 

Cuando llegó José donde su maestro, estaba lleno de miedo y vergüenza, porque estaba completamente seguro, que,  Baal Shem Tov había visto, con su Inspiración Divina, todas sus acciones.

¡José!, Dijo el Baal Shem Tov, «Ayer vino a mí, Sara, ¿Sabes quién es ella?»

 

¡Por supuesto maestro, todo el  mundo en este pueblo sabe quién es ella! Dijo José. El se encontraba temeroso de lo que pudiera decirle su maestro.

 

Baal Shem Tov le dijo, Como tu bien sabes, Sara es hija única, y, su padre,  antes de fallecer, me pidió que cuidara y supervisara cada uno de sus asuntos:¡ que la cuide y me preocupe por ella, como si fuera mi hija!

 

José, mientras escuchaba sus palabras, no hacía más que temblar.

 

El Baal Shem Tov  continuó diciendo: Sara  vino a mí, y me pidió que le encuentre un novio.

Su voluntad es que el novio sea un erudito de la Torá, que se ocupe solamente del estudio y del servicio a Adonai.

Ella no quiere que intervenga en sus negocios y propiedades, sino que se dedique a estudiar, sin ninguna interrupción, y que no tenga nada que ver con las cosas materiales de este mundo…

Ella misma es suficientemente hábil para dirigirlo todo, es una mujer virtuosa y experimentada en los negocios de su padre.

Entonces…

Es por ello, dijo el  Baal Shem Tov, que en medio de mis oraciones, el Todopoderoso me sugirió que te escogiera a ti,  para que te cases con ella, porque ustedes son la pareja perfecta.

Si estás de acuerdo, ve  a prepararte para la boda, ya que mi intención es que se realice sin mucha demora.

José salió, de la casa de su maestro, sintiendo su cabeza agitada.

Se sentó en un banco cercano, y, mentalmente recorrió los últimos acontecimientos, quedando impresionado por la misericordia del Creador.

Estuvo pensando lo que hubiera pasado si hubiera cumplido con el robo…

Porque muy seguramente, en lugar de poderse dedicar al estudio de la Torá y la plegaria, hubiera tenido que esconderse, escapándose hacia otro lugar lejano, y, muy probablemente también habría abandonado el camino de la fe y de la Torá…

 

José agradeció con lágrimas al Creador por Su misericordia y por Su ayuda para hacerlo triunfar en la prueba…

Porque vio, con sus propios ojos, que tenía ya un camino preparado, y   lo único que tenía que hacer era, actuando de buena fe, en su momento, recibirá las bendiciones,  de la manera correcta.

 

Extraído del libro «En el Jardín de la Fe» por Rabi Shalom Arush

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Max Stroh Kaufman

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