El día del Juicio
En el judaísmo se nos enseña que Yom Kipur, es el día en el cual se sella el destino de cada ser humano: sin embargo, encontramos en la literatura, una costumbre de algunas comunidades judías de celebrar un Yom Kipur Katán, cada víspera de principio de mes, en el cual se ora por el perdón de los errores cometidos en el mes inmediatamente anterior y pedir por un buen mes por venir, cuya razón de ser, es la de hacer teshuvá, en forma periódica, durante todo el año, y por consiguiente nos anima, a hacer constantemente un jeshbón ha néfesh, o sea, un proceso de búsqueda o contabilidad interior, para mejorarnos a nosotros mismos, y con ello, cualquier destino que tengamos sellado, pueda ser alterado.
Sin embargo, encontramos en el Talmud otra enseñanza: El hombre es juzgado cada uno y todos los días de su vida (Rosh Hoshana 16)
¿Cómo es esto posible?
Lo encontramos con una historia del Baal Shem Tov, quien en una ocasión le pregunta a un aguatero: ¿Cómo le va a usted, Chaikel? Le preguntó. ¿Qué puedo decir? Respondió Chaikel. «En mi vejez, todavía tengo que ganar mi escaso pan con un trabajo agotador.»
Con esta respuestas, el Baal Shem Tov le enseñó a sus discípulos que tuvieran muy presente las palabras con que contestó Chaikel.
Varios días después, el aguatero pasó de nuevo por la Yeshiva de Baal Shem Tov: Este le preguntó, nuevamente, cómo le iban en sus cosas. «Gracias a Dios bien «, respondió Chaikel diciendo: «si a mi edad todavía soy capaz de ir, colina arriba, por el agua que surto, no tengo ningún motivo por el cual deba quejarme»
El Baal Shem Tov le dijo, nuevamente, a sus discípulos: » Aprendan de ambas afirmaciones, que nos ha dejado Chaikel, porque ellas son verdades talmúdicas: Si en Rosh Hashaná, se decretó que Chaikel fuera un aguatero este año, la forma de cómo Chaikel reaccione a este decreto, puede variar de día a día» y esto, está siendo juzgado, día a día, por el Todopoderoso, quien le permite continuar con lo que fue decretado.
Somos responsables de nuestros actos y de nuestras obras; haciendo un recuento de ellos, aprenderemos a ver lo que hacemos mal, para que, de una forma sincera, intentemos hacer las cosas cada vez mejor. Siendo juzgados entonces cada día, el Eterno borra la memoria de nuestros malos actos y sus consecuencias
Dice la Torá:
Números 5:5-7 Y habló el Eterno a Moshé, diciendo: Di a los hijos de Israel: Cuando algún hombre o mujer cometiere cualquier pecado de los (que suelen cometer los) hombres, prevaricando contra el Eterno, se tendrá por culpables a tales personas, y éstas confesarán el pecado que hubieren cometido, y restituirán íntegramente aquello en que hayan delinquido añadiendo la quinta parte sobre ello, y darán todo a aquél contra quien han cometido la culpa.
Vayedaber Adonai el Moshe lemor. Daber el benéi Israel ish o ishá ki yaasú mikól jatot haadam limól maál baAdonai veashmá hanéfesh hahí. Vehitvadú et jatatám asher asú veheshiv et ashamó beroshó vajamishitó yoséf aláv venatán laasher ashám lo.
¿Cómo confesar? Se puede utilizar la siguiente oración: «Ruego a Ti, oh Eterno, porque he pecado, he transgredido, cometí la maldad delante de ti haciendo lo siguiente: He aquí, me lamento y estoy avergonzado por mis actos, y prometo no volver a repetir este acto de nuevo… «
Estamos próximos a una fecha muy particular en la vida de cada judío: el Pesaj, fiesta de libertad, en la que acostumbramos a limpiar nuestras casas, para que limpiemos también nuestra mente, y que verifiquemos que no haya migas ni capas de suciedad que puedan estar cubriendo nuestra alma, y ello impida que ella brille, con toda su luz, y así podamos liberarnos de todas aquellas cosas que nos oprimen a diario, porque gracias a ello, somos juzgados a diario, y es El Eterno quien expía nuestros pecados, aún de una persona que pudo haber sido malo durante toda su vida, tal como está escrito en Yejezquel / Ezequiel 33:12, en donde se afirma que «la maldad del maligno no le hará tropezar el día en que se arrepiente de su maldad”.
07 de Abril de 2014 – 07 de Nissan de 5774