El poder de la Tefila. Leyenda Rabínica
Había una vez un gran rabino, que tenía muchos discípulos los cuales escuchaban atentamente cada una de sus palabras y a su vez, estaban atentos a cada una de sus enseñanzas, con el ferviente deseo de aprender cada día mas.
Una mañana, los estudiantes se sorprendieron al ver que su maestro no estaba en el desayuno.
Más tarde, ellos estaban muy conmocionados al descubrir que su maestro y rabino tampoco había venido a la clase.
Los estudiantes extrañaban a su maestro y se preguntaban que sucedía y dónde estaría.
Finalmente, ellos golpearon a su puerta, preguntándose qué le habría pasado a su amado maestro.
Los estudiantes en el instante en el que abrieron la puerta, se sorprendieron al encontrar a su rabino, aún con ropas de dormir, sentado en su cama, con una expresión deslumbrada en su rostro.
“Rabino”, le dijeron sus estudiantes, muy preocupados “ ¿Qué le sucedió? ¿Está enfermo? ¿Dónde estuvo todo el día?”.
El rabino miró detenidamente a cada uno de sus estudiantes y con un suave tono de voz, les explicó.
“Esta mañana, como todas las mañanas, me desperté e inmediatamente dije la plegaria sobre el despertar, aquella que hago todos los días diciendo: Te doy gracias a Ti, Rey viviente y Eterno… y me detuve cuando me di cuenta de las palabras con las que estaba orando.
¿Le agradezco a HaShem? Realmente: ¿Le… agradezco… a Adonai?
¿Se dan cuenta que tan gran privilegio es este, el de comunicarse con el Todopoderoso?
¡En ese instante me di cuenta de la fuerza de esta afirmación!
¡De lo poderosa que es la oración!
¡Y me he quedado sentado aquí, meditando sobre la grandeza de esto desde ese momento!”.
Realmente ese es el poder de la Tefila, la cual te hace vibrar todas las fibras de tu cuerpo con máxima emoción.
23 de Noviembre de 2017 – 05 de Kislev de 5778