Y Rogué – Vaetjanan
Continuando con su crítica al pueblo, Moshé le recordó cómo rogó a Hashem Su autorización para cruzar el río Yardén (Jordán).
El Eterno informó a Moshé que no podría avanzar más allá de la frontera del Jordán. Moshé relató:
«No exigí mi admisión por derecho por merecer el privilegio.
En su lugar, me postré humildemente ante Hashem y le rogué que me favoreciera por Su gran misericordia y benevolencia».
Recé:
«Amo del Universo, en Tu gracia prometiste responder las plegarias de todos, hasta de quien no lo merece».
Por favor, permíteme cruzar el Iardén para que pueda ver la Tierra buena donde el alma alcanza su máxima perfección.
Deseo ver Har Hamoriá (el monte sagrado donde Itzjak fuera atado al altar, el lugar donde en el futuro se asentará el Beit Hamikdash – Templo Sagardo) y rezar allí.
Permíteme ver el Beit Hamikdash mismo, la Casa sagrada donde se ofrecerán los sacrificios en redención por los pecados de los seres humanos. (Moshé mencionó la construcción del Beit Hamikdash pues, si hubiera conducido a los Judíos a la Tierra, el Templo final y eterno se habría construido de inmediato).
Moshé- respondió Hashem -te prometí que no conducirías al pueblo del otro lado del Yardén.
Al ver que El Todopoderoso continuaba enojado conmigo, recité los Trece Atributos de la Misericordia que El me había enseñado.
Si bien se había apaciguado, El me rechazó diciendo: «No puedo escucharte, pues hice dos juramentos: mueres allí en el desierto o destruyo Klal Israel.
¿Deseas vivir a expensas de la aniquilación del pueblo Judío?
Yo respondí, «Permite que mil Moshes perezcan en lugar de un solo Judío».
Imploré: «No pido ingresar como su lider, sino como un ciudadano común».
La respuesta de HaKadosh Baruj Hu fue: «Un rey no ingresa en calidad de persona privada».
Si no puedo ingresar con vida, al menos permite que mis restos sean enterrados allí; solicité.
Tus restos tampoco cruzarán el Iardén insistió el Altísimo.
Amo del Universo objeté. ¿Tendré menos privilegios que Iosef?
Yo fui quien, cuando dejamos Egipto, localice su féretro y me aseguré que sus restos fueran llevados a la Tierra Prometida.
¿No se hará lo mismo por mí?
HaShem respondió: «Iosef mereció ser enterrado en su Tierra porque reconoció su origen».
Durante su prisión en Egipto, reveló a sus compañeros de celda: «Fui capturado de la Tierra de los Hebreos,» aunque sabía que su revelación lo degradaría ante sus ojos.
Tú, sin embargo, negaste tu identidad. Cuando escuchaste a las hijas de Itró informar a su padre, «Un egipcio nos rescató en la fuente» no las corregiste de inmediato.
Quien no reconoce sus orígenes no será enterrado en esta Tierra.
Cuando me di cuenta que mis súplicas no tenían efecto, le puse argumentos enérgicos ante el Todopoderoso.
Amo del Universo- argumenté -¿por qué me impides ingresar a Eretz Israel?
Porque en las Aguas de Merivá llamé «rebeldes» a los Bnei Israel Tu mismo los llamaste así cuando declaraste: «Que la vara de Aharón sea preservada ante el arca de testimonio como señal contra los rebeldes» (Bamidbar / 17:25).
Cuando me di cuenta de la severidad de la promesa del Eterno me investí con bolsas y cenizas, tracé un círculo a mi alrededor y declaré, no me moveré de aquí hasta que el decreto sea abolido.
Mis súplicas movieron cielo y tierra hasta que toda la creación pensó:
«El Gran Día del Juicio, en que HaKadosh Baruj Hu renueva el mundo, debe haber llegado».
El Todopoderoso proclamó: «Que las puertas celestiales se cierren para que las plegarias de Moshé no asciendan».
Mis tefilot penetraron los siete cielos como una espada.
Pronuncié el Shem Hameforash (el nombre inefable), que aprendí en el Cielo para que mis plegarias fueran aceptadas.
Rápido llamó El Señor a los ángeles -cierren cada puerta porque las plegarias de Moshé están invadiendo las alturas.
Ofrecí 515 tipos diferentes de tefilot.
HaShem apareció ante mi junto con Su Gran Corte de Angeles y me dijo: «Deja de rezar».
La Gran Corte en el Cielo ha decretado en forma irrevocable que no cruzarás el Yardén.
¡Si continuas rezando, ambos tendremos mala reputación!
La gente aseverará: «Moshé debe haber cometido muchos pecados porque sus plegarios no fueron respondidas; y asimismo, El Eterno es cruel por no aceptar tantas súplicas.
Más aun, la aceptación de tus plegarias resultaría perjudicial para la generación del desierto. La gente dirá: «Una de las personas, Moshé, era justo, por ello ingresó a Eretz Israel, los demás no eran buenos por lo tanto murieron en el desierto».
¿Y que ocurrirá si entras a Eretz Israel después que tu hermano Aharón murió en el desierto?
La gente pensará: «Aharón no mereció ingresar a Eretz Israel como nosotros porque pecó en el incidente del Becerro de Oro y su pecado no fue perdonado.
Por lo tanto, fue castigado con la muerte en el desierto. (En realidad, Aharón murió en el desierto, como Moshé, por haber pecado en las Aguas de Merivá).
Moshé, el decreto que prohibe tu ingreso a la tierra no puede ser revocado.
Tú solo cometiste un error leve en las Aguas de Merivá, pero semejante castigo es proporcional a tu sabiduría.
Tu tiempo ha terminado; Yehoshúa ocupará tu lugar.
Debes quedar satisfecho con la gran recompensa que te espera en el Mundo por Venir.
¿Acaso todas mis plegarias fueron en vano?, le pregunté a Hashem.
No contestó el Todopoderoso -verás más de lo que hubieras visto de haber ingresado a Eretz Israel y más que tu sucesor Iehoshúa jamás verá.
Asciende al Monte Nevó y te permitiré no solo visualizar los lugares que tu mencionaste, sino todo Eretz Israel,norte, sur, este y oeste.
Otorgarás una bendición sobre la Tierra y facilitarás su conquista en el futuro.
No serás tú, sino Iehoshúa quien tomará posesión de la Tierra.
Instrúyelo en su tarea de líder, fortalece sus estudios de Torá y fortifícalo con mitzvot.(preceptos)
Permanecimos en el lado oriental del Yardén (Jordán) y acampamos del lado opuesto al lugar en que pecasteis por idolatrar a Peor.
Con estas palabras Moshé sugirió que sería enterrado cerca del lugar donde Bnei Israel había pecado con Peor, a fin de obtener el perdón por ese pecado.