Bullying y el judaismo, ¿cual es la actitud?
El Bullying o matoneo, es una palabra que proviene del vocablo holandés que significa acoso.
El término «Bullying» fue utilizado por primera vez, en relación con el acoso escolar, por Dan Olweus, quien implantó en la década de los ’70 en Suecia un estudio a largo plazo que culminaría con un completo programa anti-acoso para las escuelas de Noruega.
Aunque no existen estadísticas reales, es preocupante ver el reporte de aproximadamente casi década atrás, es decir en el año 2003, la Asociación Médica de Estados Unidos, dictaminaba que más de 3,2 millones de jóvenes son víctimas de «moderado» o «grave» Bullying cada año.
El Bullying o matoneo, es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico generalmente producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares.
El objetivo de la práctica del matoneo es intimidar, apocar, reducir, someter, aplanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima.
La persona que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros busca, por lo general, obtener el reconocimiento y la atención de los demás.
Los tipos de Matoneo son: Físico: empujones, patadas, agresiones con objetos, etc. Verbal: insultos, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, etc. Es el más habitual. Psicológico: minan la autoestima del individuo y fomentan su sensación de temor. Social: pretende aislar a la persona del resto del grupo y compañeros. Sexual: Es cuando se presenta un asedio, inducción o abuso sexual.
Las consecuencias del Bullying son variadas: en las víctimas se produce el deterioro de la autoestima, ansiedad, depresión, fobia escolar e intentos de suicidio, con repercusiones negativas en el desarrollo de la personalidad, la socialización y la salud mental en general. En los agresores, las conductas de acoso pueden hacerse llegar a convertirse en una manera ilegítima de alcanzar sus objetivos, con el consiguiente riesgo de derivación hacia conductas delictivas, incluyendo violencia doméstica y de género; y quienes tienen el papel de espectadores, está el riesgo de llegar a insensibilizarse ante las agresiones cotidianas que no les permitirá reaccionar ante las situaciones de injusticia en su entorno.
Hoy, con la comunicación instantánea a través de mensajes de texto, Facebook®, correo electrónico y YouTube®, las herramientas de intimidación se hacen cada vez más públicas, más humillantes, y abusivos. Las consecuencias de este acoso, de tipo cibernético, pueden ser, hoy en día, mucho mayores de lo que los acosadores se puedan imaginar, y la cicatrices y consecuencias que estas maniobras dejan, pueden ser, para las víctimas, para el resto de sus vidas, ya que este tipo de comunicación no tiene fronteras: los mensajes pueden ser distribuidos a todo lo largo y lo ancho del mundo y no hay refugio, convirtiéndose en omnipresente.
El Ciberbullying, entonces es definido por la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés) como todo acto escrito, verbal o físico, o cualquier comunicación electrónica, incluyendo, pero no limitado a, que se muestra a estar motivados por la raza de un estudiante, el color de la piel, la religión, su nacionalidad, ascendencia o el origen étnico, la orientación sexual, física, estado de discapacidad mental, emocional o de aprendizaje, su género, identidad y expresión de género, u otra característica personal distintiva, o basada en la asociación con cualquier persona identificada anteriormente, cuando el acto escrito, verbal o físico o comunicación electrónica tiene por objeto:
- Perjudicar físicamente al estudiante o su propiedad.
- Interferir sustancialmente con las oportunidades educativas de un estudiante
- Ser tan severa, persistente o dominante que cree un ambiente educativo intimidante o amenazante, o
- Perturbar substancialmente el funcionamiento normal y ordenado de una escuela / colegio.
- Por «comunicación electrónica» se entenderá toda comunicación a través de un dispositivo electrónico, incluyendo pero no limitado a un teléfono, teléfono celular, computadora o buscapersonas, comunicación que incluye pero no se limita a e-mail, mensajería instantánea, mensajes de texto, blogs, teléfonos móviles, buscapersonas , juegos en línea y sitios web.
El Bullying, acoso, intimidación o matoneo es totalmente opuesto a las ideologías y manera de pensar del judaísmo, porque, comenzando por el principio que cada ser humano es creado a Imagen y semejanza de El Todopoderoso (Betzélem Elohim), el acoso a otra persona, podría ser equivalente a la intimidación Adonai.
Otra de las herramientas que el judaísmo posee para considerar el acoso como una medida anti ética, se basa en la sentencia primordial de “ama a tu prójimo como a ti mismo” la cual quiere enseñarnos que nuestro comportamiento y nuestras actitudes deben estar supeditadas a la decencia, a la bondad, a la interacción armoniosa con los demás y no optar por comportamientos de intimidación.
Miremos que otros aspectos encontramos en la Torá que nos puede hablar de este tema:
Shemot / Éxodo 2:13: Y cuando salió al día siguiente, he aquí dos hebreos que estaban peleando. Dijo entonces al malo (agresor): ¿Por qué golpeas a tu compañero?
Vayetzé bayóm hashení vehíne shnéy anashím Ivrím nitzím vayomer larashá láma také reéja.
Ante esta frase, el mismo Rashi dejó un comentario: “A pesar de que no haya golpeado a su compañero, se le llama malo (rashá), simplemente por levantarle la mano.”
Es tan malo agredir a alguien que la Torá, unos capítulos más adelante, diciendo:
Shemot / Éxodo 21:18-19 Cuando riñeren hombres y el uno hiriere al otro con piedra o con el puño y éste no muriere, pero cayere en cama, si se levantare y anduviere fuera por su propia fuerza, será libre aquél que lo hirió; le pagará sin embargo el tiempo que perdió y el precio de su cura.
Vejí yerivún anashím vehiká ish et reehú beéven o beegróf veló yamút venafál lemishkáv. Im yakúm vehithaléj bajútz al mishantó veniká hamaké rak shivtó yitén verapó yerapé.
Shemot / Éxodo 21:26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo o el ojo de su sierva (extranjeros) y lo dañase, le dejará ir libre a causa de su ojo.
Vejí yaké ish et éin avdó o et éin amató veshijatá lajofshí yeshaljénu tájat einó.
No sólo el maltrato físico está prohibido; también el verbal:
“La pluma es más fuerte que la espada…”, y las palabras pueden causar más dolor que cualquier arma.
La Torá dice que el dolor más grande en este mundo es la vergüenza. Aquel que avergüenza a otra persona y hace que se ruborice es juzgado como si hubiese derramado sangre.
Y aquel que avergüenza a otra persona y hace que su cara se torne blanca y carente de sangre es comparado con un asesino.
Vayickrá / Levítico 25:17 Y no engañará cada uno a su prójimo, y temerá a Adonai; porque Yo soy el Eterno, vuestro Elohim.
Velo tonú ish et amitó veyaretá meElohéija ki ani Adonai Elohéijem.
Vayickrá / Levítico 19:11 No hurtaréis, ni tampoco os engañaréis ni mentiréis los unos a los otros.
Lo tignovú veló tejajashú veló teshakrú ish baamitó
La agresión verbal, en cualquiera de sus formas (crítica, burla, humillación, insultos, apodos o sobrenombres, sarcasmo, ridiculización etc.), es llamada, en hebreo, onaát devarim. Lamentablemente, en muchas ocasiones, padres y maestros suelen justificar el onaát devarim como «una forma de educar». Pero, preguntémonos; cuando por algún motivo le decimos a un niño ¡eres un tonto! ¡No sirves para nada! ¿Acaso le estamos diciendo al niño que este trato «son sólo palabras» por lo cual «No te lo debes tomar a pecho?»
Cuando consultamos esto con los sabios encontramos opiniones como al de Pelé Yoétz quien asegura que hay no hay manera de reparar el daño de onaát devarim. Este maltrato suele dejar heridas permanentes, que podrán estar abiertas, en la mente de las personas, para toda la vida.
Al revisar los libros del Talmud encontramos las siguientes consideraciones acerca del onaat devarim:
La agresión verbal es peor que la opresión financiera porque el ataque verbal es directo hacia una persona y nunca hacia ni a través de su dinero: los daños financieros pueden ser resarcidos mientras que los ataques verbales no se puede deshacer.
Y continúa diciendo:
Todos los que descienden al Gehinom son capaces de ascender con excepción de tres: aquella persona que tiene relaciones adúlteras con la esposa de otro hombre, el que avergüenza a otra persona en público, y el que llama a otro por un apodo despectivo. Pero ¿no es acaso llamar a alguien por un apodo despectivo lo mismo que avergonzarlo? No, porque el uso del apodo despectivo puede referirse a un nombre con el cual se le conoce a esta persona, como podría ser “gordo” (y aún así, está prohibido).
Y acerca del “maltrato económico” dice la Torá:
Devarim / Deuteronomio 24:14 No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos ya de los prosélitos o de los extranjeros que habitan en tu tierra, dentro de tus ciudades.
Lo taashók sajír ani veevión meajéija o miguerjá asher beartzéja bishaaréija.
Si hablamos del acoso sexual, existe en la Torá una serie de leyes que están relacionadas con la sexualidad, el matrimonio y las relaciones con los demás, las cuales tienen por objeto, recordarnos y hacernos entender la santidad que tienen nuestros cuerpos y que, por ningún motivo, debemos hacer lo que “los demás hacen”, tal como está escrito:
Vayickrá / Levítico 18:1-5 Y habló el Eterno a Moshé, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Yo soy el Eterno, vuestro Elohim. No haréis según la práctica de la tierra de Egipto donde morasteis; ni obraréis conforme al uso de la tierra de Canaán, adonde Yo os llevo, ni actuaréis según sus costumbres. Cumpliréis con mis juicios y mis estatutos guardaréis, siguiéndolos; Yo soy el Eterno, vuestro Elohim. Y observaréis sus estatutos y mis juicios, pues cumpliéndolos el hombre vivirá por ellos; Yo soy el Eterno.
Vayedaber Adonai el Moshé lemor. Daber el benéi Israel veamárta aléhem ani Adonai Eloheéijem. Kemaasé éretz Mitzráim asher yeshávtem ba lo taasú ukemaasé éretz Kenaán asher ani meví etjém sháma lo taasú ubejukotéihem lo telejú. Et mishpatái taasú veét jukotái tishmerú laléjet bahem ani Adonai Elohéijem. Ushmartém et jukotái veét mishpatái asher yaasé otám haadám vajái bahém ani Adonai.
La Torá también impone unas normas muy claras y muy específicas respecto al que hacer con los casos de acoso y es que uno no puede ser, ni un espectador, ni tampoco ignorarlo:
Vayickrá / Levítico 19:13-18 No sustraerás fraudulentamente (el salario de) tu prójimo, ni le extorsionarás. El salario del jornalero no ha de quedar en tu poder hasta la mañana. No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo delante del ciego, y temerás a tu Dios; Yo soy el Eterno. No hagáis injusticia en el juicio; ni favorecerás al pobre (cuando no tiene razón) ni complacerás al poderoso: con justicia juzgarás a tu prójimo. No andarás chismeando entre tu pueblo; no seas indiferente a la sangre de tu prójimo (cuando está en peligro); Yo soy el Eterno. No odiarás a tu hermano en tu corazón; ciertamente reprenderás a tu prójimo, para que no lleves pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; Yo soy el Eterno.
Lo taashók et reajá veló tigzól lo talín peulát sajír itjá ad boker. Lo tekalél jéresh belifnéi ivér lo titén mijshól veyaretá meElohéija ani Adonai. Lo taasú avél bamishpát lo tisá fnéi dal veló tehedár penéi gadol betzédek tishpót amitéja. Lo teléj rajíl beaméja lo taamód al dam reejá ani Adonai. Lo tisná et ajíja bilvabéja hojéaj tojíaj et amitéja veló tisá aláv jet. Lo tikóm veló titor et benéi améja veahavtá lereajá kamója ani Adonai.
La idea que obtenemos de la Torá con respecto al acoso es la de actuar: sin embargo, la actuación debe ser con mesura, como revisamos en los párrafos anteriores: no con violencia, no con venganza, no con humillación, porque estaríamos nosotros ocupando la misma posición de los acosadores: Una de las cosas que si debemos hacer, es tratar que los acosadores no logren que perdamos la calma, porque si lo hacemos, ¡ellos obtienen lo que quieren! Tal como está escrito en Mishlé / Proverbios 12:16 nos dice: Todo el mundo se da cuenta cuando un tonto se siente mal, pero una persona sabia es capaz de ocultarlo.
Nuestra intención debe procurar la corrección del comportamiento del acosador, no sólo para beneficiar a la víctima, sino también por hacerle un favor al agresor, especialmente si busca alejarlo de las malas compañías. En los Tehilim / Salmos 1:1 encontramos algo que nos dice: Feliz es la persona que no sigue el consejo de los malvados, que estará en la senda de los pecadores ni cultiva la compañía de los alborotadores.
Si se trata de lo que deben hacer los padres de un acosador, encontramos en la Torá un término que podría aplicarse a este tipo de hijo: es el hijo contumaz y rebelde (ben sorer umoré), acerca del cual encontramos lo siguiente en la Torá:
Devarim / Deuteronomio 21:18-21 Cuando algún hombre tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no quisiere escuchar la voz de su padre o la voz de su madre, y que aunque le castiguen no les obedeciere, le tomarán su padre y su madre y le llevarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del tribunal de su lugar, y dirán a los ancianos de su ciudad: Este hijo nuestro es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y bebedor. Y todos los hombres de su ciudad le apedrearán hasta que muera; así extirparás el mal de en medio de ti; y todo Israel oirá y temerá.
Ki yiheyé leísh ben sorér umoré einénu shoméa bekól abív ubekól imó veyisrú otó veló yishmá aléihem. Vetafsú bo abív veimó vehotzíu otó el ziknéi iró veél shaár mekomó. Veamrú el ziknéi iró benénu ze sorér umoré einénu shoméa bekolénu zolél vesobé. Uregamúhu kol anshéi iró vaavaním vamét uviárta hará mikirbéja vejól Israel yishmeú veyiraú.
Hay que anotar que en el párrafo anterior vemos como se puede llegar a un castigo con pena de muerte, el maltrato y la agresión no están permitidos, la Torá, de todas maneras, si nos permite y autoriza “reprender” al prójimo: sin embargo, la reprensión, el castigo y algunas medidas violentas autorizadas por la Torá, tienen un límite al respecto:
Devarim / Deuteronomio 25:1-3 Cuando hubiere contienda entre dos o más hombres y acudieren al tribunal para que los juzgue, y los juzgare, y éste justificare al justo y condenare al culpable, si el culpable fuere merecedor de ser azotado, el juez le hará echar al suelo, y en su presencia le hará azotar con el número de azotes (que correspondan) según su delito. Cuarenta azotes le podrán dar, más no excederá de ellos, no suceda que si se excediere y le dieren más azotes de éstos, tu hermano se envilezca a tus ojos.
Ki yiheyé riv béin anashím venigshú el hamishpát ushfatúm vehitzdíku et hatzadík vehirshíu et harashá. Vehayá im bin hakót harashá vehipílo hashofét vehikahú lefanáv kedéi risható bemispar. Arbaím yakénu lo yosíf pen yosíf lehakotó al éle maká rabá veniklá ajíja leeinéija.
El papel de los profesores en el caso del Bullying escolar, para el judaísmo, también es activo: encontramos en el Talmud, Tratado Avot, deja una enseñanza muy profunda al decir: “cuando consigues un maestro para ti, adquieres un amigo (1:6)”
El mismo tratado de Avot nos hace un énfasis a cada uno de nosotros advirtiéndonos:
“¡Todo el mundo necesita un sistema de apoyo – no deje pasar por alto la ayuda de sus compañeros y adultos!”
Con ello se quiere decir que hay que enfrentar el matoneo, acoso, o la intimidación, con el fin de ayudar a cada una de las personas involucradas porque, continúa diciendo: Si no velo por mí mismo, ¿quién lo hará por mí? Si tan sólo velo por mí mismo, ¿qué clase de persona soy? Y si no actúo ahora, ¿cuándo? (Avot 1:14)
Está en manos de todos nosotros impedir que esta situación se presente, no solo entre los judíos sino, en cualquier lugar del mundo y la Torá nos brinda algunas herramientas para impedirlo: las dos herramientas más importantes son, como ya mencionamos, amar a tu prójimo como a ti mismo, y considerar que todos somos creados Su imagen y semejanza y una de las mejores formas que se tiene es que cada escuela, cada distrito, cada ciudad, región departamento o estado y cada nación esté alerta ante este problema de salud pública formando asociaciones que detenga este problema: recordemos nuevamente una frase de la Torá, “no seas indiferente a la sangre de tu prójimo (cuando está en peligro); Yo soy el Eterno”.
¿Porque decimos que está en nuestras manos? Vamos a determinarlo con una parábola: cuentan acerca de un rabino que fue abordado por un grupo de acosadores pro-nazis en los años previos al Holocausto. Uno de los adolescentes, que quería mostrar a sus amigos lo estúpidos que son los Judíos, sostenía un pájaro en la palma de su mano y le dijo: «Dime, rabino, ya que ustedes los Judíos se suponen ser tan sabios y santos, ¡contéstame si el ave que estoy sosteniendo está vivo o está muerto!”El rabino pensó cuidadosamente antes de contestar. Sabía que si decía, «El pájaro está muerto», el joven lo liberaría y así demostraría a sus seguidores que los judíos son tontos, con lo cual los incitaría a ser más agresivos, y si él contestaba, «El pájaro está vivo», el matón apretaría esta ave hasta la muerte. El rabino dijo suavemente: «La respuesta, mi hijo, está en tus manos. La respuesta está en tus manos”.
La respuesta a cómo nos manifestamos ante el comportamiento de la intimidación está en nuestras propias manos.
Redactado y recopilado por 321judaismo.com
21 de octubre de 2012 ——- 05 de Jeshvan de 5773