• Skip to main content
  • Skip to secondary menu
  • Skip to primary sidebar
  • Inicio
  • Judaismo
    • Rezos
      • Rezos para Purim
    • Gastronomia Judia
    • Enseñanzas
    • Celebraciones
      • Brit Milá
      • Bar Mitzva
      • Purim
      • Pesaj
      • Rosh haShana
      • Lag BaOmer
      • Shabuot
      • Yom Kipur
      • Januca
    • Ciclo de Vida
    • Mitología
    • Opinión
  • Reflexiones Semanales
  • En Profundidad
    • Estudio del Judaismo
    • Preguntas y respuestas
  • Sionismo
    • Israel
    • Inventos / Investigaciones
  • Tienda
  • Mi Carrito
    • Mis Pedidos
    • Mis Descargas
    • Direcciones
    • Detalles de la Cuenta
    • Contraseña perdida
    • Cerrar sesión
  • Finalizar Compra
  • Contacto

321Judaísmo.com

Judaísmo en Español

  • Inicio
  • Judaismo
    • Rezos
      • Rezos para Purim
    • Gastronomia Judia
    • Enseñanzas
    • Celebraciones
      • Brit Milá
      • Bar Mitzva
      • Purim
      • Pesaj
      • Rosh haShana
      • Lag BaOmer
      • Shabuot
      • Yom Kipur
      • Januca
    • Ciclo de Vida
    • Mitología
    • Opinión
  • Reflexiones Semanales
  • En Profundidad
    • Estudio del Judaismo
    • Preguntas y respuestas
  • Sionismo
    • Israel
    • Inventos / Investigaciones
  • Tienda
  • Mi Carrito
    • Mis Pedidos
    • Mis Descargas
    • Direcciones
    • Detalles de la Cuenta
    • Contraseña perdida
    • Cerrar sesión
  • Finalizar Compra
  • Contacto
You are here: Home / En Profundidad / La muerte de Moshe

La muerte de Moshe

03/03/2012 Por Max Stroh Kaufman 1 Comment

LA MUERTE DE MOSHE:

Moshé Fallece en Har Nevó

 

Esta es una enseñanza, sobre la muerte de Moshe, de nuestros sabios que está redactada en el Midrash de la siguiente manera:

Luego de haber concluido las bendiciones, Moshé le dijo al pueblo,

«Estoy por morirme. Les he causado muchas molestias al reprocharles por el incumplimiento de la Torá y las mitzvot. ¡Perdónenme ya!»

Ellos respondieron,

«Nuestro Rabino y Maestro, estás perdonado. Ahora perdónanos tú a nosotros; a menudo te hemos hecho enojar y te hemos causado problemas».

«Los perdono», respondió Moshé.

Hashem le dijo a Moshé:

«No esperes más. Asciende al Monte Nevó».

Moshé cumplió inmediatamente. Había doce niveles que conducían a la cima del monte pero Moshé los subió todos de un solo salto (tan ansioso estaba por cumplir la Voluntad Divina).

Su fuerza a los ciento veinte años era como la de su juventud.

Parado en la cima de la montaña, Moshé vio a Eretz Israel.

Así Hashem le concedió su deseo de ver la Tierra, Allí Moshé la bendeciría, facilitándole a Bneí Israel su conquista.

El Todopoderoso le permitió a Moshé ver lugares que su sucesor Yehoshúa nunca pisaría.

En especial Hashem le mostró lugares de peligros o desgracias futuras motivando así a Moshé a rezar por la seguridad y el bienestar de su pueblo.

Moshé, más adelante, tuvo la visión de la historia futura de Bnei Israel hasta los tiempos mesiánicos.

Vio a Yehoshúa luchando contra los treinta y un reyes de Éretz Canaán; vio la era de los jueces, el reinado de la casa de David y al rey Shelomó preparando vasijas para el Beit Hamíkdash.

Incluso previó la guerra pre-mesiánica contra Gog y Magog y anticipó la caída de Gog.

A Moshé, al morir se le concedió un pedido que previamente le había sido denegado:

Cuando Moshé le había pedido a Hashem: «Por favor, revélame Tus modos de manipular los asuntos de este mundo»,

El Todopoderoso le había respondido: «Ningún hombre puede verme a Mí y continuar viviendo».

Pero antes de morir, Moshé fue digno de esa comprensión (a Moshé se le otorgó esa concesión). Así, finalmente llegó al quincuagésimo y último ‘peldaño de sabiduría’.

En la época del fallecimiento de Moshé, Hashem quiso demostrar a las huestes Celestiales la grandeza de Moshé. En consecuencia, llamó al Ángel Gabriel y le ordenó: «Ve y tráeme el alma de Moshé».

«Amo del Universo, ¿cómo puedo provocar la muerte de un ser humano que equivale a seiscientos mil judíos?»

«Ve tú, entonces», ordenó Hashem a Mijaél.

«No puedo soportar verlo morir», respondió Mijael.

«Yo solía ser su maestro». (Mijaél es el ángel de la Misericordia, el que le enseñó a Moshé a defender a los judíos).

Entonces el Todopoderoso recurrió a Samael (que es Satán),

«Ve y tráeme el alma de Moshé».

Samaél tomó su espada (el espíritu de tumá -impureza- con el cual esperaba derrotar a la kedushá -santidad- de Moshé) y bajó rápidamente hacia Moshé.

Encontró a Moshé escribiendo el Nombre de Cuatro Letras de Hashem en un Sefer Torá todavía incompleto.

El rostro de Moshé brillaba como el sol y se asemejaba a uno de los ángeles.

Samaél se asustó de Moshé. «Ningún ángel puede llevarse el alma de Moshé», pensó. Comenzó a temblar y no fue capaz de emitir palabra.

Pero Moshé se había apercibido de la presencia de Samaél aun antes de que el ángel se revelara.

«Tú, maldito, ¿qué estás haciendo aquí?» preguntó Moshé severamente.

Samaél se armó de coraje y contestó, «Vine a llevarme tu alma».

«¿Quién te envió?» preguntó Moshé.

«El Creador de todo», respondió Samaél.

«Ciertamente, El no quiere que tú te lleves mi alma (más bien El desea que yo te derrote)«, dijo Moshé.

«Yo me llevo las almas de todos los seres humanos», insistió Samaél,

«Esta es la ley natural del universo».

«Pero yo no estoy sujeto a las leyes de la naturaleza», insistió Moshé.

«Yo soy el hijo de Amram. Soy sagrado desde mi nacimiento, ya que nací circuncidado y por eso no fue necesario hacerme el brit milá. Pude hablar y caminar desde el día de mi nacimiento (como Adam antes de pecar).

«Cuando tenía tres años profeticé que recibiría la Torá. (Por esta razón Moshé se negó a tomar la leche de una egipcia cuando la hija del Faraón lo encontró).

Siendo aun un niño en el palacio del Faraón, le quité a éste la corona de su cabeza (señal de la futura caída del Faraón).

Fue cuando cumplí los ochenta, El Eterno realizó muchos milagros en Egipto por mi intermedio y saqué seiscientos mil judíos en pleno día ante la mirada de los egipcios.

Dividí el Mar en doce partes.

Transformé aguas amargas en dulces (en Mara en el desierto).

Yo residí en el firmamento, discutí con ángeles que no querían entregar la Torá de fuego, y permanecí cerca del Trono Celestial de Gloria para conversar con el Todopoderoso cara a cara.

Yo fuí quien entregué la Torá y los secretos de los ángeles a la humanidad.

Luché contra los poderosos gigantes Sijón y Og que habían sobrevivido al Diluvio.

Hice detener al sol y a la luna durante la batalla y yo mismo eliminé a Sijón y a Og.

¿Cuál otro de los humanos sería capaz de hacer todo esto? (Por eso, la ley natural que te permite llevar el alma humana no es aplicable a mi persona)».

Samaél volvió hacia Hashem reconociendo su derrota.

Hashem ahora le confirió aún más fuerza y le ordenó volver hacia Moshé. (El Eterno quería que Moshé lograra una victoria aun mayor sobre el Satán).

Luego vino Samaél y revoloteó sobre la cabeza de Moshé y desenvainó su espada.

Moshé golpeó al ángel con todas sus fuerzas con la vara sobre la cual estaba grabado el Nombre de Adonai. Samaél huyó.

Moshé lo alcanzó y lo encegueció con los Rayos de Gloria que emanaban de su rostro.

Una Voz Celestial proclamó: «¡Ha llegado el momento de tu muerte!

«Por favor, no me entregues al Ángel de la Muerte», le rogó a Hashem, Moshé.

«Recuerda cómo te serví en mis años mozos, cuando Tú Mismo te revelaste ante mí en la zarza y cuando estuve en el Har Sinai durante cuarenta días y cuarenta noches y trabajé arduamente para aprender la Torá».

«No temas», proclamó la Voz Celestial.«Yo Mismo me ocuparé de ti».

Moshé se levantó y se preparó para la muerte, santificándose como uno de los ángeles.

Hashem descendió junto a los ángeles Mijael, Gabriel y Zagzagael.

Mijael preparó el lecho de Moshé; Gabriel extendió un paño de lino sobre su cabeza; y Zagzagael otro paño sobre sus pies.

El Todopoderoso dijo. «Moshé, cierra los ojos».

Y fue así como Moshé lo hizo.

«Coloca las manos sobre el pecho», ordenó el Todopoderoso.

Y Moshé obedeció.

«Junta los pies», El ordenó.

Luego de ello, Moshé obedeció.

Hashem requirió el alma de Moshé.

«Hija mía», dijo El al alma. «Planifiqué que permanecieras en el cuerpo de Moshé durante ciento veinte años. Ahora lo debes abandonar, no te demores».

El alma respondió, «Amo del Universo, ¿acaso hay un cuerpo más puro que el de Moshé? Yo lo amo y no deseo abandonarlo».

«Yo te abasteceré con los ángeles bajo Mi Trono de Gloria Celestial», prometió Hashem.

«Es mejor para mí permanecer en el cuerpo de Moshé que mezclarme con los ángeles», protestó el alma.

«El es puro como un ángel, a pesar de que vive en la tierra; por otra parte, Tú una vez le permitiste a dos ángeles, Uza y Azael, vivir entre los humanos y se corrompieron, Moshé no convivió con su mujer desde el día en que Tú le hablaste desde la zarza (según una opinión. Según otros, desde Matán Torá).

«Por favor, déjame en el cuerpo de Moshé».

Luego de escuchar al alma atestiguar acerca de la pureza del cuerpo de Moshé, Hashem, por así decirlo, besó a Moshé.

Fue entonces cuando el alma experimentó el irresistible placer de la presencia Divina (que fue aun mayor que el placer de estar en el cuerpo de Moshé) y retornó con Hashem.

 

03 de Marzo de 2012 – 09 de Adar de 5572

 

Filed Under: En Profundidad Tagged With: Angel Gabriel, Angel Mijael, Azael, Benei Israel, Canaan, Gog y Magog, Monte Nebó, Samael, Sijon y Og, Yehoshua Bin Nun, Zagzagael.

Reader Interactions

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Primary Sidebar

Encuentra aquí lo que buscas

Recomendaciones personalizadas

  • Tarde para orar o rezar
  • Expulsion de los judios de los paises arabes
  • Optimismo y judaísmo
  • Oracion para apoyar a un matrimonio.
  • La fuerza de Moshé
  • Creemos en los ángeles
  • Sefirot – Básico
  • Hashem yimloj leolam vaed
  • Meditación.
  • La literatura judeo-árabe en Túnez.
  • ¿Que tan obligatorio es levantarse para recitar Tikun Jatzot?
  • Justificando la peste por SARS COVID 2

Artículos por fecha

  • enero 2021
  • noviembre 2020
  • octubre 2020
  • septiembre 2020
  • agosto 2020
  • julio 2020
  • junio 2020
  • mayo 2020
  • abril 2020
  • marzo 2020
  • febrero 2020
  • enero 2020
  • diciembre 2019
  • noviembre 2019
  • octubre 2019
  • septiembre 2019
  • agosto 2019
  • julio 2019
  • mayo 2019
  • abril 2019
  • marzo 2019
  • febrero 2019
  • enero 2019
  • diciembre 2018
  • noviembre 2018
  • octubre 2018
  • septiembre 2018
  • agosto 2018
  • julio 2018
  • junio 2018
  • mayo 2018
  • abril 2018
  • marzo 2018
  • febrero 2018
  • enero 2018
  • diciembre 2017
  • noviembre 2017
  • octubre 2017
  • septiembre 2017
  • agosto 2017
  • julio 2017
  • junio 2017
  • abril 2015
  • marzo 2015
  • febrero 2015
  • enero 2015
  • diciembre 2014
  • noviembre 2014
  • octubre 2014
  • septiembre 2014
  • agosto 2014
  • julio 2014
  • junio 2014
  • mayo 2014
  • abril 2014
  • marzo 2014
  • febrero 2014
  • enero 2014
  • diciembre 2013
  • noviembre 2013
  • octubre 2013
  • septiembre 2013
  • agosto 2013
  • julio 2013
  • junio 2013
  • mayo 2013
  • abril 2013
  • marzo 2013
  • febrero 2013
  • enero 2013
  • diciembre 2012
  • noviembre 2012
  • octubre 2012
  • agosto 2012
  • julio 2012
  • junio 2012
  • mayo 2012
  • abril 2012
  • marzo 2012
  • febrero 2012
  • enero 2012
  • diciembre 2011
  • noviembre 2011
  • octubre 2011
  • septiembre 2011
  • agosto 2011
  • julio 2011
  • junio 2011
  • mayo 2011
  • abril 2011
  • marzo 2011
  • enero 2011
  • diciembre 2010
  • noviembre 2010

Etiquetas

Amalek Aprender Judaismo en Español Baal Shem Tov Bendición Cuenta del Omer Espiritualidad Fe HaShem Hitbodedut Israel Januca Jesed Judaismo en Español Kavana Lag BaOmer Lashon HaRa Maimónides Mashiaj Mitzraim Mitzvot Neshama Olam Habá Pesaj Purim Rabi Akiva Rambam Rashi Rosh HaShana Seder de Pesaj Sefirat HaOmer Sefirot Shabat Shavuot Shejina Shuljan Aruj Sucot Talmud Teshuva Tikun Olam Torá Tzadik Tzedaka Yetzer Hara Yom Kipur Zohar

Desarrollado por TPMP.com.co