Temor al cielo
Existe un temor al cielo que en sicologia o siquiatria se podría aproximar a las palabras apeirofobia (temor al infinito) y uranofobia (miedo al cielo después de la muerte)
Esta última, en sí, habla del miedo a lo desconocido o inexplorado. Por ello se le relaciona con el cielo físico, al espacio exterior, y a todo lo que puede ocultar.
Pero, en el judaísmo existe un momento en el que le pedimos a Hashem que nos de temor al Cielo:
Eso sucede en el Shabat Mebarjim” o sea el shabat antes del próximo inicio de mes (Rosh Jodesh)
Allí decimos “y danos una vida larga… una vida que tenga temor al Cielo y temor a la trasgresión…”.
Este temor al cielo lo llamamos, en hebreo, Yirat Shamáim.
En ocasiones el Yirat Shamayim es traducido como “temor reverencial”
¿Y que es temor reverencial?
Desde un concepto juridico, el temor reverencial es, el solo temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto, y no basta para viciar el consentimiento.
¿Pero. por qué rezamos por temor al Cielo?
Por definición, el irat Shamáim es quien o lo que nos coloca firmemente en la realidad y nos acerca a Hashem.
Una de las formas de explicar el Yirat Shamayim, está descrita como andar con la cabeza cubierta (ver http://321judaismo.com/estudio-del-judaismo/preguntas-y-respuestas/origen-de-la-kipa/)
Esto tiene que ver con el compromiso hacia las mitzvot: pero, hay que ver que una persona que se “sacrifica” para cumplir con las mitzvot llegará a ser considerada ieré shamaim, y por último, termina como temerosa de HaShem
De las enseñanzas del Rabino Auman obtenemos una definición del yirat shamayim más limitada, y mucho más orientada a la práctica, que tiene que ver con lo que hablamos del cumplimiento de las mitzvot
Él lo define como un «sentimiento motivado, un deseo genuino de crear una relación con Dios a través de la estricta disciplina y la alegría y satisfacción en shmirat hamitzvot».
Algo asi confirma el rabino Heschel, que no es tanto el pánico o el terror mismo, sino más bien, el deseo de servir al Eterno, como un estilo de vida que dirige a la persona hacia la santidad.
Esta es una definición donde :
«el yirat shamayim es, de hecho, principalmente un sentimiento … que se convierte en parte del carácter de uno, y no se puede «enseñar» más de lo que se puede enseñar la felicidad a una persona melancólica «.
Nos enseñan nuestros rabinos que, servir a Hashem por temor a Él, no es lo ideal.
Quien sirve por temor, no está en el nivel de los profetas ni de los sabios
Aunque dice y está escrito que»
¿A mí no me temeréis?» Dice El Eterno.
¿No os amedrentaréis ante mí?» (Jeremías 5:22).
Podemos añadir esta definición:
el temor a Hashem no es terror a su poder sobre nosotros, sino más bien lo asombroso que está por encima de nosotros.
Expresamos esa distancia al referirnos a Shamayim, que es literal y figurativamente inalcanzable. Por lo tanto, Yirat Shamayim es simplemente, ese asombro y esa admiración de la grandeza desconocida de Hashem.
Podemos compararlo con la frase de Jonas / Iona que dijo:
Y Jonás hablo a los marineros diciéndoles «Soy hebreo, y es el Señor, Dios de los cielos (Shamayim), el creador de la tierra y los océanos a quienes temo».
No es del todo malo temer a Hashem porque, como está escrito, El temor a Adonai es el principio de la sabiduría, pero los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:7).
Dice los rabinos de Jabad Lubavitch que el mecanismo es la meditación sobre la grandeza del Todopodero sola que debemos tener y proyectar aunque nos puede llevar, de todas maneras, al Temor a Él.
Rashi, en su comentario a la guemará define al Yirat Shamayim como la elección de ser justos, no malvados.
Y nos enseñan nuestros sabios que es importante el reconocimiento de Su Providencia, la cual nos llevaría hacia el Amor a Él.
Que lo conocemos como el «Ahavat Hashem», donde la idea es que el Creador se manifieste ante nuestros anhelos,
El Talmud (Shabat 31a) compara a alguien que conoce la Torá pero carece de yirat Shamaim con un tesorero de un palacio, que posee las llaves internas del tesoro pero no tiene la llave externa; es decir, lo que tiene es inútil.
En palabras del rabino Soloveichik, la Torá nunca nos ordena tener pajad a Dios, sino solo yira, como por ejemplo, Éxodo 20:17; Leviticus 25:17; Deuteronomio 10:20]; En términos generales,“toda la Torá, en su totalidad, se basa en los fundamentos de yirat”
Fuera de eso, explica que, en el Talmud se nos inculca la virtud de yirat shamayim, no pajad shamayim, porque el Pajad y el yirat son dos fenómenos emocionales diferentes: La yirat es más intelectual y racional, y la persona puede tomar algunas medidas para resolver dificultades, porque, con él, «una persona está obligada a despertar el temor de Dios …», es decir, a vencer las malas tentaciones.
Mientras que, por otro lado, el pajad es más irracional, podría ser comparado con una fobia, donde la persona, está constantemente por no llegar a cometer un pecado. Como está escrito (Tehilim 51:5): «Y mi pecado siempre está ante mí».
La otra clase de temor es producto de los pecados y las transgresiones que cometió la persona.
Por ese motivo, siempre tiene miedos.
Cuanto más peca, más abre dentro de sí la puerta para las fuerzas espirituales negativas.
La misma palabra pajad alude a estas dos formas de temor.
Sus letras pueden reacomodarse formando jaf delet (inocente- puerta).
Cuando la persona es inocente de pecados incrementa en sí misma el temor a Dios. Esta persona «abre la puerta» permitiendo que el temor al Cielo entre a su corazón. Las letras de la palabra pajad también pueden reacomodarse como paj delet (serpiente-puerta).
Vale decir que cuando la persona está llena de pecados y transgresiones, entonces está abriendo una puerta para que entren a su corazón las fuerzas espirituales negativas conocidas como paj.
Entonces, y como una especie de conclusión, “El principio de la sabiduría es el temor al Cielo”. La «sabiduría» es el esfuerzo dedicado al estudio de la Torá; y esto es lo que precede al temor a Dios.
23 de julio de 2020