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Dos enseñanzas de los rabinos

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Dos enseñanzas de los rabinos

DOS ENSEÑANZAS DE LOS RABINOS LUBAVITCH

Primera enseñanza:

Cuando Rabi DovBer de Lubavitch era un hombre joven, vivía en la misma casa que su padre, Rabi Schneur Zalman. Rabi DovBer y su familia vivían en el apartamento de la planta baja, y Rabi Schneur Zalman vivía en el segundo piso.

Una noche, mientras Rabi DovBer estaba profundamente absorto en sus estudios, su hijo más pequeño se cayó de la cuna. Rabi DovBer no oyó nada. Pero Rabi Schneur Zalman, que también estaba sumergido en el estudio en su apartamento del segundo piso, oyó los gritos del bebé. El Rebe bajó, levantó al bebé del piso, secó sus lágrimas, lo acomodó nuevamente en la cuna, y lo acunó hasta hacerlo dormir. Rabi DovBer seguía inmutable a todo.

Más tarde, Rabi Schneur Zalman amonestó a su hijo: “No importa cuán elevadas sean tus ocupaciones, siempre debes poder oír el llanto de un bebé.”

El Rebe de Lubavitch contó esta historia en una reunión de activistas en 1962. “Para mí,” dijo el Rebe, “esta historia caracteriza el enfoque de Jabad-Lubavitch. Con todo el énfasis que uno debe invertir en el refinamiento personal y su servicio al Todopoderoso, uno siempre debe oír el llanto de un niño.”

“Hoy en día, esto es más aplicable que nunca, cuando muchos niños judíos de todas las edades, han caído de la cuna de su LEGADO JUDÍO. Sus almas gritan hacia nosotros, y debemos tener la sensibilidad para oír sus gritos y responder. Debemos INTERRUMPIR nuestros rezos y estudios y hacer todo a nuestro alcance para APACIGUAR estas almas desesperadas y restaurarlos a la cuna de su legado.”

SEGUNDA ENSEÑANZA:

En la parasha, en la cual leemos un pasaje en la vida de Yaacov, encontramos que, en principio,  ella parece ser irrelevante, pero termina convirtiéndose en un momento culminante de su vida.

La Torá nos cuenta que después de cruzar a su familia, Yaacov vuelve a cruzar el río Iabok para buscar «unas pequeñas vasijas», esto llama mucho la atención, ya que Yaacov era muy rico y no tenía necesidad de ir él personalmente a buscar estas vasijas, arriesgándose físicamente y espiritualmente.

El Baal Shem Tov, explica que todos los objetos de nuestra propiedad «cayeron» en nuestras manos porque hay algo en ellos que debemos refinar, hay ciertas chispas de espiritualidad contenidas en esa materia que están aguardando a que las elevemos y nosotros somos los únicos capaces de hacerlo. Si nos toca vivir en un lugar, o tener la oportunidad de poseer bienes materiales, es porque Hashem nos eligió para que refinemos y elevemos esas cosas.

Por eso Yaacov no abandonó siquiera estas pequeñas vasijas, pues él sabía que en ellas había algo por elevar.

No por casualidad, en ese viaje el ángel de Eisav luchó cuerpo a cuerpo con Yaacov, finalmente bendiciéndolo y dándole el nombre de Israel, que es el nombre que orgullosamente llevamos todos sus descendientes.

El ángel representa al ángel de mal que nos incita a que no elevemos la materia, sino que nos subyuguemos a ella, que nos dejemos dominar por el materialismo, el materialismo está para que nosotros lo dominemos, y los hijos de Israel, tenemos la bendiciones especial para poder hacerlo.

Cada objeto, momento, o situación en nuestra vida, están ahí para que los aprovechemos y utilicemos en nuestra misión de traer a HaShem al mundo.

22 de octubre de 2017 -02 de Jeshvan de 5778

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