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La mitzvá de visitar enfermos

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La mitzvá de visitar enfermos

Visitar enfermos o Bikur Jolim

Hoy dedicaremos algunas páginas a un tema muy conocido en el mundo entero y que dentro del judaísmo se conoce como una mitzvá, es decir, como un precepto.

Según cada uno de los sabios a quien se le cuestione o se le revise sus conceptos en el judaísmo, cada uno va a aportar un dato importante acerca del origen de esta tradición, ya que no hay una referencia escrita, en la Torá, que nos indique el cómo y el cuándo hacerlo:

La primera referencia la tenemos  se da desde el mismo momento en que El Eterno visitó a nuestro patriarca Abraham a los pocos días de haber cumplido este la Mitzvá de Brit Milá (circuncisión), como está escrito en la parsahá Vaierá.

Esta es una de las muchas ocasiones en la que nos encontramos invitados por la Torá, a imitar la manera de actuar generosa con la que El Todopoderoso se conduce.

Otro punto de vista lo dio el rabino Shimón ben Lakish[1] cuando alguno de sus discípulos le preguntó:

¿Dónde encontramos una indicación en la Torá  que nos refiera a visitar los enfermos?

El contestó, refiriéndose al versículo:

Si éstos murieren como mueren todos los hombres, y si fuesen visitados (para morir) con la visitación común a todos los hombres, no me ha enviado el Eterno.
«If these men die the common death of all men, and be visited after the visitation of all men, then G-d has not sent me.»

Im kemot kol haadám yemútun éle ufkudát kol haadám yipakéd aléihem lo Adonai shlajáni. (Bamidbar 16:29)

El Talmud en el tratado Nedarim 39b encontramos que cuando alguien visita a una persona enferma, toma de ella un sexuagésimo [2]de su sufrimiento

También el Talmud, en el mismo tratado, pero en 40a encontramos que cuando se visita a un enfermo, la persona le ayuda a vivir, le ayuda a evitar el juicio del Gehinom, y en la visita, no se debe sentar en la cama, ni en un banco, sino que debe envolverse con una manta y sentarse en el piso, porque la presencia Divina se encuentra sobre la cama del enfermo.

Otra de las cosas que encontramos en el Talmud (Tratado Shabat 127a) es el siguiente contexto:

“Estas son las cosas de las cuales un hombre se alimenta de sus frutas en este mundo, mientras lo principal aguarda por él en el Mundo por Venir … Visitar enfermos…

Algo similar a la instrucción anterior nos la dejaron también nuestros Sabios cuando nos instruyen:

«El mundo se fundamenta sobre tres pilares: Torá, servicio al Eterno y actos de generosidad» [3](Talmud Babli Avot 1:2).

Algunos sabios incluyen como reflexión, la necesidad que tiene cada judío de, no sólo hacer las cosas bien, sino que, incluye también, el hecho de no violar las normas de la Torá , por lo tanto se apoyan en el concepto del versículo de Vayikrá 19:16 que dice

“no te reposarás sobre la sangre de tu compañero cuando está en peligro”,

Do not stand still when your neighbor’s life is in danger. I am God.
Lo taamód al dam reeijá aní Adonai.

Esto, refiriéndose a cualquier situación en que a una persona le está sucediendo un perjuicio, y, en cuyo caso, no podemos permanecer indolentes frente a la pérdida o al dolor.

También encontramos la siguiente afirmación:

“El que da una moneda a un pobre, recibe a cambio seis bendiciones; el que le brinda una palabra de aliento, recibe a cambio, once bendiciones”.

(Talmud Bablí, Tratado de Baba Batrá 9 B)

Hay otros que enseñan y aseguran que el Bikur jolim -visita a los enfermos- es un aspecto de la mitzvá -precepto- de guemilut jasadim, que traduce, actos de generosidad- o también «manifestación de obras de caridad».,

Este es un mandamiento el cual se deriva de la orden «vehalajta viderajav» -«andas en Sus caminos«- (en Devarim / Deuteronomio 28:9).

Esta parashá nos dice así:

El Eterno te establecerá por pueblo santo suyo, como te tiene jurado, cuando guardares los mandamientos del Eterno, tu Elohim, y anduvieres en sus caminos;
Yekiméja Adonai lo leám kadosh kaashér nishbá laj ki tishmór et mitzvót Adonai Elohéija vehalájta bidrajáv.
Hay un pasaje similar que expresa:

«En pos del Eterno vuestro Elohim andaréis»

Nuestros Maestros nos explican que andar en sus caminos, es emular Sus actos:

  • Él alimenta a los pobres, así debemos hacer nosotros;
  • Él protege al desamparado, así debemos hacer nosotros;
  • Y Él visita al enfermo, así debemos hacer nosotros, etc.

Es muy posible que, bajo los conceptos anteriores, y en nuestra época actual, que sintamos que todo nos fastidia y también que estemos “obligados” a hacer cosas, que puede que no nos gusten, y en especial, porque hay muchas mitzvot que no le entendemos su sentido o su significado y las cataloguemos como “desactualizadas,” en especial a lo que se refiere con actuar compasivamente con el prójimo.

Este modo de pensar, junto con un ritmo cada vez rápido, es lo que nos impone la sociedad moderna:

Cuando alguien en nuestro entorno se enferma, hace que detengamos nuestro ritmo.

Este trastorno de nuestro diario transcurrir, hace que algunos piensen que la enfermedad se relaciona con un enojo o con un castigo que El Eterno nos está proporcionando.

Otros, pensarán que no toda enfermedad es «castigo», sino que se trata de una prueba, tanto para la persona que se enferma, sino que también para aquel, que de alguna manera está relacionado con él.

Hay actitudes en la Torá que nos apoyan a pensar en la “necesidad” de la existencia de las enfermedades:

Una de ellas es, la necesidad de depender de otros, por intermedio de la enfermedad, para que de esta manera se pueda probar la sensibilidad que tienen algunas personas que están en condiciones de dar, de la manera como las personas pobres deambulan por las calles en busca de la caridad.

Como una forma de apoyar lo escrito anteriormente, hay autoridades rabínicas[4] que permiten que se llame al enfermo, por teléfono, con lo que considera una equivalencia  a una visita personal, teniendo en cuenta de que no siempre, está disponible para contestar la llamada, por lo tanto, hay que hacerlo en los momentos apropiados y adecuados.

La enfermedad, cualquiera que sea su forma de presentación: sea física o mental es una situación que está  siempre presente en nuestras vidas, y lo evidenciamos repetidamente, cuando vemos transitar ambulancias con sus sirenas que nos despiertan del letargo.

También lo evidenciamos al escuchar de otros, como alguien tiene la necesidad de tomar, a diario, cualquier cantidad de remedios y vitaminas, y en últimas, el hecho de poder inventar excusas  que nos han servido, desde niños, para intentar faltar a la escuela, o para excusar nuestras llegadas tarde al trabajo.

Una cosa es cierta:

El cuerpo humano es una entidad maravillosa, con un funcionamiento muy complejo y complicado, el cual trabaja con una precisión y una exactitud  asombrosa;

Sin embargo, somos organismos más vulnerables y más frágiles de lo que creemos: esta fragilidad nos expone fácilmente a cualquier enfermedad y, esa condición de fragilidad que se expone, es la que a diario estamos recalcando en nuestras oraciones matutinas o en los momentos en que, después de cumplir con nuestras necesidades fisiológicas, elevamos nuestras plegarias:

Es en esos instantes que nos encargamos de agradecer al Todopoderoso porque “nos ha diseñado con aberturas y orificios.”

En esta oración repetimos, a diario, decimos que, si se perforara algún lugar que debe estar cerrado o se obstruyera cualquiera de estas aberturas, sería imposible permanecer en vida (aún un solo instante)”.

Estas palabras son contundentes.

Hablan de aquel cuerpo que poseemos y que no siempre tratamos con el respeto y cuidado que requiere, como suele suceder en el caso de los deportistas profesionales, para dar un ejemplo,  a quienes, por obligación, suelen recibir la orden de «jugar lesionado,» sin considerar el hecho de que se convierte en una tarea de enormes proporciones para «jugar lesionado».

Es por ello que el mensaje de la mitzvá de visitar a los enfermos es único: esto se debe a que la Torá busca, por todos los medios, animarnos para que hagamos lo que parece ser menos «natural» para nosotros;

Es decir, hacer las cosas que nuestro yétzer hará, detesta, porque generalmente este, la considera como una mitzvá que produce poco beneficio personal, y la Torá lo que quiere brindarnos es la seguridad que esta es una percepción errónea, ya que como está estipulado anteriormente, lo que hacemos es emular a Nuestro Creador.

Aquí, el rabino Shimón ben Lakish hace una conexión de la visita a los enfermos, con el comportamiento de Koraj frente a Moshé…

Ello, cuando el primero hace el reclamo de que las pretensiones del segundo, diciéndole que ellas son meramente de interés personal y no de la nación;

Moshé le contesta que todo lo que hace es porque Todos somos santos y como tal debemos comportarnos con el cumplimiento de las mitzvot.

Y es en ese momento cuando la Torá advierte a las generaciones futuras «no ser como Koraj (Koraj se escribe como Keraj que significa hielo)», para que deje de tener apreciaciones egoístas y que aprenda a entender lo que puede o no sentir la gente.

Revisando lo que previamente está escrito, es muy difícil pensar que uno de los últimos lugares que uno esperaría encontrar la Presencia Divina es «flotando» es sobre la cama de una persona enferma.

Esto es porque El Eterno pone a su disposición a aquellos que muestran preocupación por el bienestar de los demás, incluso, no especialmente si implica algún riesgo personal, tales como visitar y pasar algún tiempo con algunos de los que no se siente bien.

Esto es cierto Divinidad.

Después de todo, El Eterno ha dicho que

“si escucharan Mi Voz e hicieran lo recto…  todo padecimiento que puse a Egipto, no pondré sobre ti… pues soy Yo, HaShem, tu médico”. 

“Si no habrá padecimientos…  ¿quién necesita un médico?

La respuesta es que EL ETERNO atiende todas las necesidades de la persona de modo que jamás llegue a una situación crítica.

Este sería el estado ideal.

CONDICIONES PARA VISITAR AL ENFERMO

Resumiendo, lo principal de la Mizvá de Bikur Jolim, es pedirle a Hashem que se apiade de él y que le envíe Refuá Shelemá.

Si lo visitó y no pidió por él, no cumplió con la Mizvá.

Sin embargo, los rabinos colocan, en orden de importancia, las siguientes condiciones para cumplir:

1.- Proveer al enfermo de sus necesidades

2.- Mostrar que él es importante para cada uno de nosotros

3.- Orar por él, en su presencia

¿En qué consisten cada uno de los puntos anteriores?

 

1.- Proveer al enfermo de sus necesidades

Esta es quizás la razón más fundamental para visitar un enfermo, ya que con ello se garantiza, como su razón lo dice, que el enfermo esté adecuadamente atendido, y esto es tanto para el enfermo que está hospitalizado, como el que no:

En el primero de los casos, la sobre – congestión hospitalaria puede ser una razón para que la atención no sea completa y adecuada, y quien lo visita, puede colaborar, ante el personal de la salud que allí labora, para que el paciente se sienta más cómodo.

2. Mostrar que alguien se preocupa por él.

Esto lo aprendemos de lo que nos cuenta la Torá cuando el mismo HaShem “desciende” a visitar a Abraham, después de su circuncisión:

La Torá nos hace ver que viene a visitar, sin importar las palabras que venga a decirle, con lo cual garantizaba brindarle a Abraham, la seguridad emocional que estaba necesitando para su recuperación física.

Veamos la siguiente anécdota (fuente desconocida tomado de Talmud berajot 5b) para poder reforzar este punto:

Rabí Iojanán se encontraba enfermo en su cama, sufriendo tanto que no podía cumplir sus horas de estudio de Torá como acostumbraba a hacer.

Cuando Rabí Janina fue a visitarlo, lo encontró tendido en su cama, retorciéndose de dolor.

Rabí Janiná le preguntó

¿Es acaso este sufrimiento grato para usted?”

“¡No!”, respondió Rabí Iojanán

“Yo no lo deseo aunque voy a ser recompensado por él.

Todo lo que yo quiero es estudiar Torá con salud, pero esta enfermedad me lo impide.”
‘Deme su mano’, le pidió Rabí Janiná a Rabí Iojanán.
Rabí Iojanán extendió su mano.

Tan pronto como Rabí Janiná la tomó algo extraño sucedió -Rabí Iojanán pudo levantarse de la cama.

Se sentía íntegramente curado y bien y por lo tanto le agradeció al Eterno por el maravilloso milagro de su recuperación inmediata.
Rabí Iojanán también ya había hecho estas curaciones, anteriormente, como al Rabí Jiá bar Abá, a quien lo curó también tomándole de la mano, permitiéndole que se levante de su lecho de enfermo.

Y lo hizo también visitando a Rabí Elazar cuando se enfermó y lo encontró a su amigo recostado en una habitación oscura y sombría, suspirando de dolor.

En el diálogo que ellos sostienen, recuerdan que este mundo es un lugar transitorio, pero lo mejor que se puede hacer, es estudiar Torá  sin interrupción;

Entendiendo su solicitud, fue cuando el rabino Iojanán tomó de la mano del Rabino Elazar, y este pudo levantarse de la cama, tan sano como había estado antes de su enfermedad.

Nos queda la inquietud,

¿Por qué los rabinos hacen la pregunta que si el dolor o la enfermedad son gratos o placenteros?

Porque el Talmud nos enseña que la enfermedad era relativamente desconocida hasta el momento de que nuestro padre Yaakov.

Fue introducida por el mismo Yaakov como una petición personal que él hizo para darse a sí mismo, una oportunidad para ayudar a resolver los asuntos de este mundo y prepararse para la transición al mundo eterno…

Es por ello que desde épocas muy remotas y aún hoy en día para muchos pensadores,  la enfermedad no es algo completamente negativo, porque, permite corregir los pensamientos y el comportamiento en las cosas importantes en la vida y nos libera de la mezquindad que tan a menudo domina nuestra existencia.

Además, cuando los judíos regresaron del cautiverio en Babilonia en el siglo VI A.E.C., los problemas sociales y económicos se multiplicaron.

Fue bajo estas condiciones cuando el concepto de ayuda mutua adquirió un significado especial.

Se subrayó la importancia de visitar a los enfermos, de darles asistencia y proporcionarles palabras de consuelo:

El tipo de ayuda se especificó claramente: dar medicinas y alimentos, especialmente cuando no hubiera familiares que pudieran hacerlo.

El visitante debía hacer todo lo posible por alegrar al enfermo mediante una demostración concreta de cariño que le hiciera sentir que no se encontraba solo en sus horas de dolor.

3.- Orar por el enfermo, en su presencia.

Los rabinos son muy enfáticos en insistir que una buena oración, en la presencia del enfermo, es la fuente real de su curación, especialmente basándose en el concepto que Su Divina Presencia está manifiesta sobre la cama del paciente.

La oración es una forma de bondad, que se conoce como Guemilut Jasadím[5] (actos de generosidad). Hay varias oraciones para este caso: la más común, el Misheberaj que dice:

Quiera el Único, el Todopoderoso, aquel qiuen bendijo a nuestros antepasados ??Abraham, Isaac y Jacob, y nuestras antepasadas Sara, Rebeca, Raquel y Léa, bendecir y sanar a esta persona,  ____________. Hijo / a de____________ Que el Santo, bendito sea Su Nombre, ten piedad y fortalecer y sanar a él / ella. Concede a él / ella una completa y rápida recuperación de la curación del cuerpo y la sanación del alma. Y digamos: Amén.

De acuerdo a la concepción religiosa del judío (conservador, ortodoxo, reformista etc.) podría utilizar alguna de las oraciones compuestas por el rabino Najman de Breslov:

Una de ellas dice así:

Oh Eterno de la plenitud, Oh Eterno de la curación, Escucha nuestras palabras, Acepta nuestras oraciones; Envía una bendición especial y la curación a ____________ hijo / a de
(nombre de la madre), quien está entre todos los que son tus hijos y que de ellos, están en necesidad de recibir Tu bendición sanadora.

Los rabinos también nos enseñan otras condiciones o pasos a seguir los cuales son:

-Un pariente o amigo cercano al enfermo debe visitarlo desde momentos muy tempranos del inicio de la enfermedad, mientras que la visita de los no tan amigos y parientes lejanos debe hacerse en un momento posterior.

Sin embargo, en caso de que el cuadro se agudice rápidamente, no hay preferencias entre familiares y amigos cercanos o lejanos: la visita debe ser inmediata.

Otra condición importante es la de NO recibir compensación económica por la visita al enfermo.

– No hay límite en la cantidad de visitas que se le pueden realizar a los enfermos.

– La visita que se realice, no debe implicarle, a quien la haga, pérdida financiera, ni inasistencia a sus actividades laborales.

– Si la persona sufre de una enfermedad infecto-contagiosa, sólo las personas que tienen contacto directo, deben atenderlo; cualquier persona debe evitar ponerse en riesgo.

– Algunos rabinos sugieren que no se debe visitar a las personas con las que los afectos son dispares y han llegado a situaciones de enemistad, (aunque para la mayoría de los rabinos no existen los enemigos, esta situación debe tenerse en cuenta)

LO anterior porque se puede presentar una situación de que el visitante está disfrutando del mal del enfermo o lo contrario.

Pero, otros rabinos consideran que este puede ser el momento perfecto para reconciliar diferencias.

– Cuando el enfermo es terminal, y se considera médica y éticamente que está “al borde de la muerte”, se debe procurar la “confesión de sus pecados,” en forma genuina, para garantizar su lugar en el Olám Habá:

Ello tiene que ver con las personas que ofendió, algunos consideran que ellos son los que deben dar caridad.

Ahora que estamos en fechas próximas al Yom Kipur, día máximo de la expiación de todos nuestros “pecados[6]” el guemilut jasadím, el mejoramiento de las relaciones interpersonales,  y por consiguiente la visita a los enfermos que habla el presente artículo, es una de las acciones que deben ser parte de nuestra intención formal de mejoramiento personal;

Ello debe servir como medida para que el cada uno de nosotros resuelva los conflictos con sus semejantes, conflictos y situaciones que se han suscitado en el transcurso del año; teniendo en cuenta lo que se anotó al inicio de este artículo:

Que la Torá, continuamente nos está llamando a imitar la manera de actuar generosa, de la misma forma que El Todopoderoso se conduce; es ello lo que permitirá borrar la decisión de un edicto final que podría traer consecuencias no gratas para nuestras vidas,

Por que?

Porque gran parte, si no toda la legislación judía, conduce a que el hombre esté en paz consigo mismo y a su vez con el Todopoderoso.

BIBLIOGRAFIA:

Ausbel, Nathan, The Book of Jewish Knowledge, Crown Publ. Inc., U.S.A., 1964

Caro, Yosef, Síntesis del Shulján Aruj Ed. S. Sigal, Buenos Aires, 1968

Ganzfried, Solomon, Code of Jewish Law, Hebrew Publ. Co., U.S.A., 1963

Herencia Judía, B’nai B’rith, Colombia, 1987

Newman, Yacov y Siván Gabriel, Judaísmo A-Z, Depto. de Educación y Cultura Religiosa para la Diáspora, OSM, Jerusalem, 1983

Siegel, Richards y Rheins, Carl, The Jewish Almanac, Bantam Books, USA, 1980

Twersky, Isadore, A Maimonides Reader, Behrman House Inc. Publ. USA, 1972

Artículo terminado de elaborar el 25 de Septiembre de 2011 – 26 de Elul de 5771

 

Articulo con derechos reservados de autoría intelectual © para el grupo editorial de www.321judaísmo.com pero con posibilidad de ser copiado y distribuido de cualquier forma, sea electrónica o mecánica, siempre y cuando se cumpla con una serie de condiciones básicas: la primera que sea para uso personal y no con finalidad lucrativa y, la segunda, que no se alteren ni se modifiquen las bendiciones ni mucho menos la palabra de la Torá: la tercera, se pide que se cite a la fuente, en cada una de las distribuciones que se le haga a este material, y la cuarta es que, si el texto impreso se daña, no lo destruya: entiérrelo, contribuyendo también con el medio ambiente.



[1] Más conocido como Resh Lakish, perteneciente a la escuela de los “amoraím”, vivió en lo que se conoció como la provincia Siria-palestina del Imperio Romano, en el siglo 3 de la era común, era descrito como una persona de grandes dimensiones, y de quien se describe que para estudiar algún concepto, se encargaba de repetirlo cuarenta veces, autor de muchas hagadot acerca de la interpretación de la Torá.

[2] Conocido como hatzalá purtá o reducción parcial.

[3] Estas eran las palabras que afirmaba Shimón el Justo, “a la vez, basándose en las siguientes palabras: Olám Jesed ibané” que provienen del rey David, quien con ello quería decir que mundo debe reconstruirse a partir de la Bondad irrestricta. De Shimón el Justo se sabe que fue uno de los últimos sabios de la Gran Asamblea,  quien vivió en los tiempos del arribo de Alejandro Magno a Judea, en el año 333 A.E.C., de quien se describe que lo recibió en las puertas de Jerusalém, con pan y vino.

[4] Tomado de Habáit Haiehudí

[5] Guemilut Jasadím se ramifica en numerosos preceptos: la caridad (Tzedaká), la ayuda a una novia (Hajnasát Kalá), la visita a los enfermos (Bikur Jolim), el consuelo a las personas en duelo (Nijum Avelim) y la atención del servicio funerario, buscar la reconciliación de aquellos que están enemistados, hospitalidad, dar ropa al necesitado, entre otros.

[6] Ver el articulo “¿existen pecados en el judaísmo?”

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