Oración diaria de un abogado
(desde el punto de vista judío)
Eterno Todopoderoso, tú has creado al hombre con infinita sabiduría; de igual manera Tú has endosado al ser humano con la sabiduría para que alivie el sufrimiento de su hermano, y en Tu eterna providencia, me has escogido a mí para cuidar y proteger los intereses de mi prójimo; hoy y todos los días me encuentro dispuesto a aplicar y dedicarme, por mí mismo, a los oficios de mi profesión. Auxíliame, Eterno, Todopoderoso, en esta gran labor que puede beneficiar a toda la humanidad, para la cual, sin Tu ayuda, nada tendrá éxito; No me permitas aceptar nunca causas injustas, dado que son peligrosas para la conciencia y la dignidad propias; no permitas que la sed de lucrar, la ambición por la fama, el reconocimiento y la admiración interfieran con mi profesión, como tampoco me permitas cargar sobre el cliente expensas inútiles, porque, de lo contrario, deberé reembolsarle; a Ti imploro por la ayuda necesaria para defender las causas porque Tu eres sinónimo de Justicia, y por ello no permitas que yo defiendas causa alguna utilizando medios ilícitos: Garantiza que quienes a mi acuden tengan la suficiente confianza en mí, en mi arte y en mi conocimiento, y sigan mis indicaciones y mis consejos, permitiéndome defender la causa de mi cliente con el mismo calor que si lo fuera mía propia; permíteme estudiar concienzudamente las piezas de los autos con el fin de sacarles los argumentos útiles a la defensa de la causa y no permitas que busque motivos para retrasar las acciones o favorezca la negligencia que pueda comprometer los intereses de mi cliente, quien debe ser indemnizado por los perjuicios sufridos ante su causa; permíteme que mis informes sean veraces, sinceros, y respetuosos y permite también que siempre estén a mi lado la verdad, la fidelidad y la justicia.
Déjame, Señor, Todopoderoso, sentirme contento y satisfecho con todo excepto en la gran ciencia de mi profesión. Nunca permitas que los pensamientos que en mi se eleven, me hagan sentir en la plenitud del conocimiento, pero otórgame la fuerza, el tiempo libre y la ambición para por siempre expandir mi conocimiento. Porque para el arte es bueno, pero la mente del hombre debe estar siempre expandiéndose. No permitas que me descuide, en ningún momento, ni desequilibre mi ideal de justicia que hagan perder la causa de mi defendido, para no quedar en deuda él.
Eterno Todopoderoso, Tú me has escogido a mí en Tu misericordia para cuidar y vigilar la seguridad de aquellas personas que en mí confían. Es por ello que yo deseo aplicar esa seguridad en el ejercicio mismo de mi profesión. Dame la Fortaleza necesaria para esta gran misión con la cual yo puedo beneficiar a la humanidad, para lo cual, sin Tu ayuda ni la más mínima cosa llegará a lograr su objetivo ni tener el éxito requerido. Esto te lo agradezco hoy y todos los días que esté dedicado al ejercicio de mi profesión.
16 de marzo de 2013 – 05 de Nisan de 5773
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