Alimentos que se Consumen con Pan
¿Que dicen nuestros sabios sobre los alimentos y las bendiciones?
¿Cuántas bendiciones debemos decir y cuando?
Hablaremos de las bendiciones de cuando se consume una comida que incluye pan, En este caso debemos comenzar nuestra ceremonia con la misma bendición del lavado, para luego pronunciar la bendición «Hamotzí, y comiendo un trozo de pan.
La bendición Hamotzí «cubre» todo lo que usted consuma como parte de la comida (excepto el postre y el vino).
El «Agradecimiento Después de la Comida» recitado después de la misma, cubre todo lo que usted haya comido.
Cuando se comen alimentos fuera de una comida con pan, las clases de alimentos individuales tienen sus propias bendiciones antes y después ser consumidas, como se especifica más abajo.
«Mezonot»
Alimentos que están hechos de granos pero que no son pan reciben la bendición «mezonot». Esto incluye tortas y masas, la mayoría de las galletas y cereales, pastas y otros productos de granos cocinados, como farfel y cuscus.
La bendición:
Barúj atá Adonai, Eloheinu Mélej HaOlám boré minéi mezonót
Bendito eres Tú Señor nuestro Di-s, Rey del universo, Quien creó diversas clases de alimentos.
Bendición del Vino.
El vino tiene un significado y uso especial en la ley judía, por lo que tiene su propia bendición. Pronuncie esta bendición cuando toma vino o jugo de uva:
Barúj atá Adonai, Eloheinu Mélej HaOlám boré pri hagáfen
Bendito eres Tú Señor nuestro Elohim, Rey del universo, Quien creó el fruto de la vid.
Frutas
Las frutas reciben la bendición «especial».
Según la ley judía, la fruta es definida como algo que crece de un árbol perenne que no renueva su tronco y no crece muy cerca del suelo.
Por lo tanto, manzanas, uvas, nueces (excepto maníes) e higos, son frutas, pero las fresas, la sandía y las bananas no:
He aquí la bendición:
Barúj atá Adonai, Eloheinu Mélej HaOlám boré pri haétz
Bendito eres Tú Señor nuestro Elohim, Rey del universo, Quien creó el fruto del árbol.
Vegetales
«Frutos de la tierra», incluidos vegetales, legumbres, maníes, y las «frutas» excluidas de la bendición haétz anterior: melones, bananas, ananás, algunas bayas.
Sobre todos estos, de pronuncia la bendición «haadamá»:
Barúj atá Adonai, Eloheinu Mélej HaOlám boré pri haadamá
Bendito eres Tú Señor nuestro Elohim, Rey del universo, Quien creó el fruto de la tierra
«Sheakol»
Todos los alimentos que no entran de los grupos específicos precedentes reciben la bendición «sheakol».
Esto incluye productos animales: carne, pollo, pescado y huevos; agua y todas las otras bebidas (excepto vino) y sopas; y alimentos variados como champiñones, caramelos, etc.
La bendición:
Barúj atá Adonai, Eloheinu Mélej HaOlám sheakól nihiá bidbaró
Bendito eres Tú Señor nuestro Elohim, Rey del universo, por Cuya palabra todo fue llamado a ser
Agradecimiento después de la comida.
«Y comerás, te hartarás y bendecirás al Señor tu Adonai»
Veajálta vesaváta uberájta et Adonai Elohéija al haáretz hatová asher natán laj. (Deuteronomio / Devarim 8:10).
En adición a las bendiciones previas a la comida instituidas por los sabios, tenemos la obligación bíblicamente ordenada de agradecer y bendecir a Adonai después de comer, expresando nuestra gratitud a Quien «nutre a todo el mundo con Su bondad, con gracia, con benevolencia y con compasión» (del «Agradecimiento Después de la Comida»)
El Agradecimiento Después de la Comida consiste de cuatro bendiciones primarias
Por historia, la primera fue compuesta por Moshé cuando el maná descendió del cielo en el desierto,
La segunda por Yehoshúa cuando los Hijos de Israel comieron de la primera cosecha tras entrar a la Tierra Prometida;
La tercera por el Rey David y Salomón,
Y la cuarta por los sabios en la época de la Mishná.
El «Agradecimiento» completo se recita sólo después de haber participado de una comida que incluye pan, y cubre a todo lo consumido durante la comida.
Al Hamijiá
Existe una versión «abreviada» del Agradecimiento Después de las Comidas que incorpora elementos de sus primeras tres bendiciones es pronunciada después de consumir ciertos alimentos.
Hay tres versiones de esta bendición abreviada.
«Al Hamijiá» es pronunciada después de consumir alimentos (no pan) preparados con los cinco tipos de grano.
Todo aquello que requiere la bendición previa «Mezonot» requiere la bendición posterior «Al Hamijiá».
«Al Haguéfen» es recitada después de beber vino o jugo de uva.
«Al Haáretz veál Haperót» por las frutas especiales por las que es bendecida la Tierra de Israel: uvas, higos, granadas, aceitunas y dátiles.
Tras Otros Alimentos.
Pronunciamos la bendición posterior «Boré Nefashot» sobre todo alimento que no está incluido en las categorías anteriores.
Esto incluye todo aquello sobre lo que pronunciamos las bendiciones previas «Haadamá» o «Sheakol» (pescado, carne, huevos, bebidas —excepto vino —, caramelos) más todas las frutas no incluidas entre las frutas especiales de la Tierra de Israel.
Cuando termine de comer los alimentos mencionados arriba, recite la bendición:
Baruj ata Adonai, Eloheinu Mélej HaOlám boré nefashót rabót vejesronán al kol ma shebaráta lehajaiót bahém néfesh kol jái baruj jéi olamím
Bendito eres Tú Señor nuestro Elohim, Rey del universo, Creador De numerosos seres vivientes y sus necesidades, por todas las cosas que Tú has creado para mantener con ellas viva el alma de todo ser viviente. Bendito es Él que es la Vida de los mundos.
¿POR QUÉ DECIMOS LAS BENDICIONES ANTERIORES?
Nos enseñan nuestros sabios:
Cada vez más comprendemos que la naturaleza de la materia es efímera. El universo está lleno de fenómenos que proporcionan una interacción sutil entre la realidad y la no-realidad, lo intangible, la ilusión…
La conciencia humana mantiene deambulando en espacios nubosos, tropieza frecuentemente en las trampas morales del bien y del mal, de lo bueno y malo.
El mundo que nuestros ojos y los otros sentidos perciben, es solamente una detallada fachada, detrás de la cual yacen los lazos espirituales que sostienen intacto al mundo de la materia y la energía.
Por ejemplo, la comida.
¿Qué hace crecer la planta?
El agua sólo facilita los procesos biológicos.
La tierra provee el medio para la nutrición y cimentación.
La Cábala enseña que las plantas derivan finalmente de un reino tan alto que el alma humana sólo puede tener un vislumbre distante.
El origen del reino vegetal es conocido como Olam HaTohú («el reino de forma caótica»).
El del alma humana es el Olam HaTikún («el reino de la reparación»).
Irónicamente el anterior es más alto que el último.
Esto significa que la fuente espiritual de la planta es inherentemente superior al del alma humana.
Mirando a la planta, no obstante su belleza y complejidad, todavía no parece estar cerca de la complejidad y profundidad del ser humano.
Pero, las plantas y los animales mantienen al ser humano.
Sin la comida no podemos sobrevivir.
En términos espirituales esto demuestra la dependencia del alma humana al contenido espiritual de la comida.
Las enseñanzas del jasidismo nos explican que cuanta más alta la fuerza espiritual, más bajo desciende.
Del mundo de Tohú, las chispas de fuerza espiritual descendieron mucho más bajo, para que la energía de vida innata esté oculta en el tosco mundo material.
Lo que más alto se posiciona, tiene el mayor potencial de caer más bajo.
Espiritualmente, las plantas y la materia inanimada se posicionan en la cima de la creación. De ahí su posición aparentemente humilde «abajo aquí.»
Así que :
¿cómo es que el ser humano parece estar, sin embargo, más dotado al poseer mayor conciencia y complejidad?
Derivado del reino de Tikún («reparación») el ser humano tiene la capacidad de refinar la energía espiritual cruda de la planta, produciendo los pedazos de «materia-comida» que son comestibles y digeribles.
Sólo entonces, la fuerza de vida y la calidad espiritual superior de las plantas y los animales pueden fluir a través del ser humano, satisfaciendo el instinto de supervivencia.
Esa es la razón por la cual un bebé no reconoce y se une a los padres hasta que no haya comido alimento.
Necesita la fuerza de vida dentro de la planta para impulsar la conciencia que fluye a través de la mente, comprendiendo los poderes de reconocimiento, discernimiento, y discurso.
El respeto y la honra por la comida es un mandato básico en la tradición espiritual judía. Quizás no se practique demasiado, pero cualquiera familiarizado con las enseñanzas profundas del Jasidismo y la Cábala no pueda sino conmoverse frente al laberinto complejo de mitzvot y berajot que permiten una conciencia más elevada y honra por la naturaleza espiritual de la comida que ingerimos.
Cuando comamos, démonos cuenta de la fuerza espiritual que une lo comestible al más alto de los reinos espirituales.
Ingiramos la comida con la conciencia que es de verdad un regalo que permite al alma vigorizarse al «pedir prestado» la energía de la planta y el animal, para que podamos funcionar óptimamente como un co-creador de una Creación inacabada.
Imagine una cascada espiritual, cuya fuente se localiza infinitamente más allá del alcance del ojo.
Sus aguas caen abajo en un reino inferior, el reino del aquí y ahora, proporcionándole el alimento para su supervivencia.
Extienda la visión a cada cucharada de comida que ingiere, y dese cuenta de la capacidad asombrosa que la comida tiene que reavivar el espíritu, la mente y nutrir el cuerpo.
Respete la comida formulando una afirmación (una berajá) antes de cualquier acto de comer.
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Se terminó de redactar a los 27 de Noviembre de 2010 que equivale al 20 de Kislev de 5771.
Revisado y reeditado el 17 de marzo de 2020