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Oración diaria de un médico.

07/11/2010 Por Publicaciones Leave a Comment

Oración de un médico

¿Cómo podría ser la mejor oración diaria de un médico desde el punto de vista judío?

Tomado de Jewish Virtual Library

[Traducido al Inglés por Harry Friedenwald. Traducido al Español por Max Stroh. Boletín del John Hopkins Hospital 28 (1917): 260-261]

Atribuido a Moisés Maimónides un médico judío del siglo doce en Egipto, pero probablemente escrita por Marcuz Herz, un médico alemán, discípulo de Imanuel Kant y médico para Moisés Mendelson. Apareció impresa por primera vez en 1793.


Eterno Todopoderoso, tú has creado el cuerpo humano con infinita sabiduría.

Diez mil veces diez mil órganos has combinado en ese acto incesante y armonioso para preservar la integridad y toda la belleza del cuerpo el cual es un sobre del alma inmortal.

Ellos están permanentemente interactuando en un perfecto orden, con acuerdo y armonía.

Aún cuando la fragilidad de la materia o el rompimiento de las pasiones desarregla este orden e interrumpe este acuerdo, las fuerzas chocan y el cuerpo cruje hacia un polvo primario de donde proviene.

Tú has enviado las enfermedades al hombre como unos mensajeros de beneficencia para advertirle la aproximación del peligro y urgirlo a cambiar.

Tu haz bendecido Tu tierra, Tus ríos, Tus montañas, con sustancias curativas;

Ellas permiten que Tus criaturas aliviar sus sufrimientos y curar sus enfermedades.

Tú has endosado al ser humano con la sabiduría para que alivie el sufrimiento de su hermano, para que reconozca sus dolencias, extraiga las sustancias curativas, descubra sus poderes, como prepararlas y aplicarlas de una manera apropiada para cada enfermo.

En Tu eterna providencia, me has escogido a mí para cuidar y proteger la vida y la salud de Tus criaturas.

Yo ahora me encuentro dispuesto a aplicar y dedicarme, por mí mismo, a los oficios de mi profesión.

Auxíliame, Eterno, Todopoderoso, en esta gran labor que puede beneficiar a toda la humanidad, para la cual, sin Tu ayuda, nada tendrá éxito.

Inspírame con amor por mi arte y por Tus criaturas.

No permitas que la sed de lucrar, la ambición por la fama, el reconocimiento y la admiración interfieran con mi profesión…

Porque aquellos que son enemigos de la verdad y el amor por la humanidad podrían conducirme  al fracaso en el gran propósito de atender por el bienestar de Tus criaturas.

Preserva las fuerzas de mi cuerpo y mi alma para que ellas se encuentren amablemente dispuestas a ayudar y soportar al rico y al pobre, al bueno y al malo, al enemigo de la misma manera que al amigo.

Al que está sufriendo permíteme ver solo al ser humano.

Ilumina mi mente para comprender y reconocer todos los aspectos en la medida que se van presentando y para la comprehensión de lo que está ausente u oculto.

No permitas que falle en lo evidente, lo que se ve; y no permitas que la arrogancia en si, disminuya la capacidad de ver lo que no es evidente, dado el estrecho margen que existe en el magnífico arte de cuidar las vidas y la salud de Tus criaturas.

No permitas que nunca me distraiga.

Que ningún pensamiento extraño distraiga mi atención del lecho del enfermo ni distraiga mi mente en sus labores silenciosas, para lo grande y sagrado que son las poderosas deliberaciones que se requieren para preservar la vida y la salud de Tus criaturas.

Garantiza que mis pacientes tengan la suficiente confianza en mi y en mi arte y sigan mis indicaciones y mis consejos.

Remueve de en medio de ellos a todos los charlatanes y a todo tipo de anfitriones o dueños de oficios relacionados con la charlatanería, de enfermeras sabelo-todo, de gente cruel…

Aquellos quienes arrogantemente frustan los más inteligentes y astutos deseos y propósitos de nuestro hermoso y refinado arte y, a menudo conducen a Tus Criaturas hacia su propia muerte.

Quieran aquellos que son más inteligentes que yo, desear que yo mejore y que me instruyan; que permitan que mi alma persiga de grata manera su guía, a través de lo largo y ancho, lo vasto y lo extenso que es nuestro arte.

Podría ser que aquellos tontos engreídos me censuren y permite que el amor a mi profesión se torne en un escudo impenetrable en contra de ellos

De esa manera, que yo pueda permanecer resuelto y estable sin importar la edad, para la reputación, o para el honor, porque la rendición, (mi rendición) podría traer a Tus Criaturas enfermedad y muerte .

Llena mi alma con gentileza y calma para cuando los colegas mayores, orgullosos de su edad, deseen desplazarme, rechazarme, o con mala gana y voluntad me quieran enseñar, cosas erradas.

Que aún esto se constituya en una ventaja para mi, porque ellos saben muchas cosas que yo desconozco, pero no permitas que su arrogancia me cause dolor.

Porque ellos son mayores, entrados en edad y la vejez no se constituye en el dueño de las pasiones.

También espero llegar a una edad avanzada sobre esta tierra, ante Tí, Eterno, Todopoderoso.

Permíteme contender en todo excepto en la gran ciencia de mi profesión.

Nunca permitas que se levante en mi el más mínimo pensamiento de que he adquirido suficiente conocimiento.

Déjame sentirme contento y satisfecho con todo excepto en la gran ciencia de mi profesión.

Nunca permitas que los pensamientos que en mi se eleven, me hagan sentir en la plenitud del conocimiento,

Otórgame la fuerza, el tiempo libre y la ambición para por siempre expandir mi conocimiento.

Porque para el arte es bueno, pero la mente del hombre debe estar siempre expandiéndose.

Eterno Todopoderoso, Tu me has escogido a mi en Tu misericordia para cuidar y vigilar la vida y la muerte en Tus Criaturas.

Ahora yo lo aplico para mi mismo hacia mi profesión.

Dame la Fortaleza necesaria para esta gran misión con la cual yo puedo beneficiar a la humanidad…

Para lo cual, sin Tu ayuda ni la más minina cosa llegará a lograr su objetivo ni tener el éxito requerido.

Amen.

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