7 de Jeshvan
Cada 7 de Jeshván, es un día especial para quienes viven en Israel puesto que a partir de esta fecha, se hacen algunos cambios en el rezo diario: Nuestra súplica se dirige hacia la frase “danos rocío y lluvia para bendición sobre la superficie de la tierra”.
“ten tal umatar librajá”
En 7 de Jeshván se empieza a pedir ten tal umatar librajá (y otórgase rocío y lluvia para bendición sobre la faz de la tierra), aunque el descenso de las lluvias se ha solicitado desde Simjat Torá;
El rocío (??) y la lluvia (???) representan dos aspectos opuestos de la energía divina, y así en el camino de la persona: la lluvia simboliza el esfuerzo hacia una meta, y el rocío, la cualidad de la anulación propia que la equilibra.
ENTRE ROCÍO Y LLUVIA (BEIN TAL UMATAR)
En sentido general, en el judaísmo, la imagen del agua es una metáfora de la energía y el flujo divino y en particular de la Jojmá (Sabiduría) divina, que en la cabeza y lo primero es la Torá. Las aguas bajan y brotan de fuentes ocultas, que dan de beber a nuestra alma sedienta y urgida por el esfuerzo de la supervivencia.
Así, estas aguas encarnan la imagen viva de la energía y la sabiduría que nuestra alma suplica recibir de Hakadosh Baruj Hu.
A esta luz, ¿qué explicación damos de la súplica por la lluvia relacionada con los dos modos de agua que bajan desde los cielos, rocío y lluvia?
Parece que ella se manifiesta en nosotros para distinguir entre dos formas de energía y sabiduría divina.
En el judaísmo, el agua representa la abundancia que viene de Hashém, y sobre todo, la sabiduría divina que viene de la Torá. Las aguas provienen de orígenes ocultos, sacian nuestras almas sedientas, y son esenciales para nuestra sobrevivencia. Asimismo, simbolizan perfectamente la abundancia y la sabiduría que pedimos de Hakadosh Baruj Hu.
Entendiéndolo así, como se entiende que la petición de la lluvia refiere a dos tipos de agua que bajan del cielo, el rocío (?? Tal) y la lluvia (??? matár) parece que propone la distinción entre dos tipos de la sabiduría divina.
Simbolismo
Las aguas que llegan directamente del cielo (Matar) son esenciales para nuestra existencia material, y nosotros dependemos de estas como los sirvientes que están por delante de la mesa de su dueño.
En cambio, el rocío simboliza la presencia oculta de Hashém, que reside entre nosotros. por un lado, el rocío “desciende” durante todo el año, pero por otro lado, no podemos ver ni medir como desciende.
De hecho, el rocío no nos llega directamente del cielo, sino que es un fenómeno físico, el aire que se enfría da lugar a la acumulación de los líquidos encima de la tierra y de las hojas de las diferentes plantas. (Así, aparecen de repente todos los líquidos que ya estaban en el aire anteriormente).
Por el mismo modo, Hakadosh baruj hu está presente en nuestro mundo durante cada momento y en cada sitio, pero actúa y se revela de varias formas. Para notarlo, tenemos que prestar mucha atención.
En el mundo material, la fuerza del rocío es menor que la de la lluvia, pero en la dimensión espiritual, puede evocar más resonancia: el rocío nos recuerda que existen cualidades finas y delicadas en nuestras almas, que emergen solas cuando estamos en estado “nocturno” de paz y reposo. asimismo, se explica que la resurrección de los muertos se realizará mediante un Tal tejiá, un “rocío de resurrección “.
El rocío simboliza a la emergencia de nuevas vidas dentro de nosotros.
Ensayo tomado del libro Olamót, del rabino Ginsbugh..
07 de Jeshvan de 5778