Chayot – Jayot Ha Kodesh – Ángeles
Entramos a revisar a los que corresponden a la primera categoría de angeles, la más elevada de acuerdo con la clasificación que dio Maimónides; ellos son los (Chayot) Jayot, traducidos como “criaturas vivientes”
Estos angeles, llamados «Jayot» (Chayot) provienen de la visión de Ezequiel (Yejezkel) 1:4-14 (1) allí son descritas sus características, como semejando a un ser humano, con cuatro caras: de un hombre, un león, un buey y un águila, dando un total de dieciséis caras.
Cada Jayá tiene cuatro alas. Dos de estas alas se extienden a lo largo de una carroza y se conectan con las alas del ángel en el otro lado. Con las dos alas restantes, cada ángel cubre su cuerpo.
El Apocalipsis o Revelación, por su lado, en 4:6, muestra una visión de los «seres vivientes, (Chayot) » basados en la visión de Ezequiel, pero este caso, no tienen cuatro caras, sino que son cuatro seres separados, cada uno con seis alas y muchos ojos alrededor de su cuerpo, con el siguiente aspecto: uno fue como un hombre, uno era como un león, uno era semejante a un becerro (buey), y uno era como un águila, los cuales son equiparados a 4 evangelistas: San Mateo, el hombre, el león de San Marcos, San Lucas, el buey, y Juan el águila…(2)
A pesar que estos angeles son los más cercanos al Creador, existe, en la tradición judía, un concepto que busca eliminar el antropomorfismo, a partir del pasaje que dice que «ningún hombre podrá verme y vivir, « la interpretación de Rabi Akiba la lleva a este extremo diciendo: «Ni siquiera los santos Jayot (Chayot), que llevan el trono de gloria, podrán ver Su gloria en sí», Y Simón mejora sobre esto, diciendo: «Ni siquiera lo lograrán las criaturas vivientes, los ángeles «(Sifra, Lev. i. 1), puesto que la morada de Adonai está en el séptimo cielo, junto a la que es la morada de los piadosos, y los ángeles llegarán antes de esta última (pag. 12B).
Se nos enseña, según la Cábala, que el angel Metatrón, más conocido como el ángel de la vida o el guardián del Árbol de la vida, es quien lidera a los Jayot (Chayot) ha Kodesh.
Basados en las enseñanzas de El Zohar, encontramos que, el profeta Enoj fue quien se convirtió en el angel Metatrón, cuando ascendió al cielo.
Este mismo texto, en Bereshit 51:475, nos revela: «Todos los secretos celestiales fueron entregados en sus manos y que él a su vez los entregó a los quienes les fueron merecedores de ello (2).
Un millar de llaves fueron entregadas en sus manos y, El Santo, bendito sea Su Santo Nombre, se lo llevó de este mundo para que le sirviera, más, arriba». El Talmud menciona, en Hagiga 15 a, que HaShem permitió que Metatrón se sentara en su presencia «para escribir los méritos de Israel.»
Lo más importante es que, todos los seres, fuera del Creador, desde la primera forma (Jayot – Chayot HaKódesh) hasta el último mosquito que se pueda encontrar en el fondo de la tierra, todo llegó a existir a partir de Su esencia.
Y por cuanto que El se conoce a Si mismo y reconoce Su grandeza, Su magnificencia y esencia, del mismo modo El conoce todo y no existe nada que se escape a Su comprensión.
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(1) Ezequiel 1:4-14 Versión Reina Valera 1995:
Miré, y vi que venía del norte un viento huracanado y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor. En medio del fuego algo semejante al bronce refulgente; y en medio de todo vi la figura de cuatro seres vivientes (Chayot).
Ésta era su apariencia: había en ellos un parecido a seres humanos. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Sus piernas eran rectas, y la planta de sus pies como pezuñas de becerro que centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos humanas. Sus caras y sus alas estaban por los cuatro lados.
Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.
El aspecto de sus caras era como una cara de hombre y una cara de león al lado derecho de los cuatro, y como una cara de buey a la izquierda de los cuatro.
Además los cuatro tenían una cara de águila. Así eran sus caras. Cada uno tenía dos alas extendidas por encima, las cuales se tocaban entre sí, y con las otras dos cubrían sus cuerpos. Cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu los llevaba, ellos iban, y no se volvían al andar.
En cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos. Parecían antorchas encendidas que se movían entre los seres vivientes.
El fuego resplandecía, y de él salían relámpagos. Los seres vivientes corrían y regresaban a semejanza de relámpagos.
(2) Hay pensadores actuales, en el judaísmo como Yehuda Ribco, quien al hablar de las jayot (Chayot) hakodesh dice que este término “probablemente designa la tropa de lo santo, aunque quizás la traducción más acertada sea la de entidades de lo santo, pues jaiá tiene enorme asociación con los conceptos: viviente, existente y entidad” y no tiene nada que ver con animales en sí..
(3) El rabino Moshe Cordovero enseña, en Shur kuma, que por la providencia divina y el conocimiento están para quienes se ilumina sobre ellos los secretos del Zohar y para los que no. Para unos estará oculta y escondida. Para unos habrá visión que brota, pero la Cábala permanecerá oculta.
10 de agosto de 2013 – 04 de Elul de 5773
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