Treinta y seis (thirty six)- Lamed – vav o el valor de los Tzadikim
Treinta y seis, si, 36 hombres Santos en este mismo instante, están viviendo entre nosotros y no sabemos quiénes son: quizás sea aquella persona que vemos todos los días recogiendo la basura, o tal vez la profesora que enseña a los niños, el conserje de la sinagoga, o el vigilante de un edificio de oficinas, la esposa de un comerciante o el Rabino de una comunidad; lo cierto es que no conocemos sus nombres, ni donde viven, ni quiénes son, pero si no fuera por ellos (todos ellos, incluso si uno de ellos había desaparecido) el mundo llegaría a su fin, pues es por sus meritos que sostiene el mundo.
Treinta y seis hombres santos que saben lo que está bien y lo que está mal, sea entre los hombres en sí, entre los hombres y los animales y las plantas y/o entre los hombres y El Creador.
La tradición nos enseña incluso que sus identidades no se conocen entre sí y que, si uno de ellos logra de la realización de su verdadero propósito, en ese momento puede partir de este mundo hacia el Olám HaBá, y su función es asumida de inmediato por otra persona.
Ellos son conocidos como los “36 Tzadikim ocultos” los Tzadikim Nistarim, y es uno de los conceptos más arraigados en la Cábala…
El propio Talmud explica:
En todo tiempo hay siempre treinta y seis justos sobre la faz de la tierra, cuando ellos desaparezcan, el mundo acabará. No se conocen entre ellos y cuando uno de los justos muere es inmediatamente sustituido por otro. Se los representa como extremadamente modestos, humildes e ignorados por el resto de las personas (Sanhedrín 97b, Sucá 45b)
Abbahu, un talmudista judío, quien fuera rector de la Academia de Cesárea, dijo: «En el mundo, cada generación no tiene menos de treinta y seis personas justas sobre las cuales la divina Presencia reposa, ya que está dicho: «El Eterno espera para tener piedad de vosotros; por eso, se levanta para tener misericordia de vosotros. Porque el Eterno es un Elohim de justicia, ¡bienaventurados son todos los que esperan en él!»». Libro de Yesháia / Isaías, 30:18
Esta palabra, se escribe en hebreo, Lamed vav
Sin embargo, podríamos también encontrar en nuestros libros sagrados se dice que cada generación podría tener, en realidad, 36 de ellos viviendo en Israel, y 36 fuera de ella; 36 permanecen ocultos y 36 son revelados.
Nadie, en lo absoluto, sabe quién es un Tzadik oculto y, si alguno de ellos es «descubierto» en por accidente, nuestros sabios nos recomiendan que el secreto de su identidad no debe ser divulgada, ya que se estipula que uno de los 36 podría ser el Mesías siempre y cuando el mundo está listo para que se revele.
Los Tzadikim Nistarim generalmente se encuentran entre los pobres, los oprimidos y los más mansos entre nosotros: ellos son elegidos para esta tarea debido a su rectitud, sentido incondicional de la justicia real, y la bondad de su alma. Cuando uno de estos hombres muere, El Todopoderoso escoge a otro para ocupar su lugar. Mientras estos treinta y seis hombres sirvan a la humanidad, el mundo seguirá avanzando laboriosamente, pero, en el instante que muere uno de ellos y HaShem no pudiera encontrar otro candidato digno de ocupar su lugar, el mundo será destruido…
¿Por qué treinta y seis?
El número 36 se escribe, al igual que la palabra que encontramos en el libro de Yesháia /Isaías arriba mencionado, como LO como Lamed -vav
Nos enseñan nuestros sabios que, la escritura completa de la letra lamed (lamed-mem-dalet) equivale a la abreviatura de la frase: «un corazón que entiende el conocimiento» (lev mevin daat); además aprendemos que el significado literal de la letra lamed es «aprender» (o «enseñar»); representa el estudio de las artes seculares; conocimiento empírico, el anhelo del alma de estudiar Torá, de estudiar acerca de la Esencia de El Creador… y simboliza a treinta categorías de tzadikim en el Mundo por Venir.
La letra Vav, en su escritura, por su lado (Vav – alef – Vav) equivale a la abreviatura de la frase “dar amor y misericordia” (Vater ehov verajem); por su propio nombre significa “gancho” pero, también nos enseñan nuestros sabios que la vav simboliza la capacidad de establecer un orden jerárquico, arriba y abajo en la Creación. En el hebreo bíblico, la letra vav como “gancho” que es, tiene la posibilidad de adherirse al tiempo y con ello ser capaz de invertir cualquier situación aparente de un verbo, a su opuesto, de pasado a futuro o de futuro a pasado (que se viene a conocer como vav hahipuj (1)) lo que para el judío podría significar la capacidad el poder cambiar su pasado hacia un futuro mejor, a través de la teshuvá y, para el tzadik, la capacidad de traer el futuro hacia el pasado, estudiando las más íntimas enseñanzas de la Torá, en lo que se relaciona con la revelación de la venida del Mashiaj y los tiempos mesiánicos. (2)
La suma de los dos valores, de las dos letras anunciadas y sus características: lev mevin daat + Vater ehov verajem (un corazón que entiende el conocimiento + dar amor y misericordia) nos otorga, quizás las cualidades especiales de algunas personas, a quienes no debemos discriminar por la apariencia o lo que hagan ya que, porque nuestros sabios, describen entre ellos, se encuentra quien traerá, a nuestros días, la pronta llegada del Mashíaj y las bendiciones que con Él se vienen.
(1) Según el Summer Institute of Linguistic Sudan – Nairobi Kenya, en un artículo publicado por Randall Buth, dice que el Texto de Lucas 1:46-47 en su ORIGINAL EN HEBREO muestra esta forma “poética” de utilizar la alternancia de los tiempos, que era comúnmente usada en el primer milenio antes de la Era Común, NO PUDO ser reflejado en la traducción de la SEPTUAGINTA, y por consiguiente, en ninguna otra traducción.
(2) Gershom Scholem, un cabalista del siglo 20 de la era común, dijo que, la vav hahipuk se refiere a un tiempo «mesiánico», la vav «inversiva» cambia la calidad de la acción expresada por el verbo, la transformación de la acción inacabada a cabo, y viceversa]. De este modo, cuando un judío lee la Biblia hebrea, sus ojos ven el futuro, pero la mente leyendo un pasado. Cuando el ojo ve hacia el pasado, se refleja en una futura ley. El resultado de esta aventura es que no hay pasado, no hay futuro, no hay tiempo.
Escrito, recopilado, redactado y publicado por 321judaismo.com
08 de diciembre de 2012 —– 25 de Kislev de 5773