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EL ABORTO DESDE EL PUNTO DE VISTA JUDIO.

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EL ABORTO DESDE EL PUNTO DE VISTA JUDIO.

HABLEMOS DEL ABORTO

Hablar del  aborto es entrar a discutir un tema “picante y espinoso” para cualquier persona, independiente de si tiene una postura científica o religiosa ante el tema y siempre generará controversias: quien lo hace,  cuando se hace,  o por que se practica, son las preguntas clásicas y más comunes; las leyes de algunos países también han sido motivo de controversia por el mismo aspecto: no hay nada definido ni un estándar sobre el cual establecer parámetros definidos.

Entrar a considerar una definición, también genera discusión: sin embargo, se parte de la base de que, el aborto significa, en general, “la interrupción del curso normal del embarazo, ante cualquier circunstancia”.

La primera pregunta para entrar a considerar el tema del aborto es ¿Cuándo comienza la vida?

Con relación al comienzo de la vida en el ser humano, tenemos una anécdota: En cierta vez se realizó un debate público con la presencia de tres panelistas: un médico, un filósofo y un rabino. La discusión era: «¿Cuándo comienza la vida?».

El médico se puso de pie y expuso que la ciencia médica ha demostrado inequívocamente que la vida comienza una vez que el óvulo ha sido fertilizado.

El filósofo, extremadamente pragmático, propuso que la vida no puede ser considerada como tal hasta tanto el niño no fuera una entidad viable por sí misma, es decir, una vez retirado de la madre.

El rabino se acercó lentamente al podio y, muy confiado, dijo: «Señores, ¡la vida comienza cuando los niños han crecido y se mudan a otra casa!»

 

Como nos dimos cuenta por la anécdota anterior, la respuesta acerca del origen de la vida es tan controversial, como el mismo aborto y, la bibliografía que podemos encontrar al respecto, es muy extensa y pasa, desde el punto de vista de los naturalistas hasta los metafísicos abarcando los aspectos genéticos, psicológicos, sociológicos, antropológicos o jurídicos hasta aquellos más teológicos y místicos, a través de múltiples posturas, definiciones e interpretaciones.

Dentro de esta escala se encuentra el argumento que no existe un instante natural determinado para tal definición, basándose en que la concepción no es un proceso conformado mediante un espectro discreto sino más bien uno continuo implementándose en el transcurso de diez a veintidós horas, dependiendo de las etapas contempladas, desde el recorrido de los espermatozoides hasta la penetración en el óvulo y la formación del cigoto, continuando por la postura de ser en el momento de la gastrulación o etapa formativa del embrión  o  tercera semana a partir de la fecundación, ya  que en ese instante se ha definido si hay uno o varios cigotos, y con ello se determina si es un único ser o un embarazo múltiple.

Luego continúa en la opinión de quienes se basan en la detección de actividad cerebral, que ocurre en la octava semana de la gestación, donde el embrión ha completa su organogénesis y allí se ha formado un circuito básico de tres neuronas con capacidad de reflejos ante algunos estímulos.

De allí se pasa a otra etapa en la que apoyan la formación de la vida en la vigésima semana donde el desarrollo del tálamo permite la integración del sistema nervioso y, también hay quienes aseguran que este proceso se da en el momento que se conforman las redes neuronales básicas, y se registra la aparición de patrones de actividad cerebral reconocibles, sucediendo esto entre las semanas veinticuatro y veintisiete a partir de la concepción, puesto que para muchos, la ausencia de actividad cerebral es la actual decisiva definición de muerte y a su vez, es la actividad cerebral la que va a diferenciar la especie humana de las otras especies, al catalogarla como una “especie con capacidad de raciocinio”.

Por último, hay quienes consideran que el inicio de la vida se da  en el momento en que se produce la manifestación de claros rasgos antropomórficos asociado a un desarrollo avanzado en sus extremidades y maduración orgánica con capacidad de movimientos independientes.

Al entrar poco a poco a analizar el tema, nos damos cuenta que el aborto es un problema tan antiguo como el hombre mismo y, a pesar de ello, la Torá no habla específicamente de este tema.

El judaísmo, sin embargo, cuenta con una gran cantidad de estudiosos prolíficos que han hecho aportes a la Torá y el Tanaj, por supuesto inspirados en lo que Adonai les ha dictado y, además, apoyados en los avances científicos de cada época, puesto que sabemos que muchos de ellos no sólo estaban dedicados al judaísmo sino a varios de los campos de la ciencia: Ejemplo, Maimónides.

Sin embargo, la Torá no debe ser vista como un libro plano  y sus palabras como superficiales: ella es muy clara cuando dice: Shemot / Éxodo 20:13  “No matarás (no asesinarás)”.[1]

Thou shalt not murder.                                                                                                                                                                        Lo tirtzaj

¿Qué quiere decir con esa frase? La Torá nos trae otra sentencia: Shemot / Éxodo 21:23 “Si hubiera muerte (daño), entonces pagarás vida con vida”

But if any harm follow, then thou shalt give life for life…                                                                                                      Veim esón  yiyé venatáta néfesh tájat néfesh

Nos preguntamos entonces: ¿Acaso la vida de un niño vale menos que la de un adulto?

Comencemos analizando que nos dice la halajá respecto al feto:

Nuestros sabios, a partir de las normas de la halajá nos dicen que debemos considerar al feto como un ser humano completamente formado, aunque no igual; no es igual puesto que el feto no está en el mismo nivel espiritual ni físico que una persona, aunque, en la mayoría de los ocasiones, se le suele tratar como a cualquier otro individuo:

¿Cuál es el por qué este concepto?

Porque generalmente se intenta no agredir ni lesionar al feto, como no se hace con ninguna persona, pero la Torá es enfática en estimular el hecho de que se generen sanciones a toda persona que le produzca algún daño a la mujer embarazada, sin importar que esta lesión, aunque sea realizada sin intención alguna, termine causando en la mujer, un aborto.

La Torá claramente nos habla de un resarcimiento monetario por causar un aborto lo cual suele ser interpretado por algunos rabinos como indicación de que el aborto no es un crimen capital[2] y por otros como una mera indicación de que no se ejecuta a alguien por realizar un aborto, a pesar de que es un tipo de asesinato[3].

No se ha podido llegar a un acuerdo respecto de si la prohibición del aborto es bíblica o rabínica. Sin embargo, se toma en cuenta  que el feto se convertirá en un ser humano, en su tiempo,  y debe haber una razón muy convincente para permitir un aborto[4].

Otro de los aspectos que tenemos que revisar es lo que han escrito nuestros sabios en el Pirké Abot: “En contra de tu voluntad has sido creado y en contra de tu voluntad, has nacido; en contra de tu voluntad tu vives y, en contra de tu voluntad, falleces.  (4:22).”

Para apoyar parte de estos estatutos revisados, los diferentes países del mundo, y especialmente en el Estado de Israel, han creado un concepto que se podría llamar “ley básica”, que es la que se encarga de “proteger la libertad y la dignidad de cada individuo en particular”: con esta ley se quiere decir, a grandes rasgos, que cada persona tiene el derecho a la privacidad y a la intimidad en su vida; el dominio personal no debe ser invadido sin su consentimiento.

 

La segunda pregunta que nos hace entrar en debate es, ¿Qué podría significar la dignidad humana desde el punto de vista de la halajá?

La dignidad humana significa el hecho de no degradar ni humillar la imagen divina en el ser humano[5]

 

Como quedó anotado con anterioridad, el feto para el judaísmo, no tiene la misma categoría de una persona: entonces surge la inquietud: “un feto ¿no tiene dignidad?”

 

La respuesta que dan muchos autores al respecto, por ser una pregunta difícil de resolver no es que el feto no tenga dignidad sino que “hasta que el bebe no nazca, no tiene los mismos derechos que una persona”; este individuo que está en formación, no tiene identidad como tal, pero se diferenciará de la madre, en el momento del alumbramiento; mientras no llegue a ese momento, el feto es parte de la madre sin identidad propia, “el muslo de la madre” o “una de sus extremidades” según el Talmud (Hulin 58 a).

La dependencia entre ambos desaparece luego del alumbramiento, cuando la criatura se transforma por la acción de Adonai, de una vida potencial, en persona animada, con neshamá, alma vital, limpia, un ser independiente con derechos y obligaciones, y esto teniendo muy en cuenta el concepto de que, durante el período del embarazo, el feto aprende TODA LA TORÁ y cuando nace, un ángel toca sus labios para hacer que se le olvide todo lo aprendido.

Otra referencia del Talmud, que apoya la idea anterior se encuentra en el Talmud Babilonio, Oholot 7:6, que dice que un niño nonato posee el estatus de «vida humana en potencia» mientras que su cabeza no ha emergido de las entrañas materna;  además establece lo siguiente: «desde el momento que su cabeza ha emergido está prohibido tocarlo (quitarle la vida), pues una vida no tiene precedencia sobre la otra» (Sanhedrin 72b).

 

Hemos tocado, tal vez la parte más importante que tiene en tema del aborto y es la “aparición del alma en el cuerpo”. ¿Desde qué momento se puede hablar que el feto tiene alma?

 

El primer origen que se tiene registrado en documentos, acerca de la aparición del alma en el feto[6] , para la opinión rabínica, se basa en una conversación registrada en el Talmud entre el Emperador romano Antoninus y el Rabino Yehudá HaNasí (el Patriarca), quien fuera el recopilador de la mishná[7] entre los Siglos 2-3 de la era común y, que fue documentada de la siguiente manera:

“Antoninus le preguntó a Rabi Yehudá HaNasí (el Patriarca): ¿Cuándo adquiere el alma el feto: en el acto sexual o en el nacimiento?

Rabi Yehuda le contestó, en el nacimiento: ante ello Antoninus le dijo: ¿Puede permanecer la carne 3 días sin sal y no podrirse?”

Con este tipo de conversación el rabino Yehudá comprendió que pueden transcurrir hasta 3 días en que el espermatozoide fecunde al ovulo, con lo que cambia su opinión[8]; la mayoría de los rabinos posteriores a esto volvieron a la posición de que el alma se adquiere en el momento del nacimiento, pero siempre bajo el concepto de que “el momento de adquisición del alma es uno de los secretos del Eterno, que será revelado cuando venga el Mesías”[9];

Algunos más actuales, y aprovechándose de los avances de la tecnología como son la fertilización in vitro y la clonación, dicen que el alma  aparece en el mismo momento de la fecundación, porque el procedimiento usual en FIV es el de tomar varios óvulos de la madre, de manera que la mayor cantidad de ellos sean fertilizados e implantados. Si, por ejemplo, se han fertilizado diez de estos óvulos, resultaría contraproducente implantar los diez.

Probablemente morirían todos. Lo más probable es que el médico implante tres o más, con la esperanza de que uno «prenda».

Entonces, surge el problema en cuanto al correcto modo de proceder con los óvulos restantes.

La halajá, para quienes están de acuerdo con el punto de vista mencionado, diría que no podemos matarlos, pero tampoco, tenemos la obligación de implantarlos. Entonces, deberán ser preservados por un proceso de congelamiento profundo hasta que venza su propia vida, aproximadamente de tres años.

Rashi, comentarista talmúdico del Siglo 12 de la era común, dijo: lav néfesh hu: “no es una persona”[10]

Mientras que el Talmud dice: ubar yérech imó: “el feto es como el muslo de su madre”.[11]

La prueba de esta aseveración del Talmud está contenida en dos ejemplos de la misma fuente:

El primero que dice que el vender una vaca, que después de la venta se descubra que está preñada, el ternero pertenece a quien compró la vaca sin que implique compensación para quien la vendió;

El segundo se relaciona con el hecho de la conversión de una mujer al judaísmo: si ella está embarazada, el bebé a nacer no requiere de conversión después del nacimiento[12].

 

Fin de la primera parte

 

 

 

MATERIAL ELABORADO POR GRUPO EDITORIAL 321JUDAISMO.COM,

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4.- NO DEBE MODIFICARSE SU CONTENIDO PUESTO QUE LLEVA PALABRA QUE MERECE EL DEBIDO RESPETO POR SALIR DE LA FUENTE DEL TANAJ Y SUS LIBROS COMPLENTARIOS.

 

TERMINADO DE ELABORAR EL 18 DE ABRIL DE 2011 – 14 DE NISAN  DE 5771.

 

 


[1] Éxodo / Shemot 21:22-23. La traducción que ha sido usualmente aceptada en muchos de los textos es “No matarás”; sin embargo, la intención de la palabra en hebreo, es decir “No asesinarás” ya que los conceptos varían aunque sean muy parecidos: el que asesina, lo hace generalmente enfrentando a una víctima que no está en capacidad de defenderse, mientras que el que “mata” generalmente lo hace en combate, como nos lo suponemos en las diferentes historias, por ejemplo, en la conquista de Canaán por Yehoshúa Ben Nun; en la defensa y reorganización también de Canaán por el David HaMelej; también en los casos en los cuales los jueces condenan la “hechicería” y/o los actos de violencia y había que ejecutar la pena de muerte (con medidas que conocemos como el apedreamiento).

 

[2] Ashkenazi, Rab Yehudá, Beér Hetiv, Jóshen Mishpát 425:2

[3] Tenemos en los textos halájicos la consideración de que si un profesional de la medicina ha causado una muerte y, por ello toma conciencia de que tuvo comportamiento negligente, debe ser exiliado. (Tur and Shulján Arúj, Y.D. 336:1).

[4] Si bien existe el debate entre los rabinos si el aborto es una prohibición bíblica o rabínica, todos están de acuerdo sobre el concepto fundamental de que básicamente, el aborto está permitido solamente para proteger la vida de la madre o en otras situaciones extraordinarias. La ley judía no permite un pedido de aborto sin una razón apremiante que lo justifique.

[5] Tomado de New Horizons in Medical Ethics, The First International Colloquium; Medicine, Ethics & Jewish Law  1993; página 33

[6] Ensoulment – término en inglés que utilizan los textos de referencia para describir el proceso de “adquisición del alma”

[7] Mishná proviene de la palabra shaná que significa repetir: recopila en 6 tratados, la enseñanza de la tradición oral.

[8] Series educativas Nº 5 del Religious Coalition for Reproductive Choice.

[9] Series educativas Nº 5 del Religious Coalition for Reproductive Choice

[10] Series educativas Nº 5 del Religious Coalition for Reproductive Choice.

[11] Series educativas Nº 5 del Religious Coalition for Reproductive Choice.

[12] Series educativas Nº 5 del Religious Coalition for Reproductive Choice.

 

 

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