Los diez mandamientos y el matrimonio
De los diez mandamientos, revisaremos ahora el segundo.
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No Poseas otros dioses
No mires a otros ni a otras; no compares a tu cónyuge con el similar de otra o muchas parejas.
Podemos ver muchas situaciones en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean: personas que han estado casadas por muchos años, y luego después de algún tiempo, ellos o ellas se dan cuenta que su pareja no llenaba sus expectativas, no era lo que estaban esperando.
No era tan inteligente, ni amable, ni delicado, ni educado, ni sofisticado, como…
Encontrarse con situaciones en donde, por ejemplo, un hombre tiene un comportamiento respetuoso con una mujer,
Sabe exactamente qué ordenar para su esposa en un restaurante, porque conoce perfectamente su gusto, porque no se desespera fácilmente en situaciones que parecer ser triviales…
Porque posee conocimientos sobre diferentes materias que le permiten tener una variedad de temas para hablar en una reunión, pueden hacer sentir a una mujer, desilusionada con su marido.
Igualmente, la forma de vestir y maquillarse, la capacidad de compartir sonrisas y besos con todas las personas, la dulzura de la voz de una mujer, como cuida su cuerpo en un gimnasio o con cirugías, puede hacer sentir a un hombre, insatisfecho con su esposa.
Estas son cosas que no tienen razón de ser: que no los convierten a el o a ella en una buena pareja;
Observar y reconocer las características positivas de nuestras parejas, mirando las cosas que realmente son trascendentes hará que éstas se acentúen y se hagan más fuertes.
Focalizándonos en las virtudes de nuestros cónyuges lograremos que éstas se fortalezcan.
Agradeciéndole por su paciencia para enseñarles a nuestros hijos, por ejemplo, hará que esta cualidad, se haga, cada vez, más fuerte.
La idea es reconocer y reforzar todas las cualidades positivas de la persona.
La comparación sólo trae problemas. Esta es tu pareja; no es otra.
Fin del segundo mandamiento