Rambam – Rabi Moshé ben Maimón o Maimónides – El médico
En homenaje a los 814 años de su fallecimiento
Rambam – Rabi Moshé ben Maimón o Maimónides, fue un filósofo, teólogo y médico cordobés del siglo 12 de la Era Común, de origen judío y la historia lo describe como converso al islam, para poder ejercer el judaísmo en secreto, en una época donde la persecución religiosa le propuso apostatar o el exilio.
Bajo la influencia árabe su nombre fue Ab? ?Imran M?s? ibn Maym?n ibn ?Ubayd All?h
Nació en Córdoba, en el año de 1135 y falleció en El Cairo, un 12 de diciembre del 1204, aunque hay fuentes que lo describen el 13 de diciembre del mismo año
Como médico, dejó una importante huella en la tradición popular que lo muestra, sobre todo, como un médico a quien se atribuyen milagros que le elevan al nivel de santo y sabio.
Poco se conoce sobre su formación médica, sin embargo, es presumible que haya sido un ávido lector, pues su obra refleja un profundo conocimiento de escritos de médicos griegos e islámicos, destacando Hipócrates y Galeno entre los primeros y Al-Razí (Rhazes) e Ibn-Zuhr (Avenzoar) entre los segundos.
Como autodidacta, alcanzó un perfeccionamiento del arte médico, al punto que a los 39 años fue nombrado médico de la corte real de Saladino el Grande… y alcanzó su fama a llegar a oídos de Ricardo Corazón de León quien suplicó que fuera su médico personal.
No hay claridad si realmente aceptó esa oferta ya que están registradas las dos posiciones… la que asegura que sí, y la que lo niega
Cuando hablamos de su conocimiento médico, podemos mencionar que, escribió un libro titulado Comentarios sobre los aforismos de Hipócrates, donde hacía una revisión de diversos aspectos de los trabajos de Hipócrates y Galeno.
En lo que al campo de la medicina se refiere, vemos que escribió un buen número de tratados: uno de ellos, el que dedicó al sultán Saladino, llamado el Tratado sobre los venenos y sus antídotos, y el que le dedicó al hijo del sultán, Al-Fadl, Guía de la buena salud y la Explicación de las alteraciones.
El texto en cuestión recibió el nombre en hebreo de Ma´amar be – hanahagat ha – bruit.
Este último, que se dividió en cuatro capítulos. allí hace mención a las virtudes y defectos de los distintos tipos de alimentos; también hace referencia al régimen de salud: el aire, agua, el coito, los beneficios del vino, reuma, las comidas alteradas, la necesidad de no abandonar los hábitos dietéticos, la ropa y la variedad de tipos de carne existente.
Del mismo modo recomendaba la dieta de cereales integrales como fundamento de una nutrición correcta.
De forma muy explícita prohibió comer harina refinada y comentó que “después de la molienda, se pueden hacer visibles partes productoras de acidez […El pan debe de estar hecho de grano entero sin pulir ni refinar”.
Resumiendo, fueron más de 10, sus tratados médicos: el primero de ellos se titula ‘Extractos de Galeno’, quizás como una ampliación al que ya habíamos descrito previamente, Comentarios a los aforismos de Hipócrates
Otro de ellos fueron: ‘Tratado sobre las hemorroides’, ‘Tratado sobre el coito’, ‘Tratado sobre el asma’, ‘Tratado sobre los venenos y sus antídotos’, ‘Tratado sobre el régimen de la salud’ y ‘Tratado sobre las causas de los síntomas’ y la obra ‘Comentario sobre los nombres de las drogas’,
En sus textos, en general, se demuestra su humanismo como médico, su énfasis en la medicina preventiva y su visión del paciente como un todo, incluyendo la mente y el cuerpo.
Maimónides decía que al prevenir la enfermedad estaban emulando al Señor, pues la prevención es la forma más perfecta de curación, y que ése era el papel fundamental del médico.
Hizo descripciones extraordinarias de hepatitis, neumonía, diabetes, asma y otras enfermedades.
En su Comentario sobre la Mishná escribió:
“Un médico debería comenzar con tratamientos simples tratando de curar por medio de la dieta antes de suministrar medicamentos”.
Vio a la enfermedad con una tendencia holística.
Dijo: “No trate la enfermedad, trate al paciente”
Su amplio conocimiento de la medicina y las humanidades le permitió ver al paciente como un ser humano que sufre de una enfermedad, más que una “enfermedad en el ser humano”.
Era tal su seguridad en sus tratamientos y manejos médicos que él mismo, en la Torá de Mishna, en el Libro de los conocimientos, Leyes de las creencias, capítulo 3, escribió:
Cualquiera que se comporte de la manera que especificamos, le garantizo que nunca se enfermará toda su vida hasta que llegue a una edad avanzada. muere «No necesitará un médico y su cuerpo será perfecto y permanecerá fuerte toda su vida».
También hizo unas recomendaciones muy específicas para las personas de edad avanzada. las cuales son muy actuales.
Recomendaba, por ejemplo, meriendas pequeñas y más frecuentes, y le dio importancia a la intolerancia a los lácteos y a la necesidad de alimentarse con fibra.
Insistió en la necesidad de actividad física, en especial al caminar, que semeja la recomendación actual de ejercicio de bajo impacto.
Nuestros sabios, en cada generación, han enseñado a sus seguidores, conceptos muy semejantes, casi que “obligandonos” a mantener un alma sana en un cuerpo sano.
Incluso enseñaron que mantener la salud de uno es una obligación para cada judío.
Dijeron que toda enfermedad es una parte de la bondad del Eterno. Una enfermedad, que en hebreo es majala, se convierte en jemlá (compasión) cuando cambias las letras.
Rambam en su conocimiento, también dispuso la preparación de una bebida compuesta de goma de Arabia, arroz y corteza de pan, posiblemente una de las primeras soluciones rehidratantes conocidas.
Rambam dijo: “Así como un judío debe devolver un objeto perdido a su dueño, los médicos deben restaurar la buena salud de sus pacientes”.
Otros elementos para la salud, como el ruibarbo, fueron usados por Maimónides, para purgar humores dañinos, y otros más se usaron para tratar migrañas, asma, tos y estreñimiento.
De su colección de medicamentos extraemos el eneldo, el hinojo, la alholva, el hisopo, el jugo de remolacha, el bórax, el apio, la canela, el membrillo, el azafrán, el sésamo, el regaliz y los piñones.
Para dar fe de la certeza de los tratamientos, la Dra. Helena Paavilainen, quien es una investigadora de farmacología en la Escuela de Medicina HU Hadassah, enumeró los muchos productos vegetales que el Rambam prescribió para tratar el asma y señaló que la farmacología moderna ha validado su eficacia para controlar los espasmos respiratorios.
Otros de sus esquemas terapéuticos incluían, lavanda, aceite de rosa de mosqueta y cáscara de limón, por sólo nombrar unos pocos
El Centro Médico de la Universidad de Maryland (UMMC, por sus siglas en inglés) ha evaluado el uso de la Lavanda como un remedio herbal para la ansiedad.
El aceite de borraja contiene altas cantidades de ácido graso esencial ácido gamma-linoleico, GLA. El aceite de borraja sirve para estabilizar las glándulas suprarrenales y producir adrenalina, lo que ayuda al cuerpo a lidiar con el estrés.
El extracto de rosa mosqueta puede ser beneficioso en el tratamiento de la ansiedad y la fatiga.
La cáscara de limón ayuda a aliviar la fatiga mental, mejora la claridad mental, el estado de alerta y la memoria, y también puede ayudar en la depresión, la ansiedad y promueve un sueño reparador.
Su experiencia médica las resumió en una obra titulada Fusul Mussa: los Aforismos de Maimónides, que muchos médicos medievales emplearon y que el declaro haber escrito para su uso personal, cuando la memoria le fallara.
Esta obra fue ampliamente conocida entre los siglos 13 y 15 y citada y recomendada como texto de estudio en la Universidad de Montpellier.
Otro de sus textos que fueron utilizados como material de enseñanza, fue el Regimene Samitiatis. o Régimen de la salud, que en el año de 1477, se imprimió una edición latina en Florencia, poco tiempo después de la invención de la imprenta confirmando así, la importancia de este tratado.
El Juramento Médico de Maimónides es reconocido por muchos como lo más cercano al ideal de la profesión médica.
Dicho juramento pareciera emerger de las condiciones en las que Maimónides trabajaba, desempeñando su función como médico
El escribió en una carta de la siguiente manera
Mis deberes para con el Sultán son muy pesados. yo me veo obligado a visitarlo todos los días, temprano en la mañana, y cuando él o alguno de sus hijos olLas concubinas están indispuestas, no puedo irme de El Cairo.
Debo permanecer durante la mayor parte del día en el palacio. También sucede frecuentemente que uno o dos de los oficiales se enferman y debo atender a su curación Por lo tanto, como regla, todos los días, temprano por la mañana, voy a El Cairo y, aunque no pasa nada inusual, no vuelvo a Fostat hasta la tarde.
Entonces yo, muerto de hambre por no haber ingerido alimentos, me encuentro las antecámaras llenas de gente, tanto judíos como gentiles, nobles y gente común, jueces y policías, amigos.y enemigos – una multitud mixta que espera la hora de mi regreso.
Desmonto de mi animal, procedo a lavarme las manos, irme con mis pacientes, y les ruego que esperen un poco mientras disfruto de un ligero refrigerio, la única comida que como en veinticuatro horas.
Luego voy a atender a mis pacientes y escribo recetas e indicaciones para sus dolencias.
Los pacientes entran y salen hasta el anochecer y, a veces, hasta las dos horas y más en la noche. Yo converso con ellos y prescribo para ellos incluso mientras están recostados a causa de la pura fatiga. Cuando cae la noche, estoy tan agotado que apenas si puedo hablar
Hay que tener en cuenta que, en varias universidades del mundo y en todo Israel, los médicos hacen su juramento profesional con este, en reemplazo del tradicional Juramento de Hipócrates:
Este dice:
“Ahora me dispongo a cumplir la tarea de mi profesión. Asísteme, Todopoderoso, para que tenga éxito en esta gran empresa.
Que siempre me inspire el amor a la ciencia y a sus criaturas.
Que en mi afán no se mezcle la ansiedad de dinero y el anhelo de gloria o fama, pues estos son enemigos de la verdad y del amor al hombre, y me podrían también llevar a errar en mi tarea de hacer el bien a mis semejantes.
Conserva las fuerzas de mi cuerpo y de mi alma para que siempre y sin desmayo esté dispuesto a auxiliar y asistir al rico y al pobre, al bueno y al malo, al enemigo y al amigo.
En el que sufre, hazme ver solamente al hombre.
Alumbra mi inteligencia para que perciba lo existente y palpe lo escondido e invisible.
Que yo no descienda y entienda mal lo visible y que tampoco me envanezca, porque entonces podría ver lo que en verdad no existe.
Haz que mi espíritu esté siempre alerta, que junto a la cama del enfermo ninguna cosa extraña turbe mi atención, que nada me altere durante los trabajos silenciosos.
Que mis pacientes confíen en mí y en mi arte; que obedezcan mis prescripciones e indicaciones.
Arroja de su lecho a todos los curanderos y la multitud de parientes aconsejadores y sabios enfermos, porque se trata de personas crueles que con su palabrerío anulan los mejores propósitos de la ciencia y a menudo traen la muerte a tus criaturas.
Cuando médicos más inteligentes y sabios quieran aconsejarme, perfeccionarme y enseñarme, haz que mi espíritu les agradezca y obedezca, pero cuando tontos pretenciosos me acusen, haz que el amor fortifique plenamente mi espíritu para que con obstinación sirva a la verdad sin atender a los años, a la gloria y la fama, porque el hacer concesiones traería perjuicio a tus criaturas.
Que mi espíritu sea benigno y suave cuando camaradas más viejos, haciendo mérito a su mayor edad, me desplacen y befen, ofendiendome, me hagan mejor.
Haz que también esto se convierta en mi beneficio, para que conozca algo que no sé, pero que no me hiera su engreimiento: son viejos y la vejez no es un freno para las pasiones.
Hazme humilde en todo, pero no en el gran arte.
No dejes despertar en mí el pensamiento de que ya sé lo suficiente, sino dame fuerza, tiempo y voluntad para ensanchar siempre mis conocimientos y adquirir otros nuevos.
La ciencia es grande y la inteligencia del hombre cada vez cava más hondo”.
Hoy 814 años después de su defunción queremos hacer parte del homenaje con el que el mundo recordará al médico Maimónides, gracias a sus aportes a este campo y a este arte, este es, el poder ser “el médico de los príncipes y el príncipe de los médicos”.
13 de diciembre de 2018 – 04 de Tevet de 5779