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Cultivando la gratitud

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Cultivando la gratitud

Cultivando la gratitud

Shalom, mis queridos amigos. 

Estamos atravesando tiempos difíciles, Aunque es importante recalcar que cada instante trae su propia dificultad, los tiempos del coronavirus no son una excepción, sino una confirmación a lo dicho.

Es por ello que todos y cada uno de nosotros necesitamos aliento e inspiración. 

El mundo en general no se ha negado a continuar ayudando a las personas necesitadas en Israel y en todo el mundo, como lo ha hecho a lo largo y ancho de la historia de la humanidad; mientras tanto, muchos otros brindan este apoyo mediante la oración por su prójimo, cercano o lejano y obviamente a su familia.

La primera oración de gratitud que normalmente aprendemos desde muy temprana edad y que a la vez la enseñamos a nuestros hijos, es el mode ani lefaneja. 

En esta oración damos por manifiesto que «Estoy agradecido …» con ese Rey de Reyes, quien misericordiosamente, me ha devuelto mi alma, que supongo va a ser por otro día, otro periodo de 24 horas.

Esta oración la he repetido miles de veces, a primera hora de la mañana, al despertar, nuevamente, agradeciendo al Todopoderoso, por el regalo de la vida misma.

Se ha dicho que la calidad de nuestra gratitud determina la calidad de nuestras vidas. Cuanto más expresamos agradecimiento, más felices somos y más bendecidos somos. Más facilidad para enfocarnos en lo bueno y recordar quién es la fuente de todas mis muchas bendiciones que a diario recibimos.

Todos sabemos también, que la gratitud hace del mundo un lugar más suave y amable. Suaviza ese caparazón frágil de defensa que cualquiera de nosotros puede tener, en un momento dado. Siempre hay algo por lo que estar agradecido, no importa cuán pequeño o simple «.

Entonces es cuando nos salimos del mode ani lefaneja y nos vamos hacia una de las tantas lecturas de la Torá, 

Allí encontraremos una receta para cultivar la gratitud, una que nos ayuda a ver las muchas formas en que las bendiciones de Hashem se manifiestan en nuestras vidas.

Ella dice así:

“Si traes una ofrenda de granos horneados en un horno, debe consistir en la mejor harina … Si tu ofrenda de granos está preparada en una plancha, debe estar hecha de la mejor harina mezclada con aceite y sin levadura. … Si tu ofrenda de granos se cocina en una sartén, debe hacerse con la mejor harina y un poco de aceite de oliva «. – Levítico 2: 4-7

Al describir dicha ofrenda de granos, la Torá nos está describiendo al menos tres formas diferentes de preparar la ofrenda: 

La primera, horneada en un horno; 

La segunda, la que preparamos en una plancha; 

Y por último, la cocinada en una sartén. 

Podemos sobreponer estas ofrendas en el judaísmo, de la siguiente manera:

la ofrenda horneada en el horno representa nuestro «pan de cada día», las necesidades básicas para vivir. 

Aquella ofrenda preparada en una plancha la asociamos con un dulce pastel y representaría esos dulces lujos en nuestras vidas. 

Finalmente, la ofrenda hecha en una sartén se refiere a platos cocinados para ocasiones especiales, y representa las ocasiones trascendentales que ocurren durante toda la vida.

Al mencionar estos tres tipos de ofrendas, las Escrituras entonces nos enseñan que debemos cultivar nuestra gratitud en las tres áreas.

Al recordar el agradecer a HaShem por nuestras necesidades diarias, por las bendiciones que van más allá de nuestras necesidades básicas, y por las ocasiones especiales que enriquecen nuestras vidas, le brindamos un gran placer a nuestro Padre Celestial. 

Además, inculcamos en nosotros, un espíritu de alegría con el cual, valga la redundancia, nosotros mismos somos los que invitamos a que nos rodeen aún más bendiciones a nuestras vidas.

Entonces, es ahora tu turno

Piensa en cómo El Eterno te ha bendecido en estas tres áreas de tu vida, tan diferentes, y a la vez tan complementarias. 

Pasa unos momentos hoy para agradecerle.

Como son tres las áreas y las formas, comparte con tres personas para que hagan el mismo ejercicio o reflexión

Uno a uno, lograremos un hermoso cambio, no solo en nosotros mismos, sino también en la humanidad, especialmente en estos duros y difíciles momentos

Cultivando la gratitud.

01 de mayo de 2020 – 7 de Iyar de 5780

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