Guerreros espirituales
Ser guerreros espirituales en el judaísmo.
Guerreros espirituales;
Los somos todos y cada uno de nosotros, porque hemos sido salpicado por el mugre y la suciedad de los diferentes campos de batalla por los que tenemos que atravesar.
Nuestros sabios y maestros nos dicen que cada persona está obligada a hacerle la guerra a los malos impulsos (Yétzer Hará) que fluyen permanentemente por su mente.
Un filósofo dijo alguna vez que si el hombre se hiciera responsable de todos sus pensamientos, todos estaríamos en una difícil situación.
Es una triste pero verdadera comprensión de lo que nuestra realidad es habitual.
Nos esforzamos, trabajamos en nosotros mismos, pero es una batalla que nunca parece terminar.
Entonces,
¿Qué es lo que nos mantiene en el campo?
¿De dónde obtenemos la armadura para protegernos?
Sólo hay una fuente de todas esas armas, y ella se encuentra en la voluntad de Hashem.
Una de las mayores dificultades que tienen aquellos judíos que no están comprometidos y que no se mantienen más cerca de la Torá, es que no tienen ningún marco de referencia a la Torá para relacionarse.
Lo contrario sucede con aquellos que viven una vida llena de conciencia de la Torá, porque tienen una gran cantidad de conexiones positivas con Hashem, la cual se deriva de los recuerdos de las mitzvot hechas y cumplidas.
Cuando las cosas parecen sombrías, aquellas personas que tienen las conexiones espirituales adecuadas, pueden acceder a estas experiencias y gracias a ellas, pueden atenuar las dificultades a las cuales se enfrentan.
Pero
¿Qué puede decir a los que no las tienen?
Ellos también se enfrentan a muchas dificultades en y durante la vida, pero ellos, porque es poca o ninguna su experiencia judía,
Nuestros sabios concluyen que es muy difícil que experimenten alguna esperanza positiva.
Es posible que muchos de estos judíos cuenten con algunos conceptos básicos acerca de sus raíces o en el peor de los casos, nunca han oído hablar de ello…
Y, por ende, no han vivido experiencias judías, y aunque sean judíos de nombre, no tienen una fe histórica compartida con Hashem.
Se enfrentan a los campos de batalla de la vida, con nada más que un título de pertenecer a un pueblo al que no siempre se siente ser parte de él.
Entonces, cuando los tiempos se ponen difíciles, empiezan las quejas y los pesares
«¿Dónde estaba Dios?»
«¿Por qué yo?»
«¿Por qué a mí?»
Estas son preguntas que los judíos fuertemente adheridos a la Torá y sus principios, no suelen preguntar,
¿Por que?
Simplemente porque han vivido con Hashem, tantas cosas y tantas veces, que han logrado almacenar en ellos, un océano de fe.
El Maguid de Mehzeritz (1) señaló una vez:
«Al igual que un hombre no puede mirar al sol, cara a cara, pero si es capaz de utilizar su luz, del mismo modo no puede comprender Hashem pero él es libre de utilizar su luz; a través de los pensamientos y las emociones espirituales de la persona».
Las emociones
Ellas son creadas por una sensibilidad a la voluntad de Hashem y pueden llevarlo a estar más cerca de Él y, obtener de Él, fuerzas para seguir en la lucha diaria, la cual está por encima de nuestras inclinaciones.
En el Salmo que dice:
«Salmo de Asaf. Hashem, las naciones han entrado en tu heredad, han profanado el santuario de tu santidad, han hecho de Jerusalém en montones de ruinas”
Sabios como el Rabino de Medzibuz, da a entender que «Hashem nos creó con una santidad, pero nosotros permitimos que las «naciones extranjeras» entren y nos contaminen…
Pero, la victoria final se encuentra dentro de nuestras almas.
Nos enseñan nuestros sabios que todo judío, especialmente aquel que todas sus acciones dependen y están relacionadas con la Torá, tienen un corazón santo, uno que se ha cultivado a través de las mitzvot y buenas acciones.
Desafortunadamente
Somos débiles, y tenemos algunas cosas que podríamos correlacionar con el término de escombros, que crean un situaciones de tropiezo e incomodidad, dentro de nuestras almas, que nos pueden llevar hacia un proceso de “autodestrucción”.
Y es este salmo, el cual, al hablar de devastación o de destrucción, tal vez nos esté conectando, a nosotros mismos, con el santuario de Hashem, con su ciudad de Jerusalém, y que, así como ella se renovará un día, también así lo hará cada judío.
Sí, cada uno de nosotros, como guerreros espirituales que somos, podemos volver a nuestra antigua pureza.
¿Cómo?
Al ser conscientes de lo realmente queremos ser.
Mientras tengamos memoria de lo que es ser un judío, podemos superar, de alguna manera pruebas de la vida y volver a la Voluntad de et Hashem.
Nuestros maestros utilizan la expresión
“Natnú nivlát avadéja maajál leóf hashamáim”
Dando a entender que aquellos que nunca han probado la Torá de Hashem son como cadáveres muertos espiritualmente…
Su carne y sus vidas dedicadas a las bestias del campo.
Este tipo de tragedia es la que vemos entre aquellos de nuestros hermanos, que no tienen la conciencia judía; siguen diciendo nuestros maestros;
Ellos están espiritualmente muertos; sin embargo, se les siguen considerando, a través de las oraciones, como » Tus siervos, tus devotos queridos.»
Entonces
Un judío es un alma santa, y siempre puede restaurarse y retomar los senderos apropiados, si se les da la guía correcta y el amor necesario.
¿Cómo es posible que los hijos de Hashem pierdan todo el sentido de quiénes son?
Haínu jerpá lishjeineínu…
«Éramos una humillación a nuestros vecinos, un objeto de desprecio y burla de los que nos rodean.»
En el galut, en la diáspora, fuimos arrojados en pedazos y esparcidos entre los que se rieron de nosotros, que eran celosos de nuestra integridad moral.
¿Cuánto tiempo pudo resistirse esta integridad?
Para muchos, por desgracia, sólo tuvo que transcurrir una, dos o máximo tres generaciones para que los jóvenes no supieran nada de lo que eran o habían sido sus antecesores.
Ki ajal et Yaakov… «Porque han devorado a Yaakov, y su morada han asolado.» Dicen las enseñanzas:
Y los maestros siguen afirmando:
“han devorado a Yaakov y han destruido lo que era su hogar”
Convirtiendo en un terreno baldío aquellos hogares que fueron judíos y han realizado un cabio hacia un estilo de vida “judío alternativa».
Azreinu Elokei yishéinu…
«Ayúdanos, Hashem, libéranos, por el bien y la gloria de tu Nombre; sálvanos y ayúdanos a expiar nuestros pecados, por el bien de su nombre. Hashem, el mundo nos ve como tu pueblo.
Es cierto que no somos dignos de Tu ayuda, ya que hemos sido débiles y tontos.
Sin embargo, por el bien de Tu nombre, por favor, sálvanos y perdona nuestros pecados”.
¿Que es esto?
Esta es una oración dicha en movimiento.
Cuando estamos en el campo de batalla de la realidad, como guerreros – guerreros espirituales – , y sentimos que estamos resbalando, cayendo o huyendo, sólo podemos dar vuelta a Hashem y pedir por ayuda, por el bien del nombre que llevamos como judíos.
Sólo por esto Hashem nos salvará.
Vaanájnu améja vetzón mariséja…
«Y nosotros somos tu pueblo y ovejas de tu prado; Te damos gracias a Ti por siempre, de generación en generación cantaremos tus alabanzas. «
Si podemos recordar que no somos más que ovejas, y que Hashem nos quiere conducir a su prado, entonces podemos continuar a la siguiente generación.
¿Qué pasa con aquellos que de alguna manera se considera que ya están perdidos?
¿Los que no saben dónde está aquel potrero de los pastos de Hashem?
Podemos
Podemos dar gracias a Hashem de manera real que por el hecho de fomentar la amistad con aquellas ovejas perdidas y guiarles hacia ese pastizal, es la mayor y mejor herramienta de corrección y protección.
Como guerreros y especialmente guerreros espirituales, cuando compartimos amistosamente los pastos de Hashem con los que todavía no son conscientes de su riqueza, entendemos que no sólo hay que dar, sino también recibir.
Cuando alabamos a Hashem estamos activando nuestro ser interior, el cual permitirá reconocer la voluntad de Hashem, y al encender Su voluntad en los demás, reforzamos nuestro propio sentido de la orientación.
Este es realmente el cumplimiento de lo que está escrito que «de generación en generación cantaremos tus alabanzas.»
Referencias
(1) El Rabino Dov Ber ben Avraham of Mezeritch, fue un discípulo del Rabino Israel Baal Shem Tov, el fundador del Movimiento Jasídico Judío, cuyo nacimiento se remonta a la primera década del siglo 18 de la Era Común, en Volhynia, una región entre Polonia, Ucrania y Bielorrusia, y fue quien predicó que, el amor al compañero judío (Ahavat Israel) es la clave para el verdadero amor de Dios, diciendo que » hay que amar al peor pecador de la misma manera como se ama al más justo».
02 de junio de 2014 – 04 de Siván 5774
¿QUIERES APRENDER MÁS?
Tenemos variedad de temas de estudio, libros en formato PDF.
Disponibles en nuestra tienda virtual:
-
Oferta Producto en ofertaLas piedras del Efod
$20.00El precio original era: $20.00.$15.00El precio actual es: $15.00.Valorado con 5.00 de 5 en base a 1 valoración de un cliente -
El arte de la fabricación del vino Kasher$20.00Valorado con 4.50 de 5 en base a 2 valoraciones de clientes
-
Oferta Producto en ofertaHaftarot del libro Shemot
$20.00El precio original era: $20.00.$14.00El precio actual es: $14.00. -
Halaja de Januca – Preguntas y respuestas$20.00Valorado con 3.00 de 5 en base a 1 valoración de un cliente
-
Oración para un buen dormir$12.50
-
Refranes rabínicos$15.00
-
La justicia de Adonai$50.00
-
El impacto del judaísmo en la civilización$18.00
-
10 cosas que no sabías de la Brit Mila$5.00