DESCENDER A MITZRAIM
En la parasha Vayigash vemos como después de la revelación de la identidad de Yosef a sus hermanos, todos acuerdan “descender a Mitzraim (Egipto)” porque había una promesa a Yaakov que decía:
46:3 Y dijo: Yo soy Adonai, el Elohim de tu padre; no temas descender a Egipto, porque allí haré de ti una nación grande
Vayomer anojí haEl Elohéi abija al tirá merdá Mitzraimá ki legoi gadol asimjá sham.
La palabra Mitzraim se asocia con:
- El país de los faraones para los antiguos Asirios o ‘Musri’ (m-Usri).»
- Para el antiguo Árabe, M-asr, los seguidores de Asar
- El sitio donde viven los descendientes del Rey Horus, un antiguo reino construido por Memfis
- En el judaísmo, Mitzraim se ha conectado con la palabra meitzar (????), que significa «estrecho del mar», posiblemente aludiendo a estrechos golfos desde ambos lados de la península del Sinaí.
- También puede significar «límites, límites, restricciones» o «lugar estrecho».
- De igual manera se asocia con “penurias”
La primera razón que nos cuenta la del por qué había que descender a Mitzraim, era porque allí había comida, que en otras regiones vecinas no había por escasez
La segunda razón es, un poco romántica, porque Yaakov se entera que su hijo Yosef está vivo y “quiere volver a verlo antes de fallecer”
¿Pero por qué descender?
Aquí podemos hablar de dos razones básicas
Una de ellas, porque, geográficamente hablando, Mitzraim eran tierras bajas, aptas para la agricultura y la ganadería, con la garantía de un río (El Nilo) el cual garantizaba el suministro de agua, básico para la supervivencia de los animales y del ser humano, muy independiente de sus ciclos de inundaciones.
El segundo, es más desde el punto de vista espiritual: Yaakov, sus mujere, sus hijos y sus animales se trasladan a una tierra que a pesar de la sequía y la escasez circundante, ofrece comodidades y riquezas que no tiene en el momento Canaán (Comparable la situación de muchos emigrantes que llegan a los Estados Unidos por la perspectiva de una vida mejor).
Yaakov también se ve en la necesidad de descender a Mitzraim por la promesa que le hizo Hashem, ya anotada, de transformarlo en una nación grande
Poco a poco vemos en el relato de la Torá cómo efectivamente los descendientes de Israel se transforman en una nación poderosa, a la cual los egipcios temen que se puedan unir con sus enemigos y acabar con ellos.
Empiezan entonces las “penurias”, los “límites”, las “restricciones”, y “las estrecheces” ya conocidas por nosotros y evidenciadas en la esclavitud, hasta que llega Moshe, a solicitar al faraón ¡Deja salir a mi pueblo!
La esclavitud por si sola, puede ser buena ya que ofrece una cierta libertad que puede ser atractiva: la persona se libera de muchas responsabilidades hacia sí misma y hacia los demás, porque permanece en un estatus quo en el que no tiene que establecer metas objetivos ni propósitos, ni tiene la necesidad de descubrir cómo llegar a ellos o pensar más allá del momento.
Es la naturaleza humana la que le permite permanecer en situaciones de “estabilidad” a pesar de muchas circunstancias. del status quo.
El peligro es que a menudo en esas situaciones uno ni siquiera sabe que está sumido en una situación negativa, uno que no se da cuenta hasta que es demasiado tarde.
Es allí cuando en nuestra historia, llega Moshé.
Utilizando una analogía y con las palabras de Baal Shem Tov, quien dijo que un alma, además de guardar la Torá y las mitzvot, puede descender a este mundo y vivir por 70 u 80 años solo para hacer un favor a otro en el plano material o espiritual, el pueblo de Israel descendió, en 49 niveles espirituales al llegar a Mitzraim (Egipto), con el fin de cumplir un propósito,
¿Cómo sabe una persona o un alma su propio propósito específico?
¿Cómo sabe uno qué favor es el propósito del descenso de su alma?
¿Cómo sabía Israel cuál era el propósito de ese descenso?
La respuesta es que todo sucede por decreto de la Divina Providencia
Del mismo modo que, la Voluntad del Creador decide que alma debe descender al mundo físico, y quedar confinada dentro de un cuerpo, también físico y allí permanecer unida a dicho cuerpo durante un tiempo específico, en un estado que es diametralmente opuesto a su naturaleza espiritual, así descendió Israel a Mitzraim, para cumplir el propósito de purificarse y transformarse, como dice la Torá, en Nación de Sacerdotes, o Luz de las Naciones.
Cuando el alma cumple esta misión, todo el dolor y el sufrimiento transitorios relacionados con el descenso, llega entonces la recompensa que dicha alma tiene para disfrutar, a partir de ese momento..
Asi como ciertamente un alma es enviada desde Arriba, así el pueblo de Israel fue “desde arriba” a los terrenos bajos de Egipto, con el propósito de cumplir con una misión Divina que fue la de purificarse en su cuerpo físico, para que pudiera no sólo recibir la Torá, sino para que construyera el Mishkan o la residencia terrenal del Eterno en su travesía por el desierto sino que también recibiera la bendición divina de transformarse en Nación de Sacerdotes o Luz de las Naciones como un solo ente y que individualmente, cada judío aceptara que su cuerpo también es un lugar donde mora El Eterno.
En el momento entonces, nos falta, como pueblo, completar ese proceso de transformación, completar la “elevación”, es decir salir del descenso del Mitzraim espiritual, en espera de la pronta llegada del Mashíaj.
Dicen los “coach empresariales” : el asumir, día tras día los retos en busca del objetivo final, es el único camino para lograrlo, sin preocuparse de cuando será, porque esa dedicación, hará que llegue esa meta
Que podamos entonces llegar a esa meta, y que sea pronto, en nuestros días.
24 de diciembre de 2017 – 06 de tevet de 5778
Redactado para 321judaismo.com por Dr. Max Stroh Kaufman
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