Shemita
Shemita o El año sabático,
Shemita es un período de tiempo que se le brinda al agricultor y a la tierra, de descanso y/o cese de actividades, porque El Todopoderoso así lo ordenó: que ninguna actividad agrícola se produjera durante el séptimo año:
«Y seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto;
mas el séptimo la dejarás de cultivar (de abonar y limpiar), para que coman (de lo que sale por sí mismo) los pobres de tu pueblo; y lo que ellos dejaren lo comerá la bestia del campo.
De igual manera harás con tu viña y tu olivar”.
Veshésh shaním tizrá et artzéja veasáfta et tvuatá. Vehasheviít tishmetená unetashtá veajlú evionéi améja veyitrám tojál jayát hasadé ken taasé lejarméja lezeytéja (Shemot / Éxodo 23: 10-11)
Y dice en Levítico / Vayickrá 25:5-7
Lo crecido por sí mismo después de la siega no segarás, y las uvas separadas para ti de tu viña no vendimiarás;
año de descanso será para la tierra Y será el fruto que crece por sí mismo del descanse de la tierra, libre para comer para vosotros: para ti, para tu siervo, para tu sierva, para tu jornalero y para el huésped: todos los que habiten contigo; y también para tus bestias y para los animales salvajes que hubiere en tu tierra, será todo su producto para comer.
Et sefiáj ketzirjá lo tiktzór veét inevéi neziréja lo tivtzór shnat Shabatón yihyé laáretz. Vehayetá Shabat haáretz lajém leojlá lejá uleavdéja velaamatéja velisjirjá uletoshavéja hagarím imáj. Velivhemtéja velajayá asher beartzéja tihyé kol tevuatá leejol.
Este año que comenzó, el 5775 (2014 a 2015), es un nuevo año más en el que se completará un ciclo de Shemitá, y está escrito:
“Y les ordenó Moshé, diciendo:
Al fin de cada siete años, en el tiempo fijado del primer año del año sabático, en la fiesta de las cabañas, cuando viniere todo Israel a comparecer ante el Eterno, tu Elohim, en el lugar que El escogiere, leerás esta Ley delante de todo Israel, a oídos de ellos.
Congregarás al pueblo, a los hombres y a las mujeres y a los niños, y a tu extranjero que habita dentro de tus ciudades, para que oigan y aprendan, y así teman al Eterno, vuestro Elohim, y guarden todas las palabras de esta Ley para cumplirlas;”
Vayetzáv Moshé otám lemor mikétz shéva shaním bemoéd shnat hashmitá bejag haSukot. Bevó kol Israel leraót et penéi Adonai Elohéija bamakóm asher yivjár tikrá et hatorá hazót négued kol Israel beoznéihem. Hakél et haám haanashím vehanashím vehatáf veguerjá asher bisharéija lemáan yishmeú ulemáan yilmedú veyarú et Adonai Elohéijem veshamerú laasót et kol divréi hatorá hazót.
También está escrito, como parte de la observancia de Shemitá, la cancelación de todos los préstamos.
Cualquier deuda impaga previa a la Shemitá queda cancelada.
Aunque un prestatario desea devolver su deuda, el prestamista no puede aceptarla a menos que le recuerde al prestatario que la deuda ha sido cancelada, y el prestatario insiste en darle el dinero «como regalo.»
Deuteronomio / Devarim 15:1-4. “Al final de cada siete años, harás el año sabático:
Y ésta será la manera del año sabático: todo acreedor que prestó a su compañero, lo dejará; no lo exigirá de su compañero o de su hermano, por haber llegado el año sabático para el Eterno.
Al extranjero idólatra podrás exigirlo; más lo que estuviere en poder de tu hermano, lo dejarás.
Con todo, no habrá en medio de ti menesteroso, porque el Eterno te bendecirá abundantemente en la tierra que el Eterno, tu Elohim, te da en herencia, para que la poseas, con tal de que oigas atentamente la voz del Eterno, tu Elohim, para guardar y cumplir todo este mandamiento que yo te prescribo hoy.”
Mikétz shéva shaním taasé shemita. Vezé devar hashemitá shamot kol baál mashé yadó asher yashé bereéhu lo yigós et reehú veét ajív ki kará shemitá laAdonai. Et hanojrí tigós vaashér yihyé lejá et ajíja tashmét yadéja. Éfes ki lo yihyé bejá evión ki baréj yevaréjeja Adonai baáretz asher Adonai Elohéija notén lejá najalá lerishtá. Rak im shamóa tishmá bekól Adonai Elohéija lishmór laasót et kol hamitzvá hazót asher anojí metzavéja hayóm.
¿Cuál podría ser la razón de la Shemitá?
En las palabras del Sefer Hajinuj :
«La razón de esta mitzvá es implantar (lehashrish) profundamente en el pueblo de Israel la virtud de la emuná (fe) y el bitajón (seguridad) en El Eterno, por cuanto que el Todopoderoso sospechó que el pueblo judío lo olvidaría, perdiendo la seguridad en Él y pensando que gracias a la fuerza y el poder de sus manos consiguen todo lo que tienen, ya que el mundo no tiene quien lo dirija…
Por tal razón, El Creador quiso que el pueblo de Israel no se comporte como se comporta el resto de los agricultores, y les ordenó que trabajen la tierra durante seis años y en el sexto año incrementó la cosecha para que alcance para los siguientes tres años y de esta forma los ojos de los judíos estarán dirigidos hacia HaKadosh Baruj Hu, así como lo hicieron en el desierto cuando recibían man (maná) diariamente. De la misma manera, la esencia del año sabático es que ellos no trabajen la tierra, no siembren y no cosechen, y sólo confíen en el milagro que Adonai les hará, haciendo que la cosecha del sexto año les alcance para tres años consecutivos».
Y para asegurar eso, la Torá nos tiene una respuesta:
Números / Bamidbar 25:20-21
Y si dijereis: ¿Qué comeremos en el séptimo año, en vista de que no hemos de sembrar, ni hemos de recoger (para casa) lo que la tierra produzca para nosotros?
Yo enviaré mi bendición para vosotros en el sexto año, de modo que la tierra produzca fruto suficiente para los tres años; y sembraréis en el octavo año, y seguiréis comiendo los frutos añejos hasta el noveno año, es decir, hasta que salga el producto del octavo seguiréis comiendo de lo añejo.
Vejí tomrú ma nojál bashaná hashviít hen lo nizrá velo neesóf et tevuaténu. Vetzivíti et birjatí lajém bashaná hashishít veasát et hatvuá lishlósh hashaním.Uzratém et hashaná hashminít vaajáltem min hatvuá yashan ad hashaná hatshiít ad bo tevuatá tojlú yashán.
Las leyes que aprendemos de la shemita nos informan que hay tres tipos de trabajo que están específicamente prohibidos por la Torá, los cuales son: sembrar, podar, y cosechar.
El resto del trabajo agrícola (tal como cavar, quitar piedras, fertilizar, aplicar pesticida, etc.) están prohibidos por decreto rabínico.
El único trabajo que está permitido, es aquel que es indispensable para proteger al campo de un daño permanente (por ejemplo, el riego).
Aprendemos también que, durante este año, la propiedad privada de la tierra desaparece.
Las puertas que rodean granjas no pueden ser bloqueadas, y cualquier persona puede entrar en cualquier campo o huerto y llevar lo que quiera del producto.
Uno puede recolectar solamente lo necesario para alimentar a su familia.
Una de las cosas más importantes, es que no puede hacer negocio con el producto de Shemitá.
No puede ser utilizado para pagar una deuda y no puede ser vendido comercialmente.
Uno puede vender solamente pequeñas cantidades de producto que sobraron de lo recolectado para uso personal.
Además, cuando una especie de producto salga de estación y no esté más disponible para los animales que barren los campos, ese producto debe ser retirado del hogar y de los campos.
Esto es llamado biur. Para realizar el biur se toma el producto afuera y lo declara sin dueño en presencia de tres personas. Recién entonces puede ser reclamado.
Los rabinos también nos enseñan un detalle de suma importancia para el consumidor: el producto de Shemita tiene una santidad especial:
por lo tanto, dicho producto puede ser comido solamente en la tierra de Israel, y debería no ser exportado (para quienes si lo permiten, exigen que el producto salga de Israel con el sello de Shemita.
También, todo aquel producto que esté incluido bajo “el sello de Shemita” se debe tratar con respecto,
¿Cómo?
Nuestros rabinos dicen que, si algo es normalmente se come crudo, no debe ser cocinado.
De igual manera, si algo es comido normalmente por seres humanos, no debe ser utilizado para alimentar a los animales.
Añaden a esto que, la paja, con que comúnmente se alimenta a los animales, no debe ser utilizado para encender el fuego.
Nada se puede degradar de su propósito común y, por supuesto, no debe ser desperdiciado.
Nos enseñan además que, de lo que consumimos durante la Shemita, si quedan sobras, desechos y las cáscaras, ellos no se pueden tirar hasta que se descompongan y no sean comestibles.
Por último, los rabinos también prohibieron el comer sefijim, que se traduce literalmente «Crecidos después.»
Originalmente, cualquier cosa que creció por si misma era libre para ser utilizada.
Pero la gente comenzó a plantar cosechas durante Shemita y declaraban que eran los sefijim.
Para prevenir esto, los Sabios decretaron que cualquier cosa que uno podría potencialmente plantar a ocultas (y luego declarar no haberlo hecho) quedaba prohibida para comer, así eliminaron el incentivo de plantar en Shemita.
Se permiten las frutas, pues los árboles frutales sobreviven de un año al otro y no hay incentivo para plantarlos durante Shemita.
No podemos dejar de hacer un comentario acerca de los préstamos (monetarios), como ya lo detallamos anteriormente, es otra de las leyes que la shemita describe en la Torá y sobre la cual también se han escrito múltiples decretos rabínicos y es quizás aquí donde La Shemita, a pesar de muchas consideraciones, parece ser cada día más difícil de seguir, permitiendo que muchos de nosotros, que estamos “orgullosos de ser judíos” fallamos en los esfuerzos de “obedecer” la voz del Todopoderoso;
¿Por qué?
Porque a través del tiempo nos dedicamos a tener posesiones materiales (nueva vivienda, tanto urbana como rural, nuevos vehículos para transportarnos y en ocasiones llegamos a aspirar / poseer uno para cada miembro de la familia) y todo a través del actual sistema financiero, que nos transforma a todos en DEUDORES.
¿Cuántos de nosotros estaríamos en condición de que al séptimo año se nos condone la deuda?
¿Cuántos de nosotros les condonaríamos la deuda a otras personas?
Aunque haya mecanismos creados por decretos rabínicos y por muchos estudiosos, jajamim / poskim, que nos ayude, en algún momento a recuperar las deudas (prozbul), lo que nos debe diferenciar de otros pueblos y otras costumbres es nuestra fe en El Eterno, que es el proveedor de todas las cosas:
Si perdonamos o condonamos las deudas, El Creador, nos dará lo suficiente, no sólo en productos de la tierra sino también en dinero, como para vivir hasta el octavo año, porque cuando las leyes de la Shemita se observan, la condonación de la deuda hace parte de ella y nuestra fe tiene que ser tan grande como para permitirnos ver fenómenos como los que vieron nuestros antepasados, con la caída del muro de Yerijó (Jericó) y la división del Rio Yardén (Jordán) , cuando entraron a tomar posesión de “la Tierra Prometida”
27 de septiembre de 2014 – 04 de Tishrei de 5775
Un comentario