Estoy enfermo de deudas
Hoy más que nunca, el mundo esta atravesando una situación de crisis que ha afectado a todas las personas,,,
De todas las clases sociales, en todos los rincones del globo, sin ningún tipo de distinción…
Del mismo modo como en los últimos años han aparecido enfermedades endémicas y pandémicas, la iliquidez económica se ha propagado como lo haría un virus o un microorganismo sobre el cual no se puede ejercer control, porque no hay las medidas sanitarias.
Son muchas las personas que hoy en día deben dinero.
Muchas de ellas, ante esa situación, no hacen más que encogerse de hombros y exclamar, «Esto está más allá de mi control.
Es parte de la vida.» Su manera de actuar es como si la deuda fuera un mal decreto que no puede ser rescindido.
Más y más gente está hoy endeudada. Pocas son las personas prudentes que realmente logran vivir sin deudas y según sus medios.
Las deudas, como se menciona anteriormente, no hace distinciones de sexo, edad, posición social, raza ni lugar de residencia.
El mundo actual esta diseñado para que cada vez busquemos adquirir más y mas bienes:
es decir, que seamos consumistas…
computadoras que por la vertiginosa velocidad a la que se desarrolla la tecnología “deben ser reemplazados cada año”,
juegos electrónicos cada vez más sofisticados, que los muchachos desean tener para “no quedarse atrasados en la tecnología”;…
Aparatos de comunicación, también cada vez con más accesorios hacen parte de esta explosión comercial que el medio ambiente nos “obliga a adquirir”.
También la mayoría de los padres adoptan una actitud que, deja muy claro la necesidad de adquirir más compromisos, porque “sus hijos no deben pasar por las incómodas situaciones de necesidad que ellos atravesaron”;
Los bancos necesitan del dinero y ofrecen muchas facilidades para “adquirir, adquirir y adquirir” y eso proporciona los medios para adeudarse.
Aunque parezca mentira, muchos de los que hoy en día sufren de deudas no son ni pobres, ni ociosos.
Son personas serias, responsables, y con frecuencia en el tope de la escala económica.
A menudo nos encontramos con personas que ganan enormes sueldos, y deben a su vez, enormes sumas de dinero.
Estas son personas que corren de un banco o entidad financiera a la otra, de un fondo a otro, y de una persona a otra, tratando de encontrar nuevos préstamos para pagar viejas deudas…
Tratando de hacer juegos malabares con sus finanzas.
Nunca parecen tener bastante.
Esta situación podríamos compararla con la de aquella persona que tiene una manta o cobija corta, con la cual, si se cubren la cabeza, sus pies quedan descubiertos y viceversa;
Sus finanzas no son lo suficientemente grandes para cubrir todas sus deudas.
Estas personas, entre las cuales se puede incluir a los dueños de grandes corporaciones y negocios, apenas si pueden “mantener sus cabezas encima del agua”.
Incluso aunque trabajan despiadadamente de sol a sol, no pueden escapar de la ruina financiera en la cual se hunden más y más profundamente.
¿Es que acaso no hay ninguna esperanza?
Consideremos un par de aspectos importantes:
El primero de ellos nos recuerda que los problemas financieros y las deudas han existido desde el principio de los tiempos;
La Torá nos habla de ellas, pero, el fenómeno de la gente que se «olvida» de cancelar a tiempo sus deudas, es una característica de los tiempos modernos.
El segundo de los aspectos a analizar, es la actitud de cada persona: por ejemplo, alguien que ha sacado un préstamo y considera que sus ingresos le permiten, de una manera cómoda, desembolsar la cantidad de dinero que le corresponde, no se considera a sí misma, como «endeudada».
Por ejemplo, si un hombre tiene que sacar una hipoteca o tomar prestado el dinero para comprar una nueva casa, y puede permitirse los pagos mensuales justamente como puede permitirse pagar el alquiler cada mes, él no es considerado «endeudado.»
También, si toma prestado el dinero, pero tiene la garantía subsidiaria suficiente para cubrir la deuda, no es considerado «endeudado.»
El tercero de ellos dice que El que vive a la sombra de deudas sufre en todos niveles, pierde la tranquilidad mental, la felicidad matrimonial y la salud física y emocional.
La vida se transforma en un infierno de tensión y ansiedad.
Bajo esos conceptos, entonces, entendemos que una persona endeudada, es aquella que es incapaz de cubrir o devolver, en el tiempo y la manera acordada, el préstamo.
¿Que pasa con el judío?
El judío NO DEBÍA ENDEUDARSE, porque la Torá dice que “No prestarás a tu hermano con interés”, y porque es una grave falta no devolver el dinero prestado.
También está escrito que “si tu hermano tiene una deuda contigo, trabajará seis años y en el séptimo año condonarás la deuda”
Otras dos consideraciones que la Torá tiene, dice, “devuelve el abrigo al necesitado” y “no atrases la paga al jornalero”.
Muchos deudores hoy en día no hacen ningún esfuerzo para devolver el préstamo.
Viven actuando como si no les debieran nada a nadie y, la persona que “voluntariamente” les prestó el dinero, y en el caso de que el dinero fuera otorgado por una entidad financiera ellos se transforman en “villanos o ingratos” porque ¡constantemente son acosados!
Esto se debe a la enorme distorsión de los valores morales que acompaña a la sociedad actual…
El que presta, que quiere y necesita recuperar su dinero, deja de ser “el dueño de la situación” para convertirse en “esclavo”
Por qué?
Porque tiene que generar toda una serie de estrategias para poder recuperar su inversión y, esto, también se ve en todas las clases sociales.
El mundo entero, a lo largo de la historia de la humanidad, ha atravesado fenómenos de recesión económica,
Especialmente después del desarrollo del capitalismo…
Pero, en los últimos tiempos, el concepto de pagar, y “ponerse al día”, definitivamente ha cambiado por completo.
Si revisamos los conceptos que hay sobre las deudas, encontramos, por ejemplo que La Halajá determina que, «un prestatario es esclavo de quien le prestó dinero.»
¿Por qué?
El prestatario que no tiene los medios de reembolsar su deuda se asemeja a un esclavo, porque debe trabajar duramente para hacer lo necesario para devolver el dinero que debe.
El Shulján Arúj sostiene que el que recibió un préstamo es el subordinado del que prestó.
La Guemará también maneja conceptos semejantes a las revisiones anteriores.
El Rabino Shmuél Eliécer HaLevi Idelis, conocido como el «MaHarsha» dejó escrito, en lo que se llamó El consejo de las cuatro tierras, lo siguiente:
1. Si los Jueces del Bet Din (Tribunal Rabínico) llegan a averiguar que una persona que no reembolsa una deuda, no trabaja duramente para devolverla y aun viene con todo tipo de excusas porque no tiene los medios de pagarla, entonces, como primer paso, ¡le está prohibido entrar a la sinagoga de la comunidad mientras no reembolse su deuda!
2. 2. Si, después de eso, todavía no paga su deuda, también se le prohíbe a su esposa la entrada a la sinagoga mientras que su marido no reembolse su deuda.
3. Si las susodichas acciones no convencen al deudor a pagar sus deudas, ¡sus hijos son expulsados de la escuela!
La situación hoy…
Hoy en día podríamos considerar a los tres edictos como crueles y vengativos.
Sin embargo, las intenciones de los rabinos de esa época intuyeron la necesidad de que la esposa y los hijos fueran humillados en público para tratar de hacer entender al deudor, la necesidad de cancelar su deuda:
Era una época donde los principios morales eran distintos a los actuales; donde los negocios y los compromisos se hacían “de palabra” y ella tenía tanto valor, que por lo general no había necesidad de efectuar contratos,
Esto porque todo podría terminar siendo resuelto en el Tribunal Rabínico.
La moralidad de hoy en día está tan deteriorada que, muchas veces ni siquiera la actuación de las autoridades locales logra conciliar la deuda.
Hay una cuarta acción considerada por el documento anterior: consiste en someter a azotes al deudor, en el interior del tribunal.
Muchos de los judíos todavía se siguen basando en las leyes de la Torá, actuando de acuerdo a esas instrucciones:
Prestan sin interés alguno a su hermano judío, sirven de fiadores, condonan la deuda en el momento apropiado,
Pero, la mayoría procura vivir sin la necesidad del consumo excesivo, confiando en su protector, Adonai, quien se encarga de brindarle las condiciones necesarias para la supervivencia, en la cual se incluye el subsidio que otorga el Estado de Israel a aquellas personas que viven en Yeshivot y solamente están dedicados al estudio de la Torá:
Otros, por las situaciones de la vida, aprendieron oficios y profesiones lucrativas y no requieren de préstamos, logrando vivir bajo el estatus de “no endeudados” como se resalta aquí:
La unión intercomunitaria ha permitido que los verdaderamente necesitados, tengan también un apoyo, puesto que las enseñanzas de la Torá dejan muy claro que “siempre habrá pobres y necesitados”;
Pero lo más importante, viven con tranquilidad, gracias a que confían en El Altísimo, “dueño del oro y la plata y dador de toda bendición” por lo cual no se endeudan…
Y no se enferman…
Enfermo de deudas fue publicado por Max Stroh para 321judaismo. com el: 8 Nov de 2010
Tiene derechos de autoría intelectual pero puede ser reproducido por cualquier método físico y/o electrónico citando el autor
Cualquier duda escríbenos a 321judaismo@gmail.com
Un comentario