31 de diciembre
El mundo (occidental) está pronto a cambiar de año: faltan muy pocos días para que esto suceda y por ejemplo, a través de la televisión, las celebraciones que se dan en cada uno de los diferentes lugares del mundo: sin embargo, ¿De dónde surge esta costumbre? ¿Por qué hacemos el cambio de año en esta época?
Todo inicia con Dionisio El Exiguo, también conocido como Dionisio el Enano, monje matemático, a quien el Papa Juan I, le ordena realizar el cálculo de la fecha del Natalicio de Jesús y con ello establecer una era que, muchos años más tarde, se conocería como la era cristiana; el utiliza como base el reinado de Herodes I el Grande, haciendo la deducción que Jesús nació en el año 753 que se conoció como a. u. c. (ab urbe condita) o sea, desde la fundación de Roma, ya que en ese momento, se utilizaba el calendario según la era en la que se encontraba el imperio romano: le propuso al Papa la utilización del nacimiento de Cristo como base para el cómputo, para que se llamara, a partir de ese momento, Año Dominis, o Año del Señor: (con ello sustituyó lo conocido como era Diocleciana) y, además, ideó lo que también se conoce como las Tablas Pascuales, a partir de las cuales girarían todas las festividades romanas. Ya para ese entonces se tenía como mandato, que las pascuas debían caer siempre en domingo, especialmente porque la Pascua judía no podía corresponder con viernes o sábado (por ser Shabat): de este modo lo estableció El Primer Concilio Ecuménico de la Iglesia cristiana, celebrado en Nicea, Asia Menor, en el año 325, en procura de que no coincidiera con la Pascua judía y trajese, a los cristianos de esa época, un sentimiento de minusvalía e inferioridad, ante el pueblo hebreo.
Otra de las cosas que se tuvo en cuenta para la creación de dicho calendario fue la Imposición, a partir de lo que se conocerá después como el año 153 antes de Cristo, que el año debería comenzar el primer día del mes de enero y no el primer día del mes de marzo, como se venía realizando.
El antecedente directo que tenemos para medir el tiempo, parte del calendario romano, el cual comenzó teniendo sólo 10 meses: 6 meses de 30 días y 4 de 31, para un total de 304 días de duración, basado en el movimiento solar, a pesar que ya se tenía el conocimiento de los antiguos egipcios quienes ya habían calculado que el año duraba 365 días y un cuarto adicional, distribuidos en doce meses: sólo gracias a la intermediación de Numa Pompilio, se agregan los dos meses faltantes pero queda con el problema de contar con 355: luego fue el Emperador Julio Cesar, entre los años 45 a 47 antes de lo que conocemos como la Era Común (no hay exactitud entre los historiadores), quien apoyado por los cálculos del astrónomo Sosígenes, adaptó los meses a las estaciones y, gracias a las mediciones, integró, en el mes de febrero, un día adicional cada 4 años, que lo llamo el bisextil y que con el tiempo se transformó en el nombre de bisiesto: así funcionó el calendario juliano, hasta el año de 1582, teniendo en cuenta que en el año 321, el emperador Constantino introdujo una novedad, la semana fue de siete días: con nombres, domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado y no con números o relacionados con algún evento y, el domingo (dies solis), a partir de ese momento, debía considerarse como día de descanso para adorar a Dios, en detrimento del sábado, tradicional no sólo entre los judíos, el naciente cristianismo y otros. Fue entonces, en el año de 1582, cuando, gracias a una Bula Papal, se origina el calendario Gregoriano, que se usa en todo el mundo, especialmente con fines comerciales.
Otro de los múltiples ajustes que sufrió el sistema actual de cuentas, fue el orden de los meses, dejando a enero como el primero y a diciembre, como el último, teniendo en cuenta que septiembre, que era el séptimo mes, terminó de noveno.
Otro más, se debe a la introducción del cero, el cual no hay precisión en los historiadores acerca de cuando sucedió: por consiguiente, nunca existió el año cero de la era común, y algunos creen que hasta el primer milenio, no sucedió la introducción de este número por consiguiente, para algunos de ellos, por cada diez años de nuestra cuenta actual, se pierde uno…además de los días que se perdieron o ganaron en los cambios de calendario, con cada reforma y hasta que el mundo finalmente se unificó con el calendario gregoriano, es posible que el 31 de diciembre no corresponda realmente a esa fecha ni el año 2014 probablemente corresponda, por cálculos matemáticos, al año que está por comenzar… Sin embargo, 321judaismo.com se une a la costumbre, y, en este nuevo ciclo que viene cargado de nuevas esperanzas, nuevas inquietudes, nuevas aspiraciones, como escribe Shlomo, que hay un tiempo para comenzar y uno para terminar, por ello desea paz, felicidad, salud y bienestar, riqueza espiritual para el mundo entero…
29 de diciembre de 2013 – 26 de Tevet de 5774