“Hashem es el Adonai, en el Cielo, arriba, y sobre la Tierra, abajo, no hay más”… (Devarim 4:39)
En la parashá de esta semana leemos el mandato que sintetiza el principio de la Unidad de Adonai (Devarim / Deuteronomio 4:39): “Y sabrás hoy, y lo llevarás hacia tu corazón, que Hashem es el Adonai en el Cielo, arriba, y sobre la Tierra, abajo, no hay más”
Realize it today and ponder it in your heart: God is the Supreme Being in heaven above and on the earth beneath – there is no other. Veyadáta haióm vahashevotá el lebavéja ki Adonai hu haElohim bashamáim mimaál veál haáretz mitájat éin od.
Con lo allí anotado mas lo que encontramos pocos renglones después, en la parashá, vemos cómo Moshé enseñó a los Hijos de Israel, la mitzvá de reconocer y creer en la Unicidad de El Eterno mediante la siguiente oración: «Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad /Oye Israel, Adonai es nuestro, Adonai es Uno».
Aquí existe un reconocimiento de que Adonai es uno, pero, está subdividido en tres aspectos, como lo indica la oración:
1) “En el Cielo” 2) “sobre la Tierra” 3) “no hay más”.
Encontramos una parte que probablemente no le vemos razón y es la frase “no hay más” ¿Qué significado tiene esta expresión?
Al respecto encontramos una explicación en el Midrash que dice: “Incluso en el espacio del mundo”. Se pregunta sobre esto (Shaar HaIjud VehaEmuná cap.1): ¿Cuál es la necesidad de detallar tanto? ¿Acaso se le ocurriría a alguien que hay un Adonai adicional?
Al analizar, encontramos en las enseñanzas del jasidismo la siguiente explicación1: Este versículo tiene como objetivo primordial no sólo negar la existencia de otra divinidad, sino la de esclarecernos que no hay existencia alguna fuera de El Todopoderoso. El Altísimo es la única y absoluta existencia que hay- tanto en el Cielo, como en la Tierra y también incluido allí, el espacio. ¿Por qué?
Porque la percepción del mundo y sus criaturas (luego de haber sido creados por Adonai) como poseedores de una existencia independiente, es una fantasía, producto de nuestra imposibilidad de ver la fuerza Divina que sostiene a toda la existencia. Si pudiéramos ver la verdad, veríamos que todo es Adonai y que Adonai es todo. La creación no posee existencia ni sostén propios puesto que fue creada de la nada. Por ende, toda su existencia – literalmente, cada instante- proviene de la fuerza Divina que la sostiene y llena2 . Por lo tanto, la verdad es que “no hay más fuera de Él” (Devarim / Deuteronomio 4:353).
¿Dudas? Jas veshalom, debemos estar seguros de absolutamente nada ni nadie tiene la capacidad de esconderse debajo de la tierra, en las aguas subterráneas o en el espacio; sin embargo, se nos entregó un mandato especial para que nos excluya a esta posibilidad; es por ello que, la advertencia es muy enfática, y en el contexto de toda la oración del Shemá Israel, se incluyen los términos de “y sabrás… y lo llevarás a tu corazón”, para recordar este concepto básico y fundamental. Esto lo podemos confirmar también con
1 Tania III, versión castellana Kehot Sudamericana, pág. 15 y cap.6 pág. 66
2 Cap. 2 en adelante (Tania III, versión castellana, pág. 21
3 A ti te fue mostrado esto para que supieses que el Eterno, El es, y no hay otro fuera de Él.
You are the ones who have been shown, so that you will know that God is the Supreme Being, and there is none besides Him. Atá horéta ladaát ki Adonai hu haElohim éin od milevadó.
las palabras de Rambam, en el Sefer HaMitzvot (Mitzvat Asé #2),donde describe que el verso del Shemá Israel se constituye en la fuente única de la creencia de la Unicidad de Adonai.
La oración del Shemá Israel, es la plegaria judía más famosa: se reza por la mañana y en la noche; también se lo recita antes de irse a dormir; es uno de los primeros textos judaicos que se le enseña al niño, y también es pronunciado cuando una persona finalmente, deja este mundo. Esta plegaria litúrgica consiste en 3 fragmentos extraídos de los libros del Deutoronomio, considerados como una reminiscencia del éxodo de Egipto, en donde se pueden encontrar sutiles referencias a los Diez Mandamientos. Cuando la revisamos más minuciosamente, encontramos una “orden” a través de las palabras «Veahávta et Adonai Eloheija» 4(Y amarás Hashem, tu Adonai), El Sifri da una explicación al respecto, diciendo que no sólo debemos estar de acuerdo con Su Unicidad, sino que, nuestra obligación es hacer que El Todopoderoso sea amado por otros, del mismo modo que lo hizo el Patriarca, Abraham. Esto lo confirma el Baal HaTurim, que señala que, las letras de «veahavta» son las mismas letras que la palabra «haavot», (Patriarcas). Abraham, con sus actos de bondad, propagó la palabra de El Eterno. La gente que veía a Abraham, percibía que era un individuo con cualidades similares a las de Adonai, un individuo que a través de su conexión con Hashem logró transformar su esencia.
Toda persona debería preguntarse: ¿Estoy realmente cumpliendo con la misión de reconocer a Adonai como el Uno? ¿Le estoy transmitiendo a los demás, la misma impresión? ¿La gente que me rodea, en el trabajo, en la calle, en mi sinagoga y en casa tiene la impresión que soy una persona que se transformó a través de su conexión con El Eterno? ¿Estamos nosotros cumpliendo cabalmente la mitzvá de «veahávta», causando que Adonai sea amado por otros?
Rashi nos enseña que, con esta oración creamos una clara referencia destinada a que el mundo entero reconozca a Adonai, de la siguiente forma: Adonai, quien es actualmente nuestro, finalmente se convertirá en Uno, el Señor de todas las naciones, del mismo modo como lo expresó el profeta Zajaria: «Aquel día Hashem será uno y Su nombre será Uno.» (14:9).Vehayá Adonai lemèlej al kol haáretz, bayóm hahú yihyé Adonai ejád, ushmó ejád.
En el Talmud encontramos una parábola, que nos deja una gran lección acerca de la importancia de esta oración: el tratado de Berajot, 61b relata cómo los romanos atraparon a Rabi Akiva enseñando Torá, lo que era una infracción, en esa época era punible con la pena de muerte. La muerte tortuosa que decretaron a Rabi Akiva consistía en desgarrarle la piel de su cuerpo usando peines de acero. Cuando los romanos comenzaron a lastimarlo con los peines, Rabi Akiva comenzó su servicio… El comenzó a recitar el Shema Israel. Su neshama (alma) salió de su cuerpo y dejó este mundo cuando pronunció la palabra «Ejad». Para Rabi Akiva, mientras estaba siendo torturado para morir, no había contradicciones. Hashem era Ejad. Es decir, aprendemos que un judío debe llegar a situaciones como el mismo sacrificio de su vida antes que negar la unicidad de Adonai, pues dicha negación es equivalente a practicar la idolatría.
Otra de las cosas que aprendemos de la plegaria Shemá, está relacionada con la frase central en la primera línea del Shemá es “Adonai es Uno”. Nos enseña el Talmud acerca de una costumbre acerca de “alargar” la manera en la que uno dice “Uno”: “Ejad”. (Onomásticamente sería Ejaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaadddddddddd). Quien alarga la palabra “Ejad”, entonces sus días y años también se alargarán. Las enseñanzas jasídicas explican, que “alargar”, significa pensar y meditar el significado interno del mundo.
4 Traducción:
Oye, Israel, Adonai es nuestro, Adonai es Uno.
[en voz baja] Bendito sea el nombre de la gloria de Su reino por siempre jamás.
Amarás a Adonai con todo tu corazón, con toda tu alma con toda tu fuerza. Y estas palabras que Yo te ordeno hoy estarán sobre tu corazón. Las enseñarás a fondo a tus hijos, y hablarás de ellas al estar sentado en tu casa y al andar por el camino, al acostarte y al levantarte. Las atarás como señal sobre tu mano y serán por recordatorio entre tus ojos. Las escribirás sobre las jambas de tu casa y en tus portones.
De la palabra Ejad aprendemos cuando descomponemos sus letras: Alef – es 1: El es el Único y el Todo del Mundo, Que da vida a todas las criaturas, es todo lugar y momento. Jet- es 8: Los 7 cielos y la Tierra. Dalet – es 4: Los cuatro puntos cardinales del mundo.
Esta unicidad que nos está indicando la palabra Ejad, es también una subdivisión que existe, simbólicamente, también en la vida de todo hombre. Cada persona es única, con características únicas: también hay un “cielo” en cada una de las personas, que corresponde a su alma Divina.
Hay una “tierra” representada por el cuerpo material, el cual es el recipiente propio para la luz del alma. Y también hay un “espacio del mundo”, equivalente a los cuatro puntos cardinales, que corresponden a todos los actos del hombre en el transcurso del día. Aprendemos de la Torá y sus libros complementarios que, hay que “introducir” a Adonai no sólo en el “cielo”- en la vida del alma, y no sólo “en la Tierra”- en el cuerpo material, sino también en el espacio del mundo- en todos los actos y emprendimientos del hombre. Todo debe estar al servicio y ser un medio para la Santidad Divina, y debe servir para preparar al mundo entero, en todos sus componentes, a ser un recipiente para la revelación de la verdad Divina absoluta, tal como se revelará en la verdadera y completa redención en la pronta venida del Mashíaj salvador de Israel.
Para complementar lo anterior, hay que nombrar un pasaje muy especifico en los libros llamados del Nuevo Testamento, muy utilizado por otras creencias independientes del judaísmo y que suelen decir que “el Antiguo Testamento es palabra vieja porque hay un nuevo pacto y por ende una nueva Israel”, en el que se le pregunta a Jesús (Yeshúa, Ieshu, etc.)¿Cuál es el primer mandamiento de todos? El les respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; Adonai es nuestro, Adonai uno es. Y amarás al Eterno con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todo lo que tú tienes. Este es el principal mandamiento.»
A través de lo anterior, nos damos cuenta que la Torá nos está mostrando, con esta oración, que no hay nada en sus escrituras que nos debe avergonzar. Cualquier mandamiento, incluso el más difícil de comprenderse, cuando es hecho con fe, honradez, y compromiso, hará de nosotros, una luz en las naciones y, como está escrito, reconocer Su Unicidad, permitirá Su revelación y la Completa redención.
Artículo terminado de elaborar el 13 de agosto de 2011 – 13 de MenajemAv de 5771
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