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PARASHA METZORA – PURIFICACIÓN DE LA LEPRA Y DEL LEPROSO

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PARASHA METZORA – PURIFICACIÓN DE LA LEPRA Y DEL LEPROSO

PARASHA METZORA – PURIFICACIÓN DE LA LEPRA Y DEL LEPROSO

Hashem le da a Moshé instrucciones para la purificación de la lepra y del leproso,en esta parasha.

Esta parasha se denomina Metzora, y las indicaciones que hay, se extienden hacia la purificacion de paredes u objetos que sufran de una situación semejante.

Lo que nosotros entendemos por lepra o tzaraat, es que ella, por si sola, no es una enfermedad natural, sino un castigo específico del cielo (por hablar lashon HaRá – la mala lengua).

Graias a ello, a el tzaráat lo entendemos también como una de las muchs maneras como se revela el poder del juicio celestial, y en este caso, es en forma de una mancha, que llamamos lepra.

También tenemos que tener en cuenta que, su curación se estimaa como el resultado de la intervención Divina.

En los libros de los profetas se nos enseña que Naamán, el general del rey de Aram, es curado por el profeta Elisha, quien le ordena siete abluciones en el río Jordán.

Por otro lado, el joven aprendiz del profeta, Guejazí, se contagia con la misma lepra, por haber recibido en contra de la voluntad del profeta, un regalo de Naamán.

Pero miraremos hoy lo que es la lepra en sí

Historia de la Lepra en la humanidad

La lepra, o Enfermedad de Hansen, como se conoce en los términos médicos, se conoce desde hace más de 3000 años.

Esta enfermedad se caracterizaba por cambios muy severos en el aspecto físico de los enfermos:

Produce manchas, tubérculos y los lepromas daban a la cara de un enfermo, un aspecto de león por lo que la enfermedad se llamó, inicialmente, leonina.

Su otra manifestación era produciendo hipertrofia de las capas dérmicas y subdérmicas, semejaba la piel de un elefante, por lo cual también se llamó elefantiasis.

En la historia de la medicina, inicialmente fue  interpretada como una maldición de dioses, o el castigo del pecado, o incluso se pensó que era una enfermedad hereditaria.

En la Mesopotamia, entre asirios, babilonios, acadios, elamitas y sumerios, se usó la palabra saharsubbu e isurbaa para significar “cuerpo cubierto de costras

En la India, dos de los médicos más famosos del siglo 1 antes de la Era común, Susruta y Charaka, mencionaban una enfermedad infecciosa,

Una de cuyas variedades producía la “pérdida del sentido del tacto” aunque hay descripciones en los Vedas que la datan desde el 6° milenio antes de la Era común

Hipócrates citó la Lepra y gracias a sus estudios, empezó a diferenciarla de otras enfermedades cutáneas.

El mismo le asignó el nombre de Lepra, palabra de origen griego que significa “escamoso”.

Esta enfermedad, tuvo múltiples denominaciones como: lepra de la Edad Media, lacería, mal rojo de Cayena, enfermedad de Crimea, mal de San Lázaro, lepra tuberculosa de Alibert y muchos otros.

Alrededor del año 583 de la Era común, una asamblea de obispos que se denomino El Concilio de Lyon, se crean los hogares de cuidado de estos enfermos y se denominó como leprosarios

Sólo hasta el año de 1873, fue que el médico noruego Gerhard Hansen vio el bacilo de lepra, por primera vez, bajo el microscopio y pudo probar que la lepra era una enfermedad infecciosa,

Pero fue sólo hasta  1879 cuando Albert Neisser, demostró en forma convincente la presencia de bacilos en el enfermo, y desde entonces se considera infecciosa.

La misma historia de la medicina ubica la lepra inicialmente en Asia, pero fue diseminada a Europa por los grandes conquistadores, como Alejandro Magno, y más aún con Las Cruzadas.

Ya en el año de 1958, en el Congreso de Tokio de 1958 fue cuando se clasificó esta enfermedad, con los términos con los que se conoce hoy en día.

Ellos son:

Lepra lepromatosa

Lepra Tuberculoide

Lepra indeterminada

Lepra Borderline o Dimorfa

Reacción leprosa

Los pacientes con esta enfermedad eran aislados en centros de confinamiento, lejos de las ciudades

Pero, a partir de 1970 luego de una conferencia en Malta, se desarrolló lo que se conoce como la terapia de la multidroga (MDT), avalada por la Organización Mundial de la Salud en 1981 que permitió el manejo y la cura de esta enfermedad, evitando así el aislamiento al que estaba expuesto el enfermo.

Hasta el momento, se conoce que el modo cómo logran infectarse los pacientes sanos, es por vía aérea; se hace por las secreciones nasales o bucales de los pacientes contaminantes.

Se sospecha de otros factores como la promiscuidad y las carencias alimentarias que producen reducción de la inmunidad celular.

Por último, factores genéticos, aún no aclarados en su totalidad.

Para la fecha, nos encontramos en medio de un programa desarrollado por la OMS que se denomina: Estrategia mundial para la lepra 2016–2020: Acelerar la acción hacia un mundo sin lepra.

Leprosos en el Tanaj

  • Miriam, la hermana de Moshé
  • Job o Iyob, porque está escrito que: “hirió a Job con una sarna maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza” y el afirmaba que:“mi piel se ha ennegrecido y se me cae, y mis huesos arden de calor”.
  • El rey Azarias, a quien “Hashem hirió con lepra, y estuvo leproso hasta el día de su muerte”
  • El rey Uzías u Ozías, quien “fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada”

¿Espiritualmente qué?

Hoy en día que la lepra es una enfermedad en algunos términos curable pero siempre tratable, no vemos una tzaraat como en la época de Moshé y de nuestros ancestros,

Pero

¿Cómo podríamos actuar si supiéramos que por ejemplo, por nuestro egoísmo, o por el Lashón HaRa,  podrían volver a nosotros en forma de erupciones en la piel o moho en nuestras casas?

Entonces es cuando recopilamos lo que nos enseñan nuestros sabios que nos dicen lo siguiente:

Aún existe una “lepra espiritual” muy difícil de combatir y manejar, la cual, surge de nuestro interior:

Lepra que depende de nuestro actuar, y se apodera de nosotros, comienza a destruirnos poco a poco desde el punto de vista moral y espiritual;

En pocas palabras empezamos con malos actos, malos hábitos y malas costumbres. que nos alejan, voluntariamente de los preceptos y de las mitzvot.

¿Entonces qué?

Entonces se necesitaba de un Cohen Gadol para limpiarnos

Pero ahora lo importante es que nosotros mismos nos demos cuenta de nuestra situación y no seamos dañados por dicho proceder.

Ello nos separa o nos aísla de la comunidad, pero.esa separación no es mala del todo:

Muy al contrario, es un periodo de reflexión necesario para preparar la vuelta.

Y es un periodo en el que debemos demostrar que hacemos teshuvá y que ella es sincera.

Queriendo indicar que nuestro interior se está limpiando.

La Torá prescribe que una persona con tzaraat necesita ir fuera del campamento de Israel antes de que pueda ser sanada.

Pero: ¿Qué nos puede enseñar esto acerca de aislarnos a nosotros mismos o a los demás cuando vemos o tenemos un comportamiento destructivo?

En el Tania, El Pardes del Rabino Moshé Cordovero, La Mishná y otros, se describe que en nuestra época actual, no existen tipos de personas como las descritas en la Torá, que puedan considerarse tan santos y tan completos  aunque tengan “pequeñas cantidades de maldad e imperfección” por lo cual no vemos personas que se afecten por esta manifestación.

Pero…

Pero podemos interpretar el tzaraat y la metzora, como un proceso de desintoxicación que nuestra alma debe pasar para eliminar todos los aspectos de la negatividad que tenemos como personas

Todos nuestros actos y nuestras palabras crean sobre nosotros y sobre nuestras almas una serie de costras que opacan su brillo…

A menudo hablamos y actuamos sin ninguna conciencia del efecto de lo que estamos haciendo o diciendo…

Estas son cosas que tienen poder y pueden y suelen impactarnos negativamente…

¿Que hay para hacer?

Hay tres niveles de nuestra alma que podemos desintoxicar.

Estos niveles son Nefesh, Ruaj y Neshamá.

Cada nivel del alma necesita ser sostenido constantemente con energía positiva para cumplir con el propósito de nuestra vida.

El primer nivel de nuestra alma, Nefesh, es sostenido por nuestras acciones.

Las acciones que creamos, que nos conectan con la positividad o la negatividad, dependen de nosotros; Es nuestra elección.

Cuando nuestras acciones están encaminadas hacia la bondad, el compartir y la generosidad, estamos llenando nuestra vasija con sustento positivo.

En el momento en que nuestras acciones se centran en la codicia, el egoísmo y la falta de sensibilidad, hemos abierto la puerta a la negatividad.

Esto cierra los canales espirituales en nuestras vidas.

Allí es cuando vemos que estas acciones han creado toxinas en nuestras vidas y han drenado, de alguna manera, nuestra energía.

La clave es entonces, que nos demos cuenta de que las acciones positivas que realizamos, como salir de nuestra zona de confort para ayudar a los demás, van a desintoxicar dicha negatividad.

El segundo nivel…

El segundo nivel de nuestra alma es Ruaj, que es sostenido por nuestras palabras… Qué hablamos y cómo lo hacemos..

Las palabras positivas que elegimos ayudan a elevar a los demás y proporcionan esperanza y compasión.

Cuando nos dedicamos sólo al lashón HaRa, como por ejemplo a través del chisme, creamos negatividad.

Hablar positivamente continuamente buenas cosas a nuestras vidas.

Para limpiar las toxinas causadas por el habla negativa, simplemente necesitamos cambiar nuestra conciencia y hablar positivamente.

Debemos abstenernos de participar en chismes.

Especialmente porque sabemos que el chisme afecta a 3 personas: Quien lo habla, quien lo escucha y el involucrado

Es muy simple lo que tenemos que hacer: hablar positivamente sobre los demás y así observaremos cómo florecen las relaciones en su vida.

El tercer nivel

El tercer nivel del alma es Neshama, que es sostenido por nuestros pensamientos.

Cualquier tipo de pensamiento, sean positivos o negativos, van a afectar nuestras relaciones con los demás.

Debemos tener cuidado con el tipo de pensamientos que permitimos en nuestra mente.

Es importante estar atentos y descartar los pensamientos negativos, alejarlos y no permitir que nos dominen.

Cuantos más pensamientos negativos tengamos mayores serán las toxinas que hemos creado en nuestra Neshamá.

No es fácil limpiar las toxinas en nuestra mente,

Tampoco es fácil evitar o aplacar los pensamientos negativos.

Sin embargo, si logramos transformar nuestros pensamientos de ira, codicia, negativismo y egoísmo en amor, compasión, positivismo y dignidad., serán mucho mejores nuestras relaciones con nuestros semejantes.

Poco antes habíamos mencionado a la teshuvá sincera como un mecanismo.

Hay muchos más.

A medida que eliminamos de la negatividad, abrimos las puertas a las bendiciones de la abundancia y la prosperidad.

Y esa es la importancia de esta parasha Metzorá.

La de cambiar todo lo que sea negativo, por acciones, pensamientos y palabras positivas.

Estaremos así, limpios y puros… sin lepra espiritual

12 de Abril de 2019

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Max Stroh Kaufman

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