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Estudiar la Tora

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Estudiar la Tora

La importancia de estudiar la Tora

El pueblo judío es conocido por ser muy brillante:

¿Cuál podría ser la causa de esto?

Que el pueblo judío ha sido un pueblo de libros, especialmente aquellos que tienen que ver con la sabiduría,  durante un período mayor a 4000 años, lo cual podría convertirse en una cantidad incalculable de libros leídos.

Pero, ¿De qué clase de sabiduría podríamos estar hablando?

De aquella sabiduría y conocimientos básicos del cómo es, cuándo es, qué hacer, con quién estar, dónde estar, etc.

Para ello existen miles y millones de aportes, entregados al pueblo judío a través de leyendas, ejemplos, parábolas e incluso, historias de la vida real, los cuales si se recogieran en textos, podríamos armar una extensa biblioteca (1) que está siempre a la disposición de  cada uno de nosotros y que siempre ha estado allí, a nuestro lado, esperando que dispongamos de ella.

Muchos podrían pensar que, al hablar de una extensión innumerable de textos, jamás seríamos capaces de terminarlos, pero, sólo uno, es el principio básico y fundamental de todos ellos, es la Torá.

La palabra Tora tiene en su etiología la palabra or, orá, que significan luz.

¿Qué importancia tiene esto? Que sus enseñanzas brillan y han brillado a través de los tiempos, mostrándonos e indicándonos cuál debe ser nuestro sendero y nuestra forma de ser y actuar.

Estudiar la Torá, se constituye entonces en una gran mitzvá si entendemos el concepto anterior y, es tal vez, la mitzvá más grande que tenemos en nuestras vidas…

¿Cuándo es el mejor momento para estudiar la Tora?

Dicen nuestros sabios a través de la siguiente reflexión: «Debes enseñarla a tus hijos y hablarles con palabras claras cuando estés en tu casa, cuando vas por la calle, cuando te acuestas y cuando te levantas» frase que sale de la misma Torá, en el libro de Deuteronomio…

Otra reflexión que tenemos parte de las palabras del Sifrí que nos dicen: Y las enseñarás diligentemente a tus hijos, porque  estos son tus alumnos».

Un judío debería estar siempre estudiando la Torá: en una jornada que podríamos catalogar como 24/7/365; por supuesto que hay que descansar, dormir, comer, entre otras cosas, para poder estar activo y con energías, para sentirse revitalizado y dedicarse, “de lleno” a este, considerado como su propósito principal.

Lo que sobre de tiempo, debería estar dedicado a la oración.

Esto es lo que permite a cada judío establecer una conexión directa con El Todopoderoso quien se encargará de entregarnos el complemento que falta para adquirir y manejar la sabiduría que la Torá enseña.

Por las “obligaciones” que nos impone la vida, sin embargo nuestros sabios han sugerido que se ajuste un horario por la mañana y un horario por la noche,  o, que al menos se tenga de una oportunidad de asistir a una escuela de enseñanza que haya en la localidad, sea una Yeshivá, o la sinagoga local con un compañero de estudios.

¿Quién debe estudiar la Tora?

¿Quién? El hombre rico, el hombre pobre, el que está sano y el que está enfermo; el joven y el viejo, el inteligente y el no tanto;  La Tora es la mejor herencia personal que tiene cada judío.

¿Qué y por donde estudiar?

Dicen también nuestros sabios a través de otra reflexión encontrada en el libro de Ética de los Padres o Pirke Avot, No es tu trabajo completar con la meta, pero no eres libre ni estás absuelto para no intentarlo”.

La forma quizás más práctica de empezar con el estudio es comenzar a través de las situaciones que más pueden impactar en la vida cotidiana, como el Shabat y las celebraciones; ellas podrían constituirse en el “trampolín” que nos lanza a querer estar cada vez más empapados de lo que la Torá implica en nosotros y en nuestro estilo de vida.

Esto es lo que podría empezar a generar un impacto, que nos genere un método de estudio y luego, permitiendo un pequeño instante de conexión espiritual, va a impactar, de modo definitivo, en nuestro ser y en nuestro interés por estar más “lleno de luz”

Debemos estar seguros, plenamente convencidos de que estudiar la Torá es una gran mitzvá, puesto que  gracias la observancia de la misma, el Santo, Bendito sea, nos prometió vida eterna.

Por esta razón decimos en las bendiciones antes de estudiar Torá: “Y la vida eterna que Él ha puesto en nosotros”.

Recordemos que debemos siempre permitir ese instante para estudiar la Torá, que como se explica previamente, es la luz que va a guiar nuestro sendero y no seamos solo lectores de Biblia, cuyo nombre está implícito la palabra Babel, que en hebreo traduce “confusión”.

Recordemos también las palabras de Rabí Yojanán ben Zakai (2) ,por intermedio de las enseñanzas que recibió de Hilel y Shamai y que fueron consignadas en el libro Ética de nuestros Padres, Pirké Avot: “Si has estudiado mucha Torá, no te enorgullezcas, ya que ese es el propósito por el que has sido creado”

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(1) Cuando hacemos la comparación con las bibliotecas «de antaño» con libros físicos y no memorias, discos duros, racks, espacio en la nube etc.

(2)     Discípulo predilecto de Hilel, vivió entre los años -37 a 83 de la Era Común.

 

Publicado 24 de Shevat de 5772 – 18 de Febrero de 2012

 

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