Hitbodedut
Personas no judías, muy queridas han escrito a nuestro correo con la inquietud de saber si en el judaísmo existe algún momento especial en el cual pueda haber una especie de “retiro espiritual” que permita un momento de conexión con El Eterno,
Esto es lo que ellos comúnmente llaman “vigilias”
Nuestra respuesta a dicha inquietud se conoce con el nombre de Hitbodedut.
Personalmente quisiéramos aclarar con un par de ejemplos, en el cual Jesús (Yeshu- Yeshúa), hace varios “reclamos:” por ejemplo, ¡Abba, láma sabactáni!
Otro de estos ejemplos, es el momento en el cual Jesus, Yeshu o Yeshúa despierta a sus discípulos y los estimula a continuar con sus oraciones, y un tercer momento, se presenta cuando se refiere a “retirarse a sus oraciones” en la mitad de la noche…
Veamos un par de citas de dichos textos:
– Pero tú cuando ores, entra en tu aposento y cerrada la puerta, ora a Tu padre que está en secreto. Porque Tu Padre ve lo que está en secreto y él te recompensará.
– «Cuando estén orando, no sean prolijos, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que necesitan antes de pedírselo. «
Esto es conocido en el judaísmo como Hitbodedut…
Entendemos como Hitbodedut , el momento más elevado de ser humano, en el cual eleva sus oraciones: es un momento en el cual el hombre debe fijar una hora o más, de cada uno de sus días, para aislarse en una habitación o en el campo, para hablar con el Todopoderoso.
Su estructura, como la conocemos hoy en día, se le debe al rabino Najman de Breslev, pero es mucho más antigua que eso,
Nos enseñan nuestros sabios que el rey David ya ha elogiado al proceso de Hitbodedut cuando dijo (Tehilim 55, 7-8):
«¿Quién me diera las alas de una paloma para que yo pudiera volar y vivir lejos y se encuentran en el desierto para siempre, Selah.»
Durante esos momentos, el hombre debe transmitir todo lo que tiene guardado en su corazón, mediante palabras de súplica y gracia, en su propio idioma, en su propio lenguaje, para que las palabras fluyan con mayor facilidad.
Esto debe hacerse, de preferencia, en voz alta, como si se estuviera hablando con un amigo.
Ese momento de encuentro con El Eterno,
Es para desarrollar una relación especial con el Todopoderoso…
En el que expresamos nuestro anhelo de tener una relación llena de gozo…
Y en la que se procura demostrar nuestro amor, admiración por lo que Él es y lo que Él hace.
Podríamos pensar de que no existe ningún protocolo para estar en conexión directa con Nuestro Creador, pero si se hace una comparación con el momento en que vamos a tener una entrevista personal con alguien importante…
Allí hay una fase en la que se “rompe el hielo” y otro momento en el cual se habla de aspectos generales y, por último, cuando “se llega al tema central” y, es por ello que podemos dividirlo en etapas:
La primera de ellas, se encarga de dedicar unos minutos de alabanza a todo lo grande y maravilloso que es El eterno y todo lo que hace por nosotros.
La segunda de ellas, en la que confesamos nuestras transgresiones y errores,
Aquí definimos el arrepentimiento por el pasado y hacemos un compromiso porque, de este momento en adelante estaremos con todas nuestras mejores intenciones y toda nuestra voluntad para no repetir estas transgresiones…
Suplicamos por el apoyo que El Eterno nos va a dar para que cumplamos con nuestro propósito.
La tercera, es la que se encarga de pedir al Todopoderoso para que esté siempre proporcionándonos su guía y asistencia tanto en forma espiritual, como material.
Podríamos hablar de una cuarta fase en la cual no hay que preocuparse por el tiempo, es decir, por ejemplo, si la conversación demora cinco minutos:
Por ser una práctica diaria, se perfecciona con el tiempo y puede llegar a ser hasta de varias horas.
Uno de los aspectos sobre los cuales el Rabino Najman escribió acerca de la hitbodedut es el siguiente hecho: dice que cada uno de nosotros debe orar por todo.
Si la ropa se rompe y tiene que ser reemplazada, ruegue al Eterno que le supla por una nueva.
Hay que hacer esto para todo.
Hay que hacer un hábito de orar por todo lo que se necesita, sin importar si es grande o es pequeño.
Las oraciones principales deben ser los fundamentos para que El Todopoderoso nos ayude en nuestra devoción y que podamos ser dignos de acercarnos a él.
Sin embargo, también debemos orar, incluso para cosas triviales.
HaShem nos da la comida, la ropa y todo lo necesario, aunque no se lo estemos reclamando.
En esa fase podríamos ser comparados con un animal cualquiera, porque HaShem se encarga de dar, a cada ser vivo, su pan.
Solamente, a través de la oración, es que nuestro estilo de vida deja de ser como la de las bestias del campo.
Para que un hombre pueda obtener todas las necesidades de la vida, El Eterno se las concede sólo a través de la oración.
Para describir el poder del Hitbodedut existe una leyenda parcialmente descrita en el Talmud, que cuenta acerca de un rey, Hiskiahu, quien era un Rey Tzadik, un rey piadoso que había realizado una campaña de educación a toda la nación judía.
Se dedicó exclusivamente para formar a los niños en el camino del bien, de la ética, de la moral, de las tradiciones.
Su hijo, Menashé, al tomar el trono que dejó su padre, se convirtió en la antítesis de lo que él había sido.
Durante 50 años, pecó e hizo pecar al pueblo sin que quedara rastros de lo que su padre había sembrado; no se permitía la tradición, la ética, la moral.
En una oportunidad a Menashé, en una de sus guerras, lo tomaron prisionero los enemigos, y por su maldad, ellos, se quisieron vengarse de lo que él había realizado.
Lo colocaron en una especie de olla gigante;
Esta olla era como un colador, tenía orificios en su base, y estaba apoyada sobre una enorme fogata y empezaron a calentarla:
En un principio, como el fuego no penetraba tanto, Menashé no sufría del calor ni de las quemaduras.
Sin embargo, llegó un momento en el que empezó a sufrir tanto, que empezó a invocar a todos los dioses existentes, para que lo salvaran:
Como nada sucedió, empezó a invocar al Todopoderoso, el Elohim de Israel.
Los ángeles obstruyeron todos los caminos por los cuales son conducidos los rezos al cielo.
Todos los ángeles del universo se pusieron de acuerdo en cerrar en ese momento todos los senderos de los rezos y no permitir que penetre en el cielo ningún rezo de ningún ser humano que pudiera interceder por Menashé .
A pesar de todos estos esfuerzos, El Eterno creó un sendero nuevo en ese momento que los ángeles no lo conocían; y la tefilá (oración) de Menashé entró en ese sendero y llegó hasta Él.
Teniendo en cuenta que, durante 50 años pecó e hizo pecar al pueblo, su kavaná (intención), su hitbodedut (plegaria a solas), permitió un camino de Teshuvá (retorno) hacia el bien, orientado por el Yétzer haTov (el buen instinto), y HaShem lo acepta.
Cuenta que el milagro hizo que la olla con los orificios, empezara a flotar, volar, y aterrizara en el jardín de su palacio.
A partir de ese momento, volvió al buen camino y empezó a tratar de remediar los errores que había cometido.
El hitbodedut ayuda a eliminar las frustraciones que surgen de la presión de las emociones, sin tener dónde descargarlas.
HaShem está siempre íntimamente cerca, pues Él reside en nuestro corazón dentro de nuestro espacio vacío; como tenemos un mandamiento en la Torá, Deuteronomio / Devarim11:33 que dice:
”Servid a Adonai con todo vuestro corazón,” tendremos la seguridad que El Eterno siempre escucha.
Entonces, el hitbodedut, que podemos llamar como el lado dulce de comunicarse con El Eterno, para agradecerle, es como tener dinero: es fácil acostumbrarse a el.
Pruébalo, que te va a gustar.
Artículo terminado de elaborar el 25 de Septiembre de 2011 – 26 de Elul de 5771
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