Parasha Beshalach 2014
Está escrito en la Parashá (Beshalach):
Mas tú, alza tu vara y extiende tu mano sobre el mar y hiéndelo, para que vayan los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
Veatá harém et matjá uneté et yadéja al hayám uvekaéhu veyavóu benei Israel betój hayám bayabashá.
Rememoramos en esta parashá entonces, el paso del Pueblo de Israel en medio del mar:
¿A qué costo?
¿Qué beneficios podemos obtener de ello?
Repasemos la historia de Najshón Ben Aminadav:
Los judíos en ese momento, se ven involucrados en una situación de alto riesgo: los egipcios están tormentosamente cerca y algunos de ellos suplicaban porque se les permitiera regresar a Egipto en lugar de tener que fallecer en el desierto:
Sin embargo, Najshón, de la tribu de Yehudá, decide meter sus pies al mar, en una actitud que nuestros sabios llamaron mesirut néfesh (autosacrificio o entrega total)…
Najshón continúa su caminar hasta que el agua le llega a los tobillos, a las rodillas, a la cintura, e incluso su pecho, y el mar, no se abre.
Najshón no se rinde:
Continúa su caminar y el agua le llegaba hasta el cuello, finalmente, a las narices, en ese último momento…
El Mar Rojo, Mar de los Juncos o el Yam Suf, se abrió:
En ese instante, Najshón pasó a través del mar, y todos los judíos corrieron detrás de él.
Cuando Najshón ingresó al mar, no pensó en sí mismo o en su realización personal, sea material o espiritual;
Él sólo podía suponer que existían metas, al final del Éxodo, que eran, la Entrega de la Torá y el paso a la Tierra Prometida.
Por consiguiente, su único deseo fue el de llegar al otro lado.
No importan los obstáculos, su resolución no se vería debilitada.
Ni siquiera el mar podría interponerse entre él y las promesas de HaShem; era consciente de una única cosa: obedecer el mandamiento del Todopoderoso.
La Partición del Mar nos trae una o quizás varias enseñanzas:
Primero, es reconocer que cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir y a que nos esforzarnos en conocerla, para poder hacer de ella, una realidad:
Nuestros sabios nos enseñan que lo que hagamos, repercute en todo el universo…
Por ello, nuestra misión tiene que ser realizada con toda la dedicación que se merece…
Porque de ello depende el cumplimiento de la promesa que el Todopoderoso nos tiene destinado, sea en este mundo y con mayor razón, en el Olám HaBa, el mundo venidero…
Quizás otra enseñanza es que debemos estudiar y diseminar la palabra de la Torá (como ya habíamos revisado en un artículo anterior),
No sólo por el hecho de que el Eterno nos ha puesto como Luz entre las Naciones, sino porque somos una Nación de Sacerdotes;
Ello implica que, estudiando y diseminando la palabra de la Torá hacemos que cada día se vea más cerca el final de nuestro éxodo, la llegada de la Era de la Redención y del Mashíaj, la cual se hará manifiesta a través de un milagro paralelo al de la Partición del Mar, que encontramos en Isaías / Yesháia 11:15 donde está escrito:
«HaKadosh Baruj Hu, levantará Su mano sobre el río (Éufrates) con Su viento potente y lo partirá en siete arroyos» .
Cumplamos pues, con nuestra misión… con el ejemplo de Najshón ben Aminadav.
08 de Enero de 2014 – 07 de Shevat de 5774
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