Matzá y Cábala
La Matzá es conocida con el nombre de el «pan de la aflicción», el pan del hombre pobre, (1) el pan de los esclavos, pero también, es el “pan de la liberación”.
La Matzá es la expresión más básica del pan ya que tiene sólo 3 elementos:grano, agua y fuego (no incluye el material para leudar) Cualquier adición de sabor y/o edulcorante invalidaría su utilización en el Seder. Y aún así, simboliza la libertad y el proceso de adquirirla.
En su proceso de elaboración, si se le permitió a la mezcla de harina y agua estar en contacto por más de 18 minutos, el proceso de fermentación inicia y ya no es una Matzá apta.
Igualmente, si la masa hecha de harina y agua que se deja por más de 18 minutos antes de que esté completamente horneada, ella, la Matzá, se convierte en jametz.
Estos hechos tan simples, nos enseñan que el control que tiene El Eterno sobre la naturaleza, y sobre la historia, está por encima y más allá de los obstáculos y las limitaciones del tiempo.
Por razones de su simpleza, mucha gente suele “rechazar” la matzá de alguna manera, como por ejemplo, llegar a decir que “no sabe a nada,” mientras que otros simplemente, se adhieren a la referencia del pan del pobre, para “no querer saber nada de la matzá:
Sin embargo, encontramos en el Zohar que La Oración del Pobre, es la oración más importante:
Ella sobrepasa a todas las demás y recibe atención inmediata del Creador, porque contiene “códigos específicos que proveen una conexión especial con el Todopoderoso”
el Zohar también se refiere a la matzá como el “alimento de fe”.
Esto es porque a diferencia del jametz, que leuda por sí mismo, la matzá no hace nada por sí misma.
Todo es hecho por su creador. Igual como entra al horno, así mismo es como sale.
El mensaje de la matzá es que el mundo natural no se maneja solo, sino que todo es manejado por el Creador.
El Maharal (siglo 16) da algo de claridad al significado de las palabras “léjem aní”, que él traduce como “el pan de la pobreza”,diciendo que no es la pobreza lo que puede afectar, sino la “falta de algo”:
Ese algo se ve experimentado en la dependencia que incluso nosotros mismos nos hemos impuesto: estamos bajo su dominio y necesitamos pedir permiso para hacer algo, no somos libres:
Un ejemplo de ello esta dado en que nuestras “necesidades” incluyen comer afuera, entonces debemos ganar lo suficiente para comer afuera, vivir cerca de buenos restaurantes, invertir el tiempo para pensar y encontrar esos restaurantes, etc.
En ese momento, nuestra libertad está restringida por nuestras “necesidades”.
Cuanto más necesitamos “aprobación social”, menos podemos hacer lo que es correcto.
Cuanto más necesitamos controlar a otros, menos genuinas son las amistades que podemos mantener, y así sucesivamente.
Mientras más dependemos del automóvil para movilizarnos así sea por pequeños espacios, más esclavos nos hacemos de él:
En palabras de nuestros sabios: “acumular posesiones es acumular preocupaciones“. O en lenguaje coloquial, “más dinero, más problemas”.
Ello no quiere decir que no debemos tener “posesiones ni aspiraciones materiales,” puesto que el mismo Seder implica un banquete festivo y un comportamiento de reyes:
Debemos es manejar las cosas sin limitaciones, con libertad, la libertad de la Matzá
La analogía siguiente nos da un ejemplo de ello: El mochilero tiene un rango de viaje mucho más amplio que el que sólo viaja en avión.
Entonces, a menor cantidad de necesidades, mayor es nuestra libertad para actuar de acuerdo a nuestros principios y para hacer lo correcto.
Y cuando alcanzamos la libertad absoluta, la riqueza y los bienes que El Eterno nos ha dado, se convierten en herramientas para el crecimiento y para alcanzar logros, en lugar de ser “cadenas de necesidades” que deben ser satisfechas.
Volviendo a la Matzá como símbolo, nos encontramos que, en el seder, realizamos dos bendiciones sobre la matzá:
La primera, directamente conocida como Bendición del pan, en la que se toman las tres matzot que están en la bandeja, y se recitar la bendición de Hamotzí:
Baruj Atá Adonai Elohéinu melej haolam hamotzí léjem min haáretz.
Entendemos que la palabra Léjem (pan) contiene las mismas letras de Lójem (guerrero):
De allí podemos inferir que, el pan, contiene la energía que desata tanto lo bueno como lo malo.
Si nuestro propósito es sólo satisfacer una necesidad física, el mal prevalece.
Pero si lo hacemos para obtener energías para servir al Creador, entonces el bien se impone.
La segunda, directamente sobre la Matzá: Bendición del pan ácimo:
Barúj Atá Adonai Elohéinu mélej haolám asher kideshánu bemitzvotáv veztivánu al ajilát matzá.
Se parte la matzá superior por la mitad y se come con el pedazo del medio (al menos un trozo de hasta 30g, con el que se recuerda que nuestros antepasados salieron de Egipto con mucha prisa, sin tener tiempo para que la masa de sus panes leudara.
En libertad, el primer pan que probaron fue la matzá, que desde el punto de vista místico es ejemplo del ego desinflado y de humildad, y, así, sin arrogancia, nuestro pueblo aceptó su libertad y apreció mejor los dones de la vida.
Aprendamos de la Matzá a ser libres, desde el punto de vista espiritual, y vivamos no sólo este Pesaj, sino el resto de nuestras vidas, con libertad
Jag Pesaj Sameaj
Editado por 321judaismo.com
Un comentario
Shalom
Bendiciones, muy importante